El pasado domingo, el Partido Socialista vivió una jornada de elecciones a nivel nacional, donde el triunfo de la actual directiva liderada por Osvaldo Andrade no fue una sorpresa. La dirigencia buscó un consenso previo a los comicios, como una muestra de unidad al interior de la colectividad, con la mira en la candidatura presidencial de Michelle Bachelet.
El propio presidente socialista, quien ejercerá por otros cuatro años, destacó que los objetivos del PS obligan a un gesto de unidad, y destacó que es una señal a lo que hoy requiere la clase política, castigada con amplia abstención en las elecciones municipales.
“Lo que hicimos en el Partido fue, dada la envergadura de la tarea que tenemos el próximo año, intentar construir un acuerdo entre las corrientes internas y lo logramos. Nos parece que si estamos pidiendo esfuerzos de unidad, hacer una demostración era relevante”, destacó.
Los últimos conteos daban a Andrade un amplio triunfo superior al 70 por ciento, muy por encima de las propuestas de Gonzalo Martner y Daniel Manouchehri. Sin embargo, las voces disidentes al interior del PS advierten que hay una crisis solapada en esta elección.
El diputado Marcelo Díaz, quien ha recalcado una falta de diálogo en la colectividad, apuntó que hoy la candidatura de Bachelet es más importante que los problemas de partido, pero que estos sólo se ven postergados, alejando aún más una solución.
“Aquí se resignó el debate y la competencia interna a cambio de asegurar un partido con un diseño claro en la estrategia del retorno de Bachelet y ganar la elección presidencial. No es una sorpresa, pero muchos asuntos quedan postergados, lo que a estas alturas es razonable, ya que el principal desafío son las elecciones y no la vida interna del partido, pero quedamos con ese desafío pendiente”, apuntó el parlamentario.
Díaz recalcó en la recuperación de la vida democrática, una falta de vía orgánica constitucional y una precaria comunicación al interior del partido, como principales aspectos de una crisis latente.
En esta línea, el presidente de la Juventud Socialista, César Valenzuela, advierte que el tema presidencial no se enfrenta por sí solo, quien declaró que “es un desafío complejo, debe sumarse el tema parlamentario. En ese sentido, la dirección del partido tiene una tremenda tarea en distintas líneas, no basta sólo con la elección presidencial”.
Pese al amplio triunfo de Osvaldo Andrade, secundado por la senadora Isabel Allende (vicepresidenta) y Alvaro Elizalde (secretario general), el proceso no estuvo exento de incidencias. La candidatura de Gonzalo Martner denunció que en 93 comunas no se realizaron comicios, además de una alta abstención de militantes, un gesto pronosticado por el consenso previo a los resultados.
El pasado domingo, el Partido Socialista vivió una jornada de elecciones a nivel nacional, donde el triunfo de la actual directiva liderada por Osvaldo Andrade no fue una sorpresa. La dirigencia buscó un consenso previo a los comicios, como una muestra de unidad al interior de la colectividad, con la mira en la candidatura presidencial de Michelle Bachelet.
El propio presidente socialista, quien ejercerá por otros cuatro años, destacó que los objetivos del PS obligan a un gesto de unidad, y destacó que es una señal a lo que hoy requiere la clase política, castigada con amplia abstención en las elecciones municipales.
“Lo que hicimos en el Partido fue, dada la envergadura de la tarea que tenemos el próximo año, intentar construir un acuerdo entre las corrientes internas y lo logramos. Nos parece que si estamos pidiendo esfuerzos de unidad, hacer una demostración era relevante”, destacó.
Los últimos conteos daban a Andrade un amplio triunfo superior al 70 por ciento, muy por encima de las propuestas de Gonzalo Martner y Daniel Manouchehri. Sin embargo, las voces disidentes al interior del PS advierten que hay una crisis solapada en esta elección.
El diputado Marcelo Díaz, quien ha recalcado una falta de diálogo en la colectividad, apuntó que hoy la candidatura de Bachelet es más importante que los problemas de partido, pero que estos sólo se ven postergados, alejando aún más una solución.
“Aquí se resignó el debate y la competencia interna a cambio de asegurar un partido con un diseño claro en la estrategia del retorno de Bachelet y ganar la elección presidencial. No es una sorpresa, pero muchos asuntos quedan postergados, lo que a estas alturas es razonable, ya que el principal desafío son las elecciones y no la vida interna del partido, pero quedamos con ese desafío pendiente”, apuntó el parlamentario.
Díaz recalcó en la recuperación de la vida democrática, una falta de vía orgánica constitucional y una precaria comunicación al interior del partido, como principales aspectos de una crisis latente.
En esta línea, el presidente de la Juventud Socialista, César Valenzuela, advierte que el tema presidencial no se enfrenta por sí solo, quien declaró que “es un desafío complejo, debe sumarse el tema parlamentario. En ese sentido, la dirección del partido tiene una tremenda tarea en distintas líneas, no basta sólo con la elección presidencial”.
Pese al amplio triunfo de Osvaldo Andrade, secundado por la senadora Isabel Allende (vicepresidenta) y Alvaro Elizalde (secretario general), el proceso no estuvo exento de incidencias. La candidatura de Gonzalo Martner denunció que en 93 comunas no se realizaron comicios, además de una alta abstención de militantes, un gesto pronosticado por el consenso previo a los resultados.
El pasado domingo, el Partido Socialista vivió una jornada de elecciones a nivel nacional, donde el triunfo de la actual directiva liderada por Osvaldo Andrade no fue una sorpresa. La dirigencia buscó un consenso previo a los comicios, como una muestra de unidad al interior de la colectividad, con la mira en la candidatura presidencial de Michelle Bachelet.
El propio presidente socialista, quien ejercerá por otros cuatro años, destacó que los objetivos del PS obligan a un gesto de unidad, y destacó que es una señal a lo que hoy requiere la clase política, castigada con amplia abstención en las elecciones municipales.
“Lo que hicimos en el Partido fue, dada la envergadura de la tarea que tenemos el próximo año, intentar construir un acuerdo entre las corrientes internas y lo logramos. Nos parece que si estamos pidiendo esfuerzos de unidad, hacer una demostración era relevante”, destacó.
Los últimos conteos daban a Andrade un amplio triunfo superior al 70 por ciento, muy por encima de las propuestas de Gonzalo Martner y Daniel Manouchehri. Sin embargo, las voces disidentes al interior del PS advierten que hay una crisis solapada en esta elección.
El diputado Marcelo Díaz, quien ha recalcado una falta de diálogo en la colectividad, apuntó que hoy la candidatura de Bachelet es más importante que los problemas de partido, pero que estos sólo se ven postergados, alejando aún más una solución.
“Aquí se resignó el debate y la competencia interna a cambio de asegurar un partido con un diseño claro en la estrategia del retorno de Bachelet y ganar la elección presidencial. No es una sorpresa, pero muchos asuntos quedan postergados, lo que a estas alturas es razonable, ya que el principal desafío son las elecciones y no la vida interna del partido, pero quedamos con ese desafío pendiente”, apuntó el parlamentario.
Díaz recalcó en la recuperación de la vida democrática, una falta de vía orgánica constitucional y una precaria comunicación al interior del partido, como principales aspectos de una crisis latente.
En esta línea, el presidente de la Juventud Socialista, César Valenzuela, advierte que el tema presidencial no se enfrenta por sí solo, quien declaró que “es un desafío complejo, debe sumarse el tema parlamentario. En ese sentido, la dirección del partido tiene una tremenda tarea en distintas líneas, no basta sólo con la elección presidencial”.
Pese al amplio triunfo de Osvaldo Andrade, secundado por la senadora Isabel Allende (vicepresidenta) y Alvaro Elizalde (secretario general), el proceso no estuvo exento de incidencias. La candidatura de Gonzalo Martner denunció que en 93 comunas no se realizaron comicios, además de una alta abstención de militantes, un gesto pronosticado por el consenso previo a los resultados.
