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¿Chávez hasta 2019?

Hugo Chávez podría ser reelegido este domingo 7 de octubre para un cuarto período. El presidente venezolano había dicho que gobernaría ‘hasta el 2021, hasta el 2031 … o hasta que el cuerpo aguante’. La enfermedad que padece ha disminuido su hiperactividad pero no sus posibilidades para conservar el poder.

RFI

  Viernes 5 de octubre 2012 20:38 hrs. 
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Hugo Chávez, que ha amasado un enorme poder en sus casi 14 años de gobierno, afronta el domingo su mayor reto para hacer perdurar su régimen socialista y recuperar su imagen de político invencible, debilitado por un cáncer.

Chávez, de 58 años, ha sido el líder indiscutible de Venezuela desde que asumió la presidencia, pero por primera vez enfrenta en los comicios a un rival, el ex gobernador Henrique Capriles Radonski, que capitaliza el descontento acumulado a lo largo de su mandato.

Chávez ha limitado los mitines, incluso con ausencias intermitentes, pero ha logrado mantenerse a la cabeza de la gran mayoría de las encuestas. Chávez lucha por dejar atrás la incertidumbre suscitada por un cáncer del que nunca reveló su ubicación ni gravedad.

Se declaró libre de la enfermedad el pasado julio, un año después de que le fuera diagnosticado, pero también alertó de que ya no sería el presidente hiperactivo y omnipresente de antaño.

Dejó de hacer los ‘Aló Presidente’ y redujo su ritmo de actividades y compromisos internacionales. A la vez, acentuó su fe en Dios, a quien ha elevado plegarias públicas por su salud: “No me lleves todavía”, rogó en abril de este año.

Pero esta aparente fragilidad no ha opacado al líder impetuoso, osado y provocador que tan bien conocen los venezolanos desde que en 1992 lideró un fallido golpe de Estado. Desde entonces fue reelegido en 2000 y en 2006, tras haber superado un golpe de Estado en su contra (2002) y un extenso paro petrolero (2003).

Seis años después, perdura su conexión con las clases populares, su base electoral, y las muchedumbres responden con entusiasmo en sus mitines, especialmente cuando canta y baila la marchosa canción electoral “Chávez corazón del pueblo” o lanza apasionadas arengas desgañitándose como una estrella de rock.

Ajeno a quienes le llaman déspota, tirano o populista, se considera protagonista de una segunda independencia de Venezuela, país con las mayores reservas de crudo mundiales, que le permiten financiar millonarios programas sociales dirigidos a las clases populares.

Una popularidad que contrasta con el rechazo que suscita en sectores medios, afectados por las restricciones económicas que ha llevado a cabo en nombre de su “revolución”, y en la empresa privada, blanco de sus políticas de expropiación.

Su discurso beligerante ha polarizado a la sociedad, al haber demonizado a sus detractores y quemado todo puente de entendimiento con la otra mitad del país, una estrategia muy rentable políticamente, admiten fuentes de su entorno.

Chávez ha retomado del líder cubano Fidel Castro, su mentor, las banderas de enemigo acérrimo de Estados Unidos y ha liderado un grupo de gobiernos de izquierda en la región hostiles a Washington. También ha tejido alianzas con los gobiernos controvertidos de Irán, Siria, Bielorrusia o la Libia de Muamar Gadafi.

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