La demostración de fuerza de los simpatizantes de la independencia de la Cataluña fue considerada un éxito por los organizadores. Carme Forcadell, presidenta de la Asamblea Nacional Catalana (ANC), asociación que organizó la marcha, declaró que esto “es sin duda un día histórico, un día que marcará la historia de este país. Estamos seguros de que mañana la política catalana deberá tomar decisiones importantes y que se hará un cambio radical. Queremos la independencia”.
Coincidiendo con la Diada, la fiesta nacional catalana, la marcha de este año se vio impulsada por la crisis que obligó a esta región del noreste de España, otrora motor económico del país, a pedir un rescate de 5.023 millones de euros al gobierno central, por cuyo sistema fiscal se siente perjudicada.
En un ambiente festivo, cientos de miles de manifestantes invadieron las calles de Barcelona, todos detrás una sola bandera: “Cataluña, un nuevo Estado para Europa”. Una de las manifestantes, María Antonieta, jubilada, afirmó: “Venimos a reclamar la independencia de Cataluña por última vez y para no tener que regresar”.
El presidente regional, Artur Mas, sostuvo que si no se negocia un pacto fiscal favorable a la región, será la independencia: “Si no hay un acuerdo en el terreno económico, ustedes ya saben que la vía de Cataluña hacia la libertad estará abierta”.
En el Gobierno central, por otro lado, las reacciones fueron prudentes. El jefe de Gobierno español, Mariano Rajoy, quien había minimizado el acontecimiento hace dos días, no reaccionó al éxito de la manifestación, que superó todas las expectativas, colapsando el centro de Barcelona.
La número dos del Gobierno, la ministra portavoz Soraya Saenz de Santamaría, comentó por su parte que en estos tiempos de crisis extrema, “es mejor estar unidos que divididos”.
La demostración de fuerza de los simpatizantes de la independencia de la Cataluña fue considerada un éxito por los organizadores. Carme Forcadell, presidenta de la Asamblea Nacional Catalana (ANC), asociación que organizó la marcha, declaró que esto “es sin duda un día histórico, un día que marcará la historia de este país. Estamos seguros de que mañana la política catalana deberá tomar decisiones importantes y que se hará un cambio radical. Queremos la independencia”.
Coincidiendo con la Diada, la fiesta nacional catalana, la marcha de este año se vio impulsada por la crisis que obligó a esta región del noreste de España, otrora motor económico del país, a pedir un rescate de 5.023 millones de euros al gobierno central, por cuyo sistema fiscal se siente perjudicada.
En un ambiente festivo, cientos de miles de manifestantes invadieron las calles de Barcelona, todos detrás una sola bandera: “Cataluña, un nuevo Estado para Europa”. Una de las manifestantes, María Antonieta, jubilada, afirmó: “Venimos a reclamar la independencia de Cataluña por última vez y para no tener que regresar”.
El presidente regional, Artur Mas, sostuvo que si no se negocia un pacto fiscal favorable a la región, será la independencia: “Si no hay un acuerdo en el terreno económico, ustedes ya saben que la vía de Cataluña hacia la libertad estará abierta”.
En el Gobierno central, por otro lado, las reacciones fueron prudentes. El jefe de Gobierno español, Mariano Rajoy, quien había minimizado el acontecimiento hace dos días, no reaccionó al éxito de la manifestación, que superó todas las expectativas, colapsando el centro de Barcelona.
La número dos del Gobierno, la ministra portavoz Soraya Saenz de Santamaría, comentó por su parte que en estos tiempos de crisis extrema, “es mejor estar unidos que divididos”.
La demostración de fuerza de los simpatizantes de la independencia de la Cataluña fue considerada un éxito por los organizadores. Carme Forcadell, presidenta de la Asamblea Nacional Catalana (ANC), asociación que organizó la marcha, declaró que esto “es sin duda un día histórico, un día que marcará la historia de este país. Estamos seguros de que mañana la política catalana deberá tomar decisiones importantes y que se hará un cambio radical. Queremos la independencia”.
Coincidiendo con la Diada, la fiesta nacional catalana, la marcha de este año se vio impulsada por la crisis que obligó a esta región del noreste de España, otrora motor económico del país, a pedir un rescate de 5.023 millones de euros al gobierno central, por cuyo sistema fiscal se siente perjudicada.
En un ambiente festivo, cientos de miles de manifestantes invadieron las calles de Barcelona, todos detrás una sola bandera: “Cataluña, un nuevo Estado para Europa”. Una de las manifestantes, María Antonieta, jubilada, afirmó: “Venimos a reclamar la independencia de Cataluña por última vez y para no tener que regresar”.
El presidente regional, Artur Mas, sostuvo que si no se negocia un pacto fiscal favorable a la región, será la independencia: “Si no hay un acuerdo en el terreno económico, ustedes ya saben que la vía de Cataluña hacia la libertad estará abierta”.
En el Gobierno central, por otro lado, las reacciones fueron prudentes. El jefe de Gobierno español, Mariano Rajoy, quien había minimizado el acontecimiento hace dos días, no reaccionó al éxito de la manifestación, que superó todas las expectativas, colapsando el centro de Barcelona.
La número dos del Gobierno, la ministra portavoz Soraya Saenz de Santamaría, comentó por su parte que en estos tiempos de crisis extrema, “es mejor estar unidos que divididos”.
