Se trata de uno de los capos más buscados por la policía y no solamente la mexicana. Sobre Mario Armando Ramírez, líder del cartel de Golfo, también pesaba una orden de búsqueda del departamento de Estado de los Estados Unidos, que ofrecía cinco millones de dólares a quien diera información de su paradero. Una recompensa fechada en 2009 y que revela que el Pelón, conocido también como X20, era considerado peligroso, incluso antes de asumir el liderazgo del cartel del Golfo hace sólo once meses, fecha de la caída del Coss, el jefe anterior del cartel del Golfo.
Justamente su ascenso a la cabeza de uno de los carteles más importantes de la región está marcada por la violencia: asesinó a su principal rival para hacerse con el poder de una banda que controló durante décadas la frontera entre el Estado mexicano de Tamaulipas y el de Texas en Estados Unidos. Un cartel algo alicaído desde que a principios de 2010 rompiera con el que hasta entonces era su brazo armado, los Zetas, convertidos ahora en enemigos y contrincantes.
La detención del Pelón fue dada a conocer a través de un comunicado de prensa por la secretaría de la gobernación mexicana. “El gobierno de la República informa que la mañana del sábado -dice el documento- el ejército mexicano llevó a cabo la captura de Mario Armando Ramírez Triviño, líder de una organización criminal que opera en el norte del país”.
La noticia no podía venirle mejor al gobierno de Enrique Peña Nieto, que ha declarado prioritaria la lucha contra los carteles. Sobre todo después de la polémica que significó la liberación de Rafael Caro Quintero, el histórico narco y uno de los fundadores del cartel de Guadalajara, liberado doce años antes de los previsto por un error judicial. La captura de Ramírez llega justo después de la detención del sanguinario jefe de Los Zetas, Miguel Ángel Treviño, en junio pasado.