La reflexión sobre la belleza y la creación es el tema del filólogo Rafaelle Pinto, profesor de la Universidad de Barcelona quien ha creado una suerte de grupo de estudio llamado La Academia de las Musas. Su público es mayoritariamente adulto y en buena medida femenino, lo que permite establecer con algunas de ellas una relación individual impulsada por su fascinación por la belleza. Guerín regresa a su delicada exploración del erotismo –tan presente en En la ciudad de Sylvia–, que se despliega aquí a través de las estrategias de Pinto para sobrepasar tenuemente los límites puramente académicos entre él y sus alumnas. Lo más notable es su manera de construir ese mundo poco explorado sobre la atracción que genera la investidura intelectual, restituyendo una idea presente en buena parte de la cultura europea y su opción de hacerlo a partir de un relato que se debate entre ficción y documental.