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Clasificatorias Rusia 2018: Sólo debemos seguir mejorando

En otra época los colgados del travesaño éramos nosotros y eso nos daba vergüenza. Claro que la Selección Chilena debe recomponer el nivel individual y colectivo y, por supuesto, encontrar mecanismos asociados para la construcción de jugadas que amplíen las posibilidades en ataque. También es cierto que debe tener individualidades capaces de abrir defensas cuando se torne imposible y que debe ampliar y equilibrar el plantel. Seguir mejorando es inagotable. Sin embargo, prefiero mil veces ser protagonista y celebrar los triunfos que se buscan con nobleza porque sabemos que jugando así siempre tendremos mayores posibilidades de ganar.

Francisco Cárdenas

  Miércoles 7 de septiembre 2016 14:32 hrs. 
chile

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De antemano sabíamos la importancia de obtener puntos en la doble fecha clasificatoria. También sabíamos que los deportistas que juegan en Europa no vendrían con ritmo de competencia y que el plantel chileno sufre cuando debe reemplazar a sus jugadores regulares. Finalmente, era presumible que después de los últimos triunfos de Copa América, los rivales nos jugarían diferente y que la responsabilidad principal estaría ahora de nuestro lado. Todo eso sucedió y pese al anticipo, los resultados no nos favorecieron.

Contra Paraguay el partido se decidió muy pronto. Antes del minuto once el marcador ya estaba dos a cero gracias a los goles de Óscar Romero y Paulo Da Silva. Chile entró distraído y poco intenso, y aunque corrigió durante del partido, fue imposible reponerse. Se notaban las ausencias y la defensa tuvo muchos problemas para salir jugando el balón con ventaja, abusó del pelotazo largo y se equivocó en los receptores elegidos para ello. Si bien el descuento de Arturo Vidal hizo pensar en la remontada, la realidad fue que el seleccionado paraguayo se defendió muy bien y sin proponer nada más, terminó ahogando los esfuerzos visitantes. Pese al dominio y al mejor juego asociado, Chile volvió a ser un equipo de amplia posesión, pero de nula profundidad y sorpresa. El cerrojo fue un reto imposible para los chilenos y por ello comenzó a rondar el fantasma de Jorge Valdivia cuya habilidad principal radica en encontrar los espacios donde parecieran no existir.

Cinco días después el partido contra la Selección de Bolivia repitió un dilema similar. En el estadio Monumental Chile salió atento y los rivales no tuvieron ninguna intención de dañar, lo que facilitó la labor defensiva. Por otra parte, en ataque Chile chocaba reiteradamente contra un muro de 11 jugadores replegados en campo propio. Esta vez sí se crearon algunas opciones que pudieron cambiar el partido, pero el arquero visitante o errores en la definición las evitaron. Así, con el marcador en cero y la marcha de los minutos, las cosas realmente se complicaron. El partido completo fue un monólogo de un equipo que buscó sin lucidez los espacios para llegar al gol dominando todas las estadísticas. En frente un rival que puso todo su esfuerzo en destruir e impedir que les marcaran. Esa era su única consigna y objetivo.

Se sabe que en el futbol crear oportunidades representa un reto mayor al de destruirlas. Siempre es más fácil derrumbar que construir. Pero la elección del tipo de defensa o sistema elegido es importante y significativa. Chile se defiende con la tenencia del balón porque intenta evitar que lo dominen. Recupera arriba y con mucha gente porque lo que le importa es el arco contrario y anotar. Tras ese sistema subyace el constante deseo de imponerse, de tener la pelota y ganar. Defenderse como único camino no sólo es arriesgado sino bastante mediocre. Incluso cuando se reconozcan las deficiencias y limitaciones.

En otra época los colgados del travesaño éramos nosotros y eso nos daba vergüenza. Claro que la Selección Chilena debe recomponer el nivel individual y colectivo y, por supuesto, encontrar mecanismos asociados para la construcción de jugadas que amplíen las posibilidades en ataque. También es cierto que debe tener individualidades capaces de abrir defensas cuando se torne imposible y que debe ampliar y equilibrar el plantel. Seguir mejorando es inagotable. Sin embargo, prefiero mil veces ser protagonista y celebrar los triunfos que se buscan con nobleza porque sabemos que jugando así siempre tendremos mayores posibilidades de ganar.

Sólo un punto en esta doble fecha es poco, pero a la clasificatoria le quedan muchos partidos todavía y hay opciones de recuperar lo perdido. Hay que trabajar y mejorar el nivel de juego, pero la idea está y los jugadores también. No tiremos basura solo por mala costumbre. Si hoy se repasa la prensa nacional queda la sensación de que hemos fracasado, que estamos cerca del descalabro y que nuestros seleccionados son incompetentes. Qué tremendo error tan siniestramente repetido. El desafío es y será cada vez mayor y por eso resulta fundamental trabajar con claridad, determinación y tranquilidad. Lo que sí es claro es que no estamos para restar a nadie y que los mejores jugadores deben estar presentes siempre.

Antiguamente, cuando terminaba el partido y Chile obtenía un punto sin haber tenido una sola llegada no podíamos celebrar. Nos quedaba una sensación amarga y definitivamente no me sentíamos representados. Preferimos, la pena pasajera de no haber podido lograrlo, pese a la clara convicción, a la perversa satisfacción de saber y reconocer que no se puede aspirar a más.

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