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De Porto en Porto

De viaje en la ciudad portuguesa la periodista y sommelier Antonella Estévez descubre los secretos de este famoso vino y los mejores lugares para degustarlo.

Antonella Estévez

  Martes 3 de julio 2012 10:22 hrs. 
PORTO

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La ciudad de Porto es bien conocida por sus famosos vinos fortificados, poco se habla de su historia – que viene desde el Medioevo- y de la belleza de sus calles y paisajes. Esta pequeña urbe en el norte de Portugal es una verdadera delicia a todos los sentidos.

El vino de Porto (“O Porto” se puede traducir como “Del Puerto”) es un vino fortificado que se hace sólo con uvas procedentes de esta región de Portugal, al que se le detiene su fermentación cuando sólo la mitad del azúcar de las uvas se ha transformado en alcohol y se le agrega un 20 por ciento de brandy (destilado de vino francés o español) alcanzando en promedio los 20 grados de alcohol, para luego dejarlos envejecer en barricas de roble francés ya usadas.

Dependiendo de su tratamiento y del tipo de uva será considerado como parte de una de las tres líneas de Vinos de Porto existentes: las blancas (de uvas blancas, que pueden ser secos o dulces y que pasan por madera durante periodos en general cercanos a los cinco años, por los que se les considera “vinos jóvenes” aptos para el aperitivo), las Ruby (que se hace de cepas tintas, también con relativamente pocos años en barricas y en su mayoría se trata de vinos dulces, afrutados y muy sabrosos) y las Tawny que son las más populares, se hacen de uvas tintas que descansan 10, 20, 30 o más años en madera alcanzando un maravilloso color ámbar y sabores a frutos secos, vainilla, miel y especias dulces.

Casi todos los vinos de Porto son mezclas de cepas y de distintas cosechas, pero hay una maravillosa excepción: los vinos Vintage, que se hacen sólo con años con producción de gran calidad, con uvas tintas de una misma cosecha –e incluso de un mismo lugar – que no se filtran para que una vez cumplido su tiempo en barrica continúen evolucionando en botella. Son estos vinos de Porto los más raros y apetecidos, y existen vinos de este estilo literalmente centenarios en varias colecciones privadas y que mientras más antiguos o raro más dinero cuestan.

Si visita Porto hay varias maneras de acercarse a sus vinos, además de probarlos en restoranes o comprarlos en tiendas. Una muy accesible y pedagógica es detenerse en un bar de vinos. Uno bastante recomendable es  “Vinología” creado por Jean-Philippe Duhard, un francés que hace 12 años, y enamorado de la ciudad y sus brebajes, decidió quedarse y dedicar su negocio a celebrar y difundir estas delicias. Allí se pueden escoger catas a distintos precios y con diversas características, para conocer un poco de cada estilo hay una de 20 euros en  la que se pueden probar dos vinos blancos –uno seco y uno dulce-, dos Tawny, un Ruby y un Vintage.

A la orilla del Rio Duero en el centro mismo de Porto hay por lo menos una docena de bodegas de viñas productoras de vino de Porto que se pueden visitar. Esta es otra excelente opción ya que ofrecen visitas guiadas en donde se cuenta la historia de los vinos y de esa bodega, además del origen y proceso específico de cada vino de esa viña. En muchos casos los tours son gratuitos pero requieren comprar una cata a elección, las hay desde tres euros dependiendo del número de vinos a probar y la calidad de éstos.

Para quienes se animen a visitar esta sorprendente ciudad, y llevarse algunos de sus deliciosos vinos pero que no quieren cargar con botellas por todo el viaje, una opción es enviarlas a Chile (o a donde quieran) por correo, eso sí, hay que tener en cuenta que deben viajar en un embalaje especial y que el envío puede costar alrededor de 25 euros por botella. Vale la pena de todas maneras, abrir un Porto no significa sólo encontrarse con un delicioso brebaje, sino también con una cultura antigua, riquísima y generosa.

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