El Consejo de Decanos de Pedagogía del CRUCH solicitó al ministerio de Educación elaborar una política pública en la formación de profesores, con medidas como un mínimo de puntaje para las postulaciones y atrasar la discusión sobre una prueba Inicia vinculante.
La discusión tiene su antecedente más inmediato en los malos resultados que obtuvieron los estudiantes en la última prueba Inicia, donde un 69 por ciento de los egresados de Pedagogía Básica no posee los conocimientos necesarios que deben enseñar.
Por ello, María Zúñiga, presidenta del Consejo de Decanos de Pedagogía del CRUCH, solicitó al ministro de Educación, Harald Beyer, elaborar una política pública de formación de profesores que establezca, por ejemplo, un piso mínimo de 500 puntos en la postulación.
Este requisito se cumple en las universidades del CRUCH pero no en otras instituciones, lo que es “una cuestión de principios”, según la decana de la Facultad de Humanidades de la Universidad de La Serena. “Si queremos que vengan los mejores a educación, partamos con un mínimo en la postulación de ingreso”, señaló María Zúñiga.
Sumado a esto, demandó mejorar esta evaluación o crear otros instrumentos que midan la formación educativa desde una perspectiva más integral: “No todo es número, hay dimensiones que son bastante más intangibles y que tienen que ver con las dimensiones humanas de la profesión. Hay muchos resultados que no son medibles con las pruebas. Yo trabajo en una universidad -creo representar a las universidades regionales en este sentido- y es una realidad que tenemos puntajes más bajos que Santiago, pero tenemos muy buenos egresados. A lo mejor nunca llegaron a ser los más brillantes con 700 puntos, pero tenemos muy buenos profesores que hacen patria día a día en las escuelas del campo y de pueblos chicos”, dijo.
La académica pidió también un tiempo para poner a punto a las escuelas con los estándares de calidad que exige la prueba Inicia e informó que están elaborando mejores criterios para el sistema nacional de acreditación.
El ministro Beyer respondió a estas inquietudes y señaló que los tiempos para adaptarse no pueden ser muy largos, porque la situación, aludiendo a los malos resultados, “no puede seguir esperando”.
Además, mostró ciertas dudas respecto a un puntaje mínimo de ingreso, ya que “cuando uno los mira y los compara con el valor que aportan las instituciones, no parece que haya una correlación muy grande”.
“Suele suceder que hay universidades que aceptan alumnos de bajos puntajes y agregan mucho valor. Por lo tanto, esto tiene que ser fruto de un análisis cuidadoso. Pero nosotros estamos disponibles eventualmente para avanzar en esa dirección y tener más requisitos de ingreso que pueden ser de esta naturaleza o pueden tener que ver con las notas o el ranking de los establecimientos. Tenemos que ser cuidadosos y elegir los instrumentos más apropiados”, indicó.
Además, informó que el ministerio está trabajando en un nuevo Sistema Nacional de Acreditación que será presentado al Congreso entre septiembre y octubre, el cual será más exigente con las universidades: “No podemos seguir teniendo los resultados que estamos teniendo en las pruebas Inicia. Se necesita preocuparse mucho más de la formación. Más allá de trabajar conjuntamente, ellos tenían que aceptar el desafío de que vamos a ir a un modelo de muchas mayores exigencias, tanto a través de la instalación de la prueba Inicia obligatoria y habilitante como a través de un nuevo sistema de acreditación que va a apuntar a ser mucho más exigente con las carreras de Pedagogía y en general con el sistema de educación superior”, explicó.
Sobre el proyecto que modifica la prueba Inicia, de voluntaria a vinculante, Beyer sostuvo que la intención de su cartera es “apurar” su tramitación, lo que, de alguna manera, desatiende el llamado realizado por el Consejo de Decanos de Pedagogía del CRUCH para dar más tiempo a las escuelas.
El Consejo de Decanos de Pedagogía del CRUCH solicitó al ministerio de Educación elaborar una política pública en la formación de profesores, con medidas como un mínimo de puntaje para las postulaciones y atrasar la discusión sobre una prueba Inicia vinculante.
La discusión tiene su antecedente más inmediato en los malos resultados que obtuvieron los estudiantes en la última prueba Inicia, donde un 69 por ciento de los egresados de Pedagogía Básica no posee los conocimientos necesarios que deben enseñar.
Por ello, María Zúñiga, presidenta del Consejo de Decanos de Pedagogía del CRUCH, solicitó al ministro de Educación, Harald Beyer, elaborar una política pública de formación de profesores que establezca, por ejemplo, un piso mínimo de 500 puntos en la postulación.
Este requisito se cumple en las universidades del CRUCH pero no en otras instituciones, lo que es “una cuestión de principios”, según la decana de la Facultad de Humanidades de la Universidad de La Serena. “Si queremos que vengan los mejores a educación, partamos con un mínimo en la postulación de ingreso”, señaló María Zúñiga.
Sumado a esto, demandó mejorar esta evaluación o crear otros instrumentos que midan la formación educativa desde una perspectiva más integral: “No todo es número, hay dimensiones que son bastante más intangibles y que tienen que ver con las dimensiones humanas de la profesión. Hay muchos resultados que no son medibles con las pruebas. Yo trabajo en una universidad -creo representar a las universidades regionales en este sentido- y es una realidad que tenemos puntajes más bajos que Santiago, pero tenemos muy buenos egresados. A lo mejor nunca llegaron a ser los más brillantes con 700 puntos, pero tenemos muy buenos profesores que hacen patria día a día en las escuelas del campo y de pueblos chicos”, dijo.
La académica pidió también un tiempo para poner a punto a las escuelas con los estándares de calidad que exige la prueba Inicia e informó que están elaborando mejores criterios para el sistema nacional de acreditación.
El ministro Beyer respondió a estas inquietudes y señaló que los tiempos para adaptarse no pueden ser muy largos, porque la situación, aludiendo a los malos resultados, “no puede seguir esperando”.
Además, mostró ciertas dudas respecto a un puntaje mínimo de ingreso, ya que “cuando uno los mira y los compara con el valor que aportan las instituciones, no parece que haya una correlación muy grande”.
“Suele suceder que hay universidades que aceptan alumnos de bajos puntajes y agregan mucho valor. Por lo tanto, esto tiene que ser fruto de un análisis cuidadoso. Pero nosotros estamos disponibles eventualmente para avanzar en esa dirección y tener más requisitos de ingreso que pueden ser de esta naturaleza o pueden tener que ver con las notas o el ranking de los establecimientos. Tenemos que ser cuidadosos y elegir los instrumentos más apropiados”, indicó.
Además, informó que el ministerio está trabajando en un nuevo Sistema Nacional de Acreditación que será presentado al Congreso entre septiembre y octubre, el cual será más exigente con las universidades: “No podemos seguir teniendo los resultados que estamos teniendo en las pruebas Inicia. Se necesita preocuparse mucho más de la formación. Más allá de trabajar conjuntamente, ellos tenían que aceptar el desafío de que vamos a ir a un modelo de muchas mayores exigencias, tanto a través de la instalación de la prueba Inicia obligatoria y habilitante como a través de un nuevo sistema de acreditación que va a apuntar a ser mucho más exigente con las carreras de Pedagogía y en general con el sistema de educación superior”, explicó.
Sobre el proyecto que modifica la prueba Inicia, de voluntaria a vinculante, Beyer sostuvo que la intención de su cartera es “apurar” su tramitación, lo que, de alguna manera, desatiende el llamado realizado por el Consejo de Decanos de Pedagogía del CRUCH para dar más tiempo a las escuelas.
El Consejo de Decanos de Pedagogía del CRUCH solicitó al ministerio de Educación elaborar una política pública en la formación de profesores, con medidas como un mínimo de puntaje para las postulaciones y atrasar la discusión sobre una prueba Inicia vinculante.
La discusión tiene su antecedente más inmediato en los malos resultados que obtuvieron los estudiantes en la última prueba Inicia, donde un 69 por ciento de los egresados de Pedagogía Básica no posee los conocimientos necesarios que deben enseñar.
Por ello, María Zúñiga, presidenta del Consejo de Decanos de Pedagogía del CRUCH, solicitó al ministro de Educación, Harald Beyer, elaborar una política pública de formación de profesores que establezca, por ejemplo, un piso mínimo de 500 puntos en la postulación.
Este requisito se cumple en las universidades del CRUCH pero no en otras instituciones, lo que es “una cuestión de principios”, según la decana de la Facultad de Humanidades de la Universidad de La Serena. “Si queremos que vengan los mejores a educación, partamos con un mínimo en la postulación de ingreso”, señaló María Zúñiga.
Sumado a esto, demandó mejorar esta evaluación o crear otros instrumentos que midan la formación educativa desde una perspectiva más integral: “No todo es número, hay dimensiones que son bastante más intangibles y que tienen que ver con las dimensiones humanas de la profesión. Hay muchos resultados que no son medibles con las pruebas. Yo trabajo en una universidad -creo representar a las universidades regionales en este sentido- y es una realidad que tenemos puntajes más bajos que Santiago, pero tenemos muy buenos egresados. A lo mejor nunca llegaron a ser los más brillantes con 700 puntos, pero tenemos muy buenos profesores que hacen patria día a día en las escuelas del campo y de pueblos chicos”, dijo.
La académica pidió también un tiempo para poner a punto a las escuelas con los estándares de calidad que exige la prueba Inicia e informó que están elaborando mejores criterios para el sistema nacional de acreditación.
El ministro Beyer respondió a estas inquietudes y señaló que los tiempos para adaptarse no pueden ser muy largos, porque la situación, aludiendo a los malos resultados, “no puede seguir esperando”.
Además, mostró ciertas dudas respecto a un puntaje mínimo de ingreso, ya que “cuando uno los mira y los compara con el valor que aportan las instituciones, no parece que haya una correlación muy grande”.
“Suele suceder que hay universidades que aceptan alumnos de bajos puntajes y agregan mucho valor. Por lo tanto, esto tiene que ser fruto de un análisis cuidadoso. Pero nosotros estamos disponibles eventualmente para avanzar en esa dirección y tener más requisitos de ingreso que pueden ser de esta naturaleza o pueden tener que ver con las notas o el ranking de los establecimientos. Tenemos que ser cuidadosos y elegir los instrumentos más apropiados”, indicó.
Además, informó que el ministerio está trabajando en un nuevo Sistema Nacional de Acreditación que será presentado al Congreso entre septiembre y octubre, el cual será más exigente con las universidades: “No podemos seguir teniendo los resultados que estamos teniendo en las pruebas Inicia. Se necesita preocuparse mucho más de la formación. Más allá de trabajar conjuntamente, ellos tenían que aceptar el desafío de que vamos a ir a un modelo de muchas mayores exigencias, tanto a través de la instalación de la prueba Inicia obligatoria y habilitante como a través de un nuevo sistema de acreditación que va a apuntar a ser mucho más exigente con las carreras de Pedagogía y en general con el sistema de educación superior”, explicó.
Sobre el proyecto que modifica la prueba Inicia, de voluntaria a vinculante, Beyer sostuvo que la intención de su cartera es “apurar” su tramitación, lo que, de alguna manera, desatiende el llamado realizado por el Consejo de Decanos de Pedagogía del CRUCH para dar más tiempo a las escuelas.
