Cerca de un millar de personas asistió a la misa fúnebre, pasado el mediodía del viernes, en la Iglesia Divina Providencia, donde el sacerdote Enrique Moreno encabezó la homilía de despedida del fallecido cineasta.
El sacerdote, quien fuera amigo de la infancia de Raúl Ruiz, realizó un emotivo repaso por anécdotas familiares y aventuras de colegio, quien además declaró que “su obra fue contradictoria, paradójica, a veces desconcertante. Y él apeló siempre a la chilenidad, con una enorme capacidad de trabajo”.
La cantante lírica Verónica Villarroel interpretó “Canción de la Luna”, de la ópera Rusalka de Dvorak, con la que se dio inicio a una misa que además contó con la participación de la Orquesta Clásica bajo la dirección de Santiago Meza, acompañada por los coros de la Camerata Vocal, de la Universidad de Chile y del Teatro Municipal de Santiago.
El actor Alfredo Castro, presente en la ceremonia de despedida, manifestó su tristeza y también su rabia, esto por la poca consideración del director en Chile, su país natal, muy en contraste con el reconocimiento que recibió en todo el mundo.
“Siento tristeza, también rabia, porque Ruiz estaba en el momento más importante de su producción, volviendo a Chile, haciendo cosas acá. Hay que constatar cómo este país trata a sus artistas, una vez más, encuentro insólito que él no tenga una cátedra, un espacio, un lugar como él lo merecía”, sostuvo.
Luego de ello, el cortejo se dirigió hasta el Parque del Recuerdo, donde recibió el homenaje de las floristas de la Pérgola de San Francisco. Un breve homenaje marcó la entrada del féretro al Parque del Recuerdo, con intervenciones del doctor en Literatura de la Universidad de Oxford, Andrés Claro, el poeta Waldo Rojas y el ministro de Cultura, Luciano Cruz-Coke.
La viuda del cineasta, Valeria Sarmiento, se acompañó de familiares y amigos, quien optó por no leer un discurso a nombre de la familia, visiblemente afectada por la situación. Entre las personas que la acompañaron figuran Waldo Rojas y Andrés Claro, y los directores chilenos cercanos a Raúl Ruiz: Miguel Littín, José Román, Pepe de la Vega, además de una gran cantidad de cineastas y actores.
Al respecto, Miguel Littín se refirió al legado del desaparecido cineasta, y su deseo porque la obra de Raúl Ruiz se masifique en la sociedad chilena, y declaró que “seguramente es el más grande de los cineastas chilenos. Lo importante y lo fundamental no es el número, sino la obra, una obra inconmensurable e inmensa que hay que dar a conocer, como un homenaje. Que la conozca el público chileno, la juventud, los niños, que se divulgue su obra a través de todo el país”.
Más tarde, los familiares más directos despidieron los restos del cineasta, quien hoy descansa junto a su madre, tal como fue su deseo en vida.
Cerca de un millar de personas asistió a la misa fúnebre, pasado el mediodía del viernes, en la Iglesia Divina Providencia, donde el sacerdote Enrique Moreno encabezó la homilía de despedida del fallecido cineasta.
El sacerdote, quien fuera amigo de la infancia de Raúl Ruiz, realizó un emotivo repaso por anécdotas familiares y aventuras de colegio, quien además declaró que “su obra fue contradictoria, paradójica, a veces desconcertante. Y él apeló siempre a la chilenidad, con una enorme capacidad de trabajo”.
La cantante lírica Verónica Villarroel interpretó “Canción de la Luna”, de la ópera Rusalka de Dvorak, con la que se dio inicio a una misa que además contó con la participación de la Orquesta Clásica bajo la dirección de Santiago Meza, acompañada por los coros de la Camerata Vocal, de la Universidad de Chile y del Teatro Municipal de Santiago.
El actor Alfredo Castro, presente en la ceremonia de despedida, manifestó su tristeza y también su rabia, esto por la poca consideración del director en Chile, su país natal, muy en contraste con el reconocimiento que recibió en todo el mundo.
“Siento tristeza, también rabia, porque Ruiz estaba en el momento más importante de su producción, volviendo a Chile, haciendo cosas acá. Hay que constatar cómo este país trata a sus artistas, una vez más, encuentro insólito que él no tenga una cátedra, un espacio, un lugar como él lo merecía”, sostuvo.
Luego de ello, el cortejo se dirigió hasta el Parque del Recuerdo, donde recibió el homenaje de las floristas de la Pérgola de San Francisco. Un breve homenaje marcó la entrada del féretro al Parque del Recuerdo, con intervenciones del doctor en Literatura de la Universidad de Oxford, Andrés Claro, el poeta Waldo Rojas y el ministro de Cultura, Luciano Cruz-Coke.
La viuda del cineasta, Valeria Sarmiento, se acompañó de familiares y amigos, quien optó por no leer un discurso a nombre de la familia, visiblemente afectada por la situación. Entre las personas que la acompañaron figuran Waldo Rojas y Andrés Claro, y los directores chilenos cercanos a Raúl Ruiz: Miguel Littín, José Román, Pepe de la Vega, además de una gran cantidad de cineastas y actores.
Al respecto, Miguel Littín se refirió al legado del desaparecido cineasta, y su deseo porque la obra de Raúl Ruiz se masifique en la sociedad chilena, y declaró que “seguramente es el más grande de los cineastas chilenos. Lo importante y lo fundamental no es el número, sino la obra, una obra inconmensurable e inmensa que hay que dar a conocer, como un homenaje. Que la conozca el público chileno, la juventud, los niños, que se divulgue su obra a través de todo el país”.
Más tarde, los familiares más directos despidieron los restos del cineasta, quien hoy descansa junto a su madre, tal como fue su deseo en vida.
Cerca de un millar de personas asistió a la misa fúnebre, pasado el mediodía del viernes, en la Iglesia Divina Providencia, donde el sacerdote Enrique Moreno encabezó la homilía de despedida del fallecido cineasta.
El sacerdote, quien fuera amigo de la infancia de Raúl Ruiz, realizó un emotivo repaso por anécdotas familiares y aventuras de colegio, quien además declaró que “su obra fue contradictoria, paradójica, a veces desconcertante. Y él apeló siempre a la chilenidad, con una enorme capacidad de trabajo”.
La cantante lírica Verónica Villarroel interpretó “Canción de la Luna”, de la ópera Rusalka de Dvorak, con la que se dio inicio a una misa que además contó con la participación de la Orquesta Clásica bajo la dirección de Santiago Meza, acompañada por los coros de la Camerata Vocal, de la Universidad de Chile y del Teatro Municipal de Santiago.
El actor Alfredo Castro, presente en la ceremonia de despedida, manifestó su tristeza y también su rabia, esto por la poca consideración del director en Chile, su país natal, muy en contraste con el reconocimiento que recibió en todo el mundo.
“Siento tristeza, también rabia, porque Ruiz estaba en el momento más importante de su producción, volviendo a Chile, haciendo cosas acá. Hay que constatar cómo este país trata a sus artistas, una vez más, encuentro insólito que él no tenga una cátedra, un espacio, un lugar como él lo merecía”, sostuvo.
Luego de ello, el cortejo se dirigió hasta el Parque del Recuerdo, donde recibió el homenaje de las floristas de la Pérgola de San Francisco. Un breve homenaje marcó la entrada del féretro al Parque del Recuerdo, con intervenciones del doctor en Literatura de la Universidad de Oxford, Andrés Claro, el poeta Waldo Rojas y el ministro de Cultura, Luciano Cruz-Coke.
La viuda del cineasta, Valeria Sarmiento, se acompañó de familiares y amigos, quien optó por no leer un discurso a nombre de la familia, visiblemente afectada por la situación. Entre las personas que la acompañaron figuran Waldo Rojas y Andrés Claro, y los directores chilenos cercanos a Raúl Ruiz: Miguel Littín, José Román, Pepe de la Vega, además de una gran cantidad de cineastas y actores.
Al respecto, Miguel Littín se refirió al legado del desaparecido cineasta, y su deseo porque la obra de Raúl Ruiz se masifique en la sociedad chilena, y declaró que “seguramente es el más grande de los cineastas chilenos. Lo importante y lo fundamental no es el número, sino la obra, una obra inconmensurable e inmensa que hay que dar a conocer, como un homenaje. Que la conozca el público chileno, la juventud, los niños, que se divulgue su obra a través de todo el país”.
Más tarde, los familiares más directos despidieron los restos del cineasta, quien hoy descansa junto a su madre, tal como fue su deseo en vida.
