A inicios de julio, sin mucha difusión comunicacional, la Cámara de Diputados aprobó un proyecto de acuerdo que solicita al Presidente Sebastián Piñera incorporar el Hospital Clínico de la Universidad de Chile a la Red de Salud Pública.
La iniciativa fue presentada por los diputados comunistas Lautaro Carmona, Hugo Gutiérrez y Guillermo Teillier y apoyada por Fuad Chahín (DC), Sergio Aguiló (IC), José Pérez (PRSD), Felipe Harboe (PPD), Juan Luis Castro (PS) y las independientes Marta Isasi y Alejandra Sepúlveda.
Los argumentos señalan “que el Hospital Clínico de la Universidad de Chile se encuentra en una crisis marcada por una abultada deuda y por un abandono de su rol público y su misión de aportar a la solución de los problemas de salud de la comunidad”.
Marcos Vergara, académico de la Escuela de Salud Pública no compartió la idea, asegurando que esta es una solución “cómoda” y un poco “ingenua”, quien apuntó que “la impresión que da, es que hay un tema de gestión y gobernabilidad que debe ser abordado para enfrentar los problemas que tiene. Es cómodo pensar que la reinserción al sistema público va a solucionar estos problemas, pero es una idea ingenua”.
Vergara agregó que, sin estar en conocimiento de todos los detalles de la propuesta, esta no es la mejor alternativa para solucionar los problemas financieros, de los que se tiene conciencia de hace mucho tiempo.
Para el docente, la solución pasa por mejorar el Gobierno interno y por dividir las fuentes de financiamiento entre las instancias asistenciales y docentes al interior del establecimiento.
Por otra parte, Verónica Rojas, presidenta de la Asociación de Funcionarios del Hospital Clínico de la Universidad de Chile, este anuncio lo recibió como una grata la sorpresa, quien declaró que “esto significa que podemos retomar nuestro rol social, que jamás debimos perder con el pueblo de Chile. Lo señala la misión de la Universidad, eso es fundamental. Recibimos con esperanza este proyecto de acuerdo, creemos que es un avance importantísimo”.
Además del rol social que la dirigente releva, agregó que también podrían normalizarse situaciones que aquejan a los funcionarios; incluso abriéndose a la posibilidad de que aumente la planta de trabajadores y se solucionen ciertas precariedades laborales.
Cabe recordar que el establecimiento fue desvinculado de la red pública en 1994, rompiendo el vínculo que mantenía desde 1952. Por esto, en el Congreso creen que el hospital se vio en la obligación de autofinanciarse y manejar costos de operación menores a los de un establecimiento que realiza docencia e investigación.
Destacaron además, que el problema se agravó al disminuir en un 37% el aporte de la Universidad de Chile en 1994, y en un 4,8% en 2011, dado que los aportes que recibía la casa de estudios de parte del Estado también decrecieron en forma considerable.
A inicios de julio, sin mucha difusión comunicacional, la Cámara de Diputados aprobó un proyecto de acuerdo que solicita al Presidente Sebastián Piñera incorporar el Hospital Clínico de la Universidad de Chile a la Red de Salud Pública.
La iniciativa fue presentada por los diputados comunistas Lautaro Carmona, Hugo Gutiérrez y Guillermo Teillier y apoyada por Fuad Chahín (DC), Sergio Aguiló (IC), José Pérez (PRSD), Felipe Harboe (PPD), Juan Luis Castro (PS) y las independientes Marta Isasi y Alejandra Sepúlveda.
Los argumentos señalan “que el Hospital Clínico de la Universidad de Chile se encuentra en una crisis marcada por una abultada deuda y por un abandono de su rol público y su misión de aportar a la solución de los problemas de salud de la comunidad”.
Marcos Vergara, académico de la Escuela de Salud Pública no compartió la idea, asegurando que esta es una solución “cómoda” y un poco “ingenua”, quien apuntó que “la impresión que da, es que hay un tema de gestión y gobernabilidad que debe ser abordado para enfrentar los problemas que tiene. Es cómodo pensar que la reinserción al sistema público va a solucionar estos problemas, pero es una idea ingenua”.
Vergara agregó que, sin estar en conocimiento de todos los detalles de la propuesta, esta no es la mejor alternativa para solucionar los problemas financieros, de los que se tiene conciencia de hace mucho tiempo.
Para el docente, la solución pasa por mejorar el Gobierno interno y por dividir las fuentes de financiamiento entre las instancias asistenciales y docentes al interior del establecimiento.
Por otra parte, Verónica Rojas, presidenta de la Asociación de Funcionarios del Hospital Clínico de la Universidad de Chile, este anuncio lo recibió como una grata la sorpresa, quien declaró que “esto significa que podemos retomar nuestro rol social, que jamás debimos perder con el pueblo de Chile. Lo señala la misión de la Universidad, eso es fundamental. Recibimos con esperanza este proyecto de acuerdo, creemos que es un avance importantísimo”.
Además del rol social que la dirigente releva, agregó que también podrían normalizarse situaciones que aquejan a los funcionarios; incluso abriéndose a la posibilidad de que aumente la planta de trabajadores y se solucionen ciertas precariedades laborales.
Cabe recordar que el establecimiento fue desvinculado de la red pública en 1994, rompiendo el vínculo que mantenía desde 1952. Por esto, en el Congreso creen que el hospital se vio en la obligación de autofinanciarse y manejar costos de operación menores a los de un establecimiento que realiza docencia e investigación.
Destacaron además, que el problema se agravó al disminuir en un 37% el aporte de la Universidad de Chile en 1994, y en un 4,8% en 2011, dado que los aportes que recibía la casa de estudios de parte del Estado también decrecieron en forma considerable.
A inicios de julio, sin mucha difusión comunicacional, la Cámara de Diputados aprobó un proyecto de acuerdo que solicita al Presidente Sebastián Piñera incorporar el Hospital Clínico de la Universidad de Chile a la Red de Salud Pública.
La iniciativa fue presentada por los diputados comunistas Lautaro Carmona, Hugo Gutiérrez y Guillermo Teillier y apoyada por Fuad Chahín (DC), Sergio Aguiló (IC), José Pérez (PRSD), Felipe Harboe (PPD), Juan Luis Castro (PS) y las independientes Marta Isasi y Alejandra Sepúlveda.
Los argumentos señalan “que el Hospital Clínico de la Universidad de Chile se encuentra en una crisis marcada por una abultada deuda y por un abandono de su rol público y su misión de aportar a la solución de los problemas de salud de la comunidad”.
Marcos Vergara, académico de la Escuela de Salud Pública no compartió la idea, asegurando que esta es una solución “cómoda” y un poco “ingenua”, quien apuntó que “la impresión que da, es que hay un tema de gestión y gobernabilidad que debe ser abordado para enfrentar los problemas que tiene. Es cómodo pensar que la reinserción al sistema público va a solucionar estos problemas, pero es una idea ingenua”.
Vergara agregó que, sin estar en conocimiento de todos los detalles de la propuesta, esta no es la mejor alternativa para solucionar los problemas financieros, de los que se tiene conciencia de hace mucho tiempo.
Para el docente, la solución pasa por mejorar el Gobierno interno y por dividir las fuentes de financiamiento entre las instancias asistenciales y docentes al interior del establecimiento.
Por otra parte, Verónica Rojas, presidenta de la Asociación de Funcionarios del Hospital Clínico de la Universidad de Chile, este anuncio lo recibió como una grata la sorpresa, quien declaró que “esto significa que podemos retomar nuestro rol social, que jamás debimos perder con el pueblo de Chile. Lo señala la misión de la Universidad, eso es fundamental. Recibimos con esperanza este proyecto de acuerdo, creemos que es un avance importantísimo”.
Además del rol social que la dirigente releva, agregó que también podrían normalizarse situaciones que aquejan a los funcionarios; incluso abriéndose a la posibilidad de que aumente la planta de trabajadores y se solucionen ciertas precariedades laborales.
Cabe recordar que el establecimiento fue desvinculado de la red pública en 1994, rompiendo el vínculo que mantenía desde 1952. Por esto, en el Congreso creen que el hospital se vio en la obligación de autofinanciarse y manejar costos de operación menores a los de un establecimiento que realiza docencia e investigación.
Destacaron además, que el problema se agravó al disminuir en un 37% el aporte de la Universidad de Chile en 1994, y en un 4,8% en 2011, dado que los aportes que recibía la casa de estudios de parte del Estado también decrecieron en forma considerable.
