En Conversación con Juan Pablo Cárdenas, el abogado Nelson Caucoto se refirió a los Derechos Humanos, su estado actual y los pendientes en un país que transita por la posdictadura desde hace veintiséis años.
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Acabamos de tener una resolución de la Corte Suprema que revoca la libertad condicional de Raúl Iturriaga Neumann. ¿Esto marca precedente?, ¿quiere decir que la Corte Suprema no va a permitir que los violadores de Derechos Humanos salgan tan fácilmente en libertad?
Eso es lo que esperamos nosotros. Es indudable que es un paso tremendamente importante que ha dado el Máximo Tribunal de la República porque estamos en medio de una ofensiva judicial de parte de la gente que está presa en Punta Peuco. Ya me anunciaron que viene la libertad condicional de Pedro Espinoza y de muchos más. Es decir tiraron sus cartas, en algunos casos les está yendo medianamente bien, en otros pensaban que este era un gran hito porque hasta los propios recurrentes se sorprendieron con que fuera acogida la libertad condicional de Iturriaga Neumann, pero la Corte Suprema creo que fijó un criterio.
No obstante, desde mi punto de vista, creo que le falta algo a ese fallo, le falta lo que viene, precisamente con el nuevo proyecto de ley sobre libertad condicional, que establece lisa y llanamente que no hay libertad condicional para los violadores de derechos humanos, para los autores de crímenes de lesa humanidad. Eso es lo que le faltó decir a la Corte con más firmeza, pero lo que dice la Corte igualmente es importante, porque dice que una persona que tiene juicios pendientes, que no han terminado, que no tienen sentencia, que tiene una enorme cantidad de imputaciones por crímenes tan graves, reiterados en el tiempo ¿cómo va a salir en libertad?, es un poco también el criterio de la opinión pública.
La Corte parte bien. El fallo de la Corte hace un enunciado que uno debiera decir que tiene que inundar a toda la resolución posterior. Dice que para obtener la libertad condicional, dice el Decreto Ley de 1925, ojo que lo que regula la libertad condicional es de ese año, cuando en Chile nadie soñaba, ni pensaba ni tenía pesadillas con los crímenes que cometió la Dictadura de guerra y de lesa humanidad; la Corte dice que para obtener este beneficio lo primero que hay que hacer es estar corregido y rehabilitado, y desde ese punto de vista ninguno de estos violadores de derechos humanos cumple con esa condición.
Para corregirse y estar habilitados ¿tendrían que reconocer que hicieron esos delitos?
Tienen que tener conciencia de los delitos que cometieron y, además, mostrar arrepentimiento y sentar las bases que no van a volver a reincidir en crímenes de esa naturaleza. Entonces, tal vez es todo lo que ilumina la resolución de la Corte, porque ese también era mi presupuesto, es decir sobre esa base yo parto, porque que cumpla los requisitos formales como que tenga un oficio, bueno este caballero es general de Ejército, tiene un oficio; Que vaya a talleres a instruirse. ¿Cómo va a ser instruido?, porque dan por hecho que un general de Ejército es de lo más instruido de la sociedad. Bueno, respetemos ese criterio; Que tiene que participar en talleres de deportes y de trabajo. Él hace clases de inglés al interior del recinto, y además tienen cumplida más de la mitad de la pena, no contempladas en los últimos fallos que se han dictado.
Esa formalidad es con la que se quedó la Corte de Apelaciones diciendo que cumple los requisitos, por lo tanto, se le concede, pero nunca dijo la Corte de Apelaciones dijo que está rehabilitado, que está corregido, que tiene conciencia de la anti-juridicidad de los crímenes que cometieron, y tienen conciencia que debe haber arrepentimiento para salir a la sociedad como un ciudadano cualquiera a encontrarse con nosotros en el Paseo Ahumada o en cualquier calle de Santiago.
Llama la atención la asimetría que se da en los fallos de los jueces porque por un lado la Corte de Apelaciones da el beneficio y, por otro, la Suprema lo revoque por unanimidad. ¿Sucedió mucho en materia de Derechos Humanos este tipo de cosas?
Indudablemente. Yo tengo una triste historia que contar en ese sentido, porque por allá por 1996, cuando ya veíamos que en este país no pasaba nada -incluido el advenimiento de un gobierno constitucional-, Estaban todas las causas cerradas, las causas con amnistía, todas las causas en la Justicia Militar. Yo me planteé en algún minuto ‘Cómo estos se las van a llevar tan gratis’, cuando mataron a tanta gente, hicieron desaparecer a tantos. Bueno, demandamos civilmente. Y nos empezó a ir mal en los juzgados de primera instancia y, posteriormente, empezamos a ganar en esa fase, y luego comenzamos a ganar en segunda instancia, en la Corte de Apelaciones, y cambiamos la jurisprudencia y ahora sí aceptaba el tema de la reparación, pero llegamos a una sala que es la Tercera Sala Constitucional de la Corte Suprema, ahí llegaban estos juicios, y ahí yo diría que al menos cien causas fueron revocadas y evitado, por tanto, la posibilidad de la reparación, mientras la Sala Penal decía que sí procedía la reparación.
Entonces, hoy tú tienes viviendo esa incongruencia, esa falta de simetría entre una sala como la Penal que acepta el Derecho Internacional, y una Sala Constitucional -que hoy va a cambiar eso sí, porque salió el gran ideólogo de la no reparación que era el señor Pedro Pierry, que hoy ya no es ministro de la Corte- entonces nosotros creemos que puede cambiar, pero eso si tú me dices que existe un criterio distinto entre una Tercera y una Segunda Sala en la Corte Suprema, sí yo creo que todavía sigue. Ojalá que esa mayoría circunstancial haya cambiado en favor de los derechos humanos.
¿Qué acostumbra a hacer el mundo respecto de los criminales de lesa humanidad?
En primer término, creo que es bueno como sociedad en Chile que tengamos esa efervescencia por hacer justicia. Como país me parece espectacular que tengamos más de mil causas abiertas de hechos que ocurrieron hace 42 años atrás. Es espectacular por las cifras en sí mismas. Alguna vez había que hacer justicia, porque aquí nos farreamos treinta años, desde 1973 a 2000 que no pasó nada en relación a hacer justicia. Este tema del derecho internacional no existía en nuestros tribunales, si aquí hemos hecho un gran descubrimiento, que el derecho internacional existe, para los tribunales chilenos, desde el año 2000 lo que me parece vergonzoso por la falta de acuciosidad de esos jueces de poder prepararse en una disciplina que es la que manda en el mundo entero. Entonces, yo me alegro por la sociedad chilena que estemos tratando de saldar estas deudas. Creo que siempre estuvo presente, incluso en los tiempos de la Dictadura hubo encuestas que señalaban que el tema de los derechos humanos hay que hacer justicia, que hay que llevar a los tribunales a esta gente, era un número significativo de personas, a pesar de vivir dentro de la Dictadura, es decir ya existía el germen de que algún día habría que hacer verdad y justicia. Y eso hoy día lo estamos viviendo.
Es cosa que los auditores se metan al portal del Poder Judicial y van a ver que todos los días hay una sentencia, todos los días un procesamiento, todos los días una acusación sobre los temas del pasado, porque aquí por fin optamos por una solución la más pacífica que puede existir, es decir la solución por la vía del derecho, y hoy los jueces honran la función del Poder Judicial. Yo estoy muy contento con la actividad del Poder Judicial hoy, porque un Poder que fue tan desacreditado, que fue tan funcional a la Dictadura en el pasado, aun conociendo los archivos desclasificados del caso Letelier, que el propio presidente de la Corte Suprema le lleve el borrador a Pinochet para decirle si estaba bien o mal para rechazar la extradición, es el hito más vergonzoso que puede existir en un país, pero bajo ese sistema vivimos. Eso explica por qué no hay nada de justicia, es decir llega el Presidente Aylwin y seguíamos absolutamente igual, y seguimos siete años después igual, sin nada de justicia.
Las víctimas de la represión desde la primera hora acudieron a tribunales, también la prensa. Todos los delitos fueron denunciados, pero después viene un inter reino en el Poder Judicial. ¿Tienes la sensación que vivimos en impunidad?
Desde el año 2000 a la fecha hemos ido derrotando, paulatinamente, la impunidad, por eso basta con ver el portal del Poder Judicial las sentencias que allí se publican y nos podemos dar cuenta que se ha avanzado bastante, que tenemos un Poder Judicial activo en una temática tan antigua.
Creo que el gran triunfo está, desde el punto comunicacional y psicosocial, en que hoy día nadie cuestione que se hagan investigaciones a 42 años de ocurridos los hechos, porque cuál era el discurso de la derecha: ‘Cómo van a investigar si han pasado tantos años’. Hoy nadie se te cruza diciendo que han pasado 40, 41 o 42 años, ya nadie pone en cuestión esto que están haciendo los tribunales, nadie cuestiona los tribunales, salvo los que resultan presos. Eso es sustancial.
Tengo la sensación que la impunidad tiene más razones políticas que judiciales. Tengo la sensación que cuando Pinochet cae preso en Londres y el gobierno va en su rescate, tengo la sensación que son los políticos los que estuvieron menos dispuestos a la justicia.
Hasta el año noventa gobiernan los militares, ellos responden por su propia impunidad. Ellos dictan normas de amarre, hay expedientes que dicen que de los condenados que aun aseguran que a ellos les prometieron que esos casos nunca se iban a resolver. Eso subjetivamente inundó al mundo militar y al de los agentes, por eso existen tantos expedientes que la Justicia Militar había cerrado y que cuando son reabiertos por la justicia ordinaria, dicta nuevas condenas.
Del año 90 viene la incidencia del pacto de “gobernabilidad” entre los dirigentes que asumen la conducción del país y los militares que, como no querían entregar el poder, piden cuotas de impunidad que respetaron esos gobiernos democráticos. No hay ninguna duda que hay un componente de arreglo estructural, pero yo no sé quién dio a los dirigentes que iniciaban la transición democrática, la facultad para negociar estos temas. ¿Quién los autorizó?, ¿le preguntaron a alguien para bajar la bandera de los Derechos Humanos? Y no solo en DDHH se negoció la impunidad, sino en otros temas se negoció así.
En otros países, para sorpresa de todos, no existe límite de edad para que alguien entre a la cárcel. Este no es un problema de edades, si podría ser un problema con las enfermedades, pero esto no puede ser general, no puede ser en todos los casos. La humanidad tiene que ser bien entendida. Si a mí me dicen que hay alguien en Punta Peuco que no reconoce ni a quién lo visita: no tiene sentido que esté preso, pero eso con una batería de información científica que nos confirme el diagnóstico. El problema es que todo lo perturban los que se quieren pasar de listos, desde Pinochet que engañó a todos diciendo que estaba loco, fue sobreseído y después se descubrió que no estaba loco, que no era demente y que su cuadro no calzaba con la inimputabilidad total y se si no se muere, habría sido condenado. Hoy hay muchos más que aducen demencia senil, a ellos hay que someterlos a una batería de información médica, pero si hay alguien con Alzheimer o a punto de morir yo creo que podría irse a morir a su casa. Hay momentos en la vida donde uno tiene que tomar esas decisiones humanas.
No es un tema de edad, sino de enfermedad.
Colaboradores con la justicia
Se fue bastante benevolente con quienes entregaron información y ayudaron a la justicia.
Toda la gente que habló fue muy bien tratada. Recuerdo el caso de un sargento que contó todo lo que pasó en el caso Degollados, a él el ministro Juica ni lo tocó porque hizo un aporte sustancial en el caso.
Los jueces juegan favorablemente para quienes aportan con información relevante. Les califican la conducta. Si tienen conducta intachable ya no les bajan un grado, les pueden bajar dos o tres, Les reconocen la colaboración. Capaz que si te aplican todas las atenuantes quedas con cero faltas. El problema es que todas esas atenuantes han sido muy desnaturalizadas. Afortunadamente la Corte Suprema se dio cuenta y, desde 2006, se han aplicado las condenas.
Ahora, revisando casos pasados, podemos pensar que en los primeros años de los juicios, nos conformábamos con muy poco. En el caso de José (Pepe) Carrasco, solo hay un condenado, porque a los demás les aplicaron atenuantes entre ellas una que no se han aplicado nunca en la justicia ordinaria chilena que es el de la obediencia de vida incompleta que está en el Código de la Justicia Militar. Uno mira y dice: cómo nos saquearon. Hoy ya no aguantamos esas cosas.
Te parece que se mantenga Punta Peuco, esta cárcel especial para ellos, mientras otros reos comunes que mueren en esas cárceles asquerosas.
Una vez escribí que no es lo mismo tener buena conducta en el paraíso que en el infierno, porque salió una norma que los reos con buenas conductas, te rebajan las penas. Es un incentivo, pero tener buena conducta en Cordillera o en Punta Peuco no es lo mismo que tener buena conducta en el infierno mismo como puede ser la Penitenciaría. Ahí te violan, te pueden roban, uno pierde hasta la virilidad cuando llegas ahí. A eso hay que sumarle las condiciones a las que te sometes cuando llegas ahí, porque todavía no se ha dicho todo lo que pasa en el mundo carcelario.
No estoy hablando en contra de Gendarmería, lo hago en contra del Estado que no tiene ningún cuidado con los presos. Gente que en el invierno debía dormir en los pasillos, sin ropa, sin abrigo. No sé cómo no se muerte más gente.
Cómo vas a tener buena conducta ahí. Entonces uno piensa que esta norma estaba hecha para estos caballeros que pueden tener buena conducta. Quienes van a inspeccionar reconocen las instalaciones de esos lugares.
Todas las cárceles tendrían que ser así, pero no va a pasar en un país donde no hay preocupación alguna por la población penal común. Los que están en Punta Peuco, están en una situación de privilegio.
¿Es la clase política la que no quiere cambiar esa situación? Porque uno piensa que si se les dice a los jueces que los trasladen a cárceles comunes, no tendrían ningún problema.
Hay un tema de poderes fácticos que aún existe. El Ejército es un poder fáctico. No se decide cualquier cosa sobre el Ejército o las Fuerzas Armadas porque todavía se pisa sobre huevo. No existe este predominio de lo civil por sobre las instituciones armadas. Esto se ve desde el punto de vista interno de ellos. Me tocó verlo a través de la oficina de Derechos Humanos de la Corporación porque recibimos a distintos uniformados que llegan con sus problemas internos que tienen vinculación con los Derechos Humanos: Los estrujan veinte años. Al año diecinueve los echan a la calle sin pensión, sin nada. Además de todos los abusos de superiores y esas malas prácticas interiorizadas que te impiden denunciar lo que pase, porque si lo haces, te persiguen para siempre. Se inhibe la denuncia, el progreso de la institución.
Sename y el rol del Estado
¿Con todo lo que se ha sabido del Sename, podemos decir que el Estado ha estado violando los Derechos Humanos?
Sin ninguna duda. Son instituciones del Estado. Eso es bueno decirlo. El Estado a diferencia de lo que pensaba en la antigüedad, está en beneficio del ser humano, por lo tanto todas sus instituciones y políticas públicas deben estar orientadas a proteger los derechos de las personas. Eso está en la misma Constitución política de Pinochet.
Todos los órganos del Estado están sometidos al respeto, promoción y defensa de los DDHH. Por ejemplo, una mala política pública fue cuando un mal iluminado pensó el Transantiago que no conversó con ningún ciudadano sobre qué trazado era necesario, eso fue una violación a los Derechos Humanos en la medida que no se conversó con la gente algo que les afectaba directamente.
En materia de niños, es el Estado. El Estado está obligado aunque los delitos ocurran en centros privados porque es el Estado el que financia eso.
Hay que mirar todo, porque todas políticas, todos los ministerios tendrían que estar orientados hacia los Derechos Humanos. Los DDHH. Son el estándar ético de la democracia, el regulador, el componente moral de la democracia. No se puede gobernar sin ellos.
Lorenza Cayuhan
Lorenza Cayuhan dio a luz engrillada y hay agentes del Estado que han permitido esa barbarie, ¿por qué se explica que pasen estas cosas después de 26 años de posdictadura?
Indudablemente que este tipo de atención médica parturienta a esta chilena mapuche rompe todos los marcos de un trato humano. Esto es equiparable a la tortura en el derecho internacional. Acá lo que no se entiende es que no solo las leyes deben adecuarse al derecho internacional, sino también las prácticas. En Chile hay muchas prácticas, como la recepción de los grumetes en la Marina. Todo eso hay que eliminarlo. Si Gendarmería piensa que esto es una práctica, está completamente equivocado, porque no se justifica de ninguna forma como se violaron los Derechos Humanos en el caso de Lorenza Cayuhan.
Lo más bonito que existe, que es un nacimiento, en contraposición con lo que pasó, con estar engrillada… esto es un escandalito que va a ir escalando. Es bochornoso.
Jueces y Dictadura
¿Qué va a pasar con los jueces que colaboraron con la Dictadura y fueron cómplices de tantos delitos?, parece que esa impunidad no va a terminar nunca.
No sé. Quisiera emular la experiencia de Argentina que no es tan mayor con respecto de la chilena, pero ellos han avanzado mucho más en eso. No solo han sacado las fotos de los violadores de las escuelas matrices, sino también con acciones directas hacia los jueces que colaboraron con la dictadura. Hay acciones criminales contra los que colaboraron y los que omitieron sus funciones en ese periodo y no se han quedado ahí: cuando uno habla de los colaboradores civiles que participaron de la depresión, que en Chile estamos muy al debe con eso, allá existen juicios contra los dueños de empresas que facilitaron los medios para secuestrar y torturar gente y no sé si en Chile lo vamos a alcanzar.