Vecinos y ambientalistas del Biobío suman fuerzas contra proyecto Octopus

En el Biobío, agricultores y vecinos en la comuna de Bulnes iniciaron una serie de actividades, en alerta por el proyecto Octopus, un gasoducto que se transforma en la termoeléctrica a gas más grande del país. Vecinos y analistas advierten del impacto ambiental de un proyecto que sería presentado por partes a la institucionalidad ambiental.

En el Biobío, agricultores y vecinos en la comuna de Bulnes iniciaron una serie de actividades, en alerta por el proyecto Octopus, un gasoducto que se transforma en la termoeléctrica a gas más grande del país. Vecinos y analistas advierten del impacto ambiental de un proyecto que sería presentado por partes a la institucionalidad ambiental.

El proyecto Octopus, liderado por la empresa Australis Power, contempla dos centrales a gas natural en la comuna de Bulnes, en la región del Biobío. Con una capacidad de generación de mil 140 MW al Sistema Interconectado Central (SIC), es la inversión más grande del país por una termoeléctrica a gas, la cual asciende a mil 300 millones de dólares.

Si bien el proyecto aún no ha sido presentado a Evaluación de Impacto Ambiental (EIA), los vecinos de Bulnes y otras comunas del litoral en la octava región han reaccionado en su contra, con reparos a las consecuencias que esto trae tanto para los recursos naturales en el mar, comprometiendo también el abastecimiento de agua.

Sobre esta amenaza han surgido observaciones incluso desde parlamentarios. El diputado RN Frank Sauerbaum, indicó que el consumo de agua para la población debe ser prioridad, por lo que es necesario supervisar el uso del recurso que implica este gasoducto.

“Hemos hecho la advertencia que no nos parece adecuado la instalación de esta planta termoeléctrica, que es menos contaminante que una planta a carbón, pero impacta en la producción agrícola por el consumo de agua, para hacer enfriamiento de sus procesos, recurso que es prioritario para riego y consumo humano”, indicó el diputado.

Lucio Cuenca, Director del Observatorio de Conflictos Medioambientales, ratificó el uso de agua para este proceso energético, que abarca casi 450 litros por segundo. Al respecto, subrayó en las consecuencias ambientales que acompañan el proyecto.

“Es la termoeléctrica a gas más grande de Chile, eso incide en las emisiones de óxido de nitrógeno, ozono a nivel respirable, y genera contaminación de suelo y vegetación. Se estima que una termoeléctrica es incompatible con la actividad agrícola”, apunta Cuenca, quien señala además que “por ser una megacentral, genera emisiones hacia localidades vecinas, con cultivo de semillas. Podría alterar la vegetación, es una planta que ocupa altas cantidades de agua, a lo menos 20 millones de litros de agua al día, extraídos del subsuelo, alterando la actividad agrícola”.

Álvaro Toro representó al municipio de Huasco en el fallo de la Corte Suprema contra la termoelétrica Castilla, donde la justicia consideró ilegal la presentación por separado del proyecto.

El abogado recalcó que se repite la práctica, con un proyecto para la central en Bulnes, y otro para su terminal de regasificación, ubicado en la comuna costera de Penco: “Un tema central es que el proyecto debió ser evaluado en conjunto la central de Bulnes y la terminal de Penco, pero son dos proyectos distintos, razón suficiente para rechazarlo en su tramitación por el SEIA. Cada alcalde pondrá el acento en su daño ambiental, con el impacto al borde costero y la zona turística”.

En el Biobío hay 10 proyectos que suman mil 492 MW al Sistema Interconectado Central, donde Octopus contempla tres cuartas partes de esta torta energética. Ante ello, los analistas subrayan que la matriz de Chile no requiere seguir creciendo, desmintiendo a las empresas que arguyen en la demanda energética para abastecer el consumo doméstico, que en su mayor nivel ocupó sólo un 54% de la infraestructura instalada.





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