Diputado Fuad Chahin: "La Nueva Mayoría se acabó"

El jefe de bancada de diputados de la DC, Fuad Chahin, afirmó en entrevista con Radio y Diario Universidad de Chile que, en los hechos, "no existe la Nueva Mayoría". A su juicio, la coalición está llegando "a una situación límite donde hay una anarquía total que pone en juego la gobernabilidad".

El jefe de bancada de diputados de la DC, Fuad Chahin, afirmó en entrevista con Radio y Diario Universidad de Chile que, en los hechos, "no existe la Nueva Mayoría". A su juicio, la coalición está llegando "a una situación límite donde hay una anarquía total que pone en juego la gobernabilidad".

En entrevista con la primera edición de Radioanálisis, el diputado democratacristiano Fuad Chahin calificó como “imprudente” la querella presentada por la Presidenta Michelle Bachelet contra la revista Qué Pasa, además de referirse a la Nueva Mayoría como un conglomerado que, en la práctica, ya llegó a su fin.

Uno de los temas que discute todo el mundo: la querella de la Presidenta contra la revista Qué Pasa. ¿Cómo la pondera usted?

Yo creo que se le ha dado demasiado dramatismo al ejercicio de un derecho que cualquier persona tiene: acá no se ha impuesto ningún tipo de sanción ni nada a esta revista: la Presidenta siente conculcado el derecho a su honra y lo que hace es ejercer una acción judicial para que un tercero imparcial, que es un tribunal de justicia, pueda definir si efectivamente en este caso se vulnera el derecho al honor, a la honra de la Presidenta de la República o simplemente estamos en el marco de un ejercicio del derecho a la libertad de expresión, libertad de información. Eso tienen que resolverlo los tribunales y nadie podría criticar que una persona que se sienta afectada pueda ejercer un derecho tan fundamental como recurrir a la justicia. En mi caso, yo no me hubiese querellado por una razón de prudencia, porque justamente lo que se iba a generar era una polémica como la que se ha generado que, a mi juicio, no le hace bien a la Presidenta ni al clima que estamos viviendo en el país. Yo no me hubiese querellado, porque al final vemos que el ejercicio mismo de la acción es lo que ha generado más polémica que la aparición de esa escucha telefónica que el propio fiscal había dicho en su momento que él tenía la convicción de que Juan Díaz sabía que estaba siendo grabado e hizo esa declaración con el objeto de tratar de involucrar a la Presidenta sin que existiera ningún antecedente al respecto en la cartera investigativa. Fue un error, fue imprudente. Además, si era una acción de carácter personal y no en razón de su investidura, claramente esto debió ser anunciado por sus abogados y no por el vocero de Gobierno.

¿Hubiera sido preferible querellarse contra Juan Díaz, que es el autor de estas afirmaciones, y no contra el medio de comunicación que las publicó?

Eso es parte de la estrategia judicial de los abogados, esa no es una decisión que habitualmente toman los clientes. Cuando uno presenta una querella lo que hace es tratar de tener un resultado judicial, no político, y creo que ahí tiene que ver con la estrategia de los abogados. Yo desconozco el texto de la querella, no lo he leído y por lo tanto no me puedo pronunciar. Pero yo en su lugar no hubiese presentado una querella contra nadie, porque este intento por involucrarla fue tan burdo que se desmoronaba por sí mismo. Creo que se empieza a develar cada vez más que aquí estamos ante algo que parece más una operación política, que involucra este negocio especulativo inmobiliario pero que tiene bastantes características de operación política detrás, cuando uno ve cómo está la UDI completamente metida detrás de cada una de estas operaciones y parece que la nuera de la Presidenta pisó el palito: le gustaban los negocios jugosos con poco esfuerzo y pasó lo que pasó.

Siempre se dice que un Gobierno que anda bien es capaz de conducir la agenda. ¿No le parece que el Ejecutivo está siendo más bien parte de una agenda de modo reactivo que construyéndola con sus propios aciertos?

Es fácil echarle la culpa a otros, pero aquí tenemos responsabilidades compartidas. El comportamiento de los parlamentarios de la Nueva Mayoría en el marco de los proyectos del Gobierno, en su momento había matices, pero terminábamos respaldando los proyectos después del diálogo, después de influir, después de cambiar el proyecto, pero terminábamos respaldándolo. Pero los mismos que rasgaban vestiduras, que criticaban a la DC hace un año atrás, son los mismos que hoy día se han dado el gustito de darle derrotas políticas increíbles al Gobierno, en la reforma laboral, en la agenda corta, ayer en el proyecto de transparencia y competencia a los gobiernos regionales. Me parece increíble, proyectos que son emblemáticos del Gobierno y que han tenido toda una tramitación, que han tenido cambios en su momento, que se ha escuchado a todo el mundo, a la hora de los que hubo llegue a la sala y porque hay un grupo que ejerce cierta presión entonces queda la escoba y cada uno vota como se le antoja.

¿Qué está fallando ahí, diputado? Porque ya es un problema sistémico.

Yo creo que aquí se acabó la Nueva Mayoría. En la práctica se acabó, aquí no hay un espíritu común, se perdió la cohesión. Ante la baja adhesión al Gobierno y al Parlamento, la crisis de la política, algunos creen que esta cuestión es sálvense quién pueda. Se perdió el proyecto colectivo y el Gobierno es totalmente incapaz de reaccionar. ¿Qué puede hacer un Gobierno que da un comité político y es unánime con los presidentes de partido, que va a una reunión con los jefes de bancada y es unánime, están todos de acuerdo con el proyecto y después los parlamentarios votan en contra? Y algunos de los que estaban sentados en esas mesas también votan en contra, presidentes de partido votan en contra de lo que habían acordado hace dos días en La Moneda. Así es imposible, estamos llegando a una situación límite donde hay una anarquía total y completa y eso es tremendamente grave para el país, porque se está poniendo en juego la gobernabilidad. Hay que ser responsable, los acuerdos se tienen que cumplir, uno tiene que respaldar al Gobierno con el derecho a hacer matices, influir, a decir esto no me gusta y tratar de cambiarlo, pero  al tomar una decisión no se puede actuar de una manera totalmente individualista.

¿Qué quiere decir que se acabó la Nueva Mayoría? ¿Hay que desahuciar la coalición, reconocer que no funcionó y que los partidos consideren nuevas políticas de alianza?

Tienen que pensar en otra cosa hacia el futuro. La Nueva Mayoría se definió como un pacto político programático para respaldar al gobierno de la Presidenta Bachelet. En lo programático estamos llenos de diferencias, en todos los proyectos hemos tenido una incapacidad de ponernos de acuerdo. Y en lo político ni siquiera llegamos a un acuerdo municipal. Mire el bochorno que pasamos por no ponernos de acuerdo a tiempo para inscribir las primarias. Vamos a tener como sesenta primarias y el resto todavía se está negociando, a estas alturas, después de un año. Y ayer presidentes de partido, jefes de bancada, votan en contra de un proyecto emblemático de la Presidenta Bachelet. Hace algunos días algunos amenazaban con ir a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos contra una norma de la Presidenta. Su propio partido no alcanzó a reunir las firmas para ir al Tribunal Constitucional en contra de uno de sus proyectos. Entonces, en los hechos no existe la Nueva Mayoría.

Usted apunta a la falta de disciplina del Parlamento, pero desde el Parlamento también se ha apuntado a la falta de disciplina del Gabinete, poniendo como ejemplo lo sucedido con la reforma laboral. ¿No hay también ahí una falta de conducción?

Por supuesto, aquí hay responsabilidades de todos, también del Ejecutivo. Pero en algunos casos no le podemos echar la culpa al Ejecutivo, en otros sí como la reforma laboral, que ha habido discrepancias públicas y privadas y es una situación de incertidumbre completa qué es lo que va a ocurrir y eso es malo para el país. Aquí hay responsabilidades compartidas. Mientras tanto, la derecha que está hasta el cuello con cuestiones judiciales, políticamente se da un festín porque ve que el problema lo tenemos nosotros. Ayer ver votando a la UDI y al Partido Comunista en contra de un proyecto del Gobierno, levantando las manos y celebrando la derrota del Gobierno, me parece increíble.





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