Un centenar de ciudadanos bolivianos, hacinado en dos dormitorios, trabajaba sin descanso ni salario en el armado de torres de alta tensión en Molina, Región del Maule.
Habían sido traídos a Chile bajo engaño por una red de trata de personas con fines de explotación laboral, la cual fue condenada en agosto de 2013 a cinco años de presidio por este delito.
Esta condena es la primera y única en nuestro país desde la promulgación en el año 2011 de la ley 20.507, que tipifica los delitos de tráfico ilícito de migrantes y trata de personas.
Pero pese a que Chile es indudablemente un país de destino de trata de personas, la trata con fines de explotación laboral continua siendo un fenómeno desconocido e invisibilizado.
“La trata de personas con fines de explotación sexual ha sido más documentada y perseguida. En contraste, la trata de personas con fines de explotación laboral sigue siendo un tema excluido. Para combatir este tipo de explotación con éxito se requiere tener mayor información sobre las estructuras, características, dinámicas y rutas. Esto representa promover la investigación y la producción de información precisa sobre esta forma de criminalidad organizada”, expresó Sonia Lahoz, representante de la Oficina Internacional de Migraciones en Chile, en el marco de la segunda versión del Día de Acción contra la trata de personas.
Efectivamente, uno de los mayores obstáculos en el tratamiento del problema de la trata de personas en Chile es la carencia de datos oficiales sobre el alcance de este fenómeno.
Para Carolina Rudnick, abogada del Departamento de Crimen Organizado del Ministerio del Interior, esto se explica por las características propias de la trata, que opera en círculos de ilegalidad y clandestinidad.
Mano de obra
“La trata de personas existe porque existe pobreza, analfabetismo, discriminación de género, de raza, de nacionalidad, por lo que para combatir el trabajo forzoso va a haber que hacerse cargo de cuáles son las condiciones que el mercado laboral chileno tiene respecto de trabajadores migrantes”, manifestó la representante del Ministerio del Interior.
En ese sentido, Carmen Espinoza, Directora del Programa de Economía del Trabajo, vinculó directamente el problema de la trata con el proyecto de ley de migración que actualmente se encuentra en el Congreso. A su juicio, este debiese ser revisado en torno a una visión del migrante como un sujeto de derecho y no como simple mano de obra.
“A juicio de muchos de los abogados laboralistas, debieran hacerse incorporaciones que realmente aseguraran la protección del derecho y, sobre todo, que entregaran herramientas pensando en el migrante y que no apareciera como una facilitación de mano de obra para las empresas”, explicó.
Aunque existe consenso en que una política migratoria restrictiva aumenta la comisión de delitos de tráfico y trata de personas, esta amplitud necesaria de las barreras transnacionales no se ve reflejada en nuestra actual ley de extranjería, de 1975, ni tampoco en el proyecto de ley de migración que debiera debatirse este año en el Congreso.
Si bien el proyecto de ley implica un avance respecto de la legislación heredada de la dictadura, mantiene un máximo de 15% de extranjeros que pueden trabajar en empresas nacionales y endurece el marco regulatorio para la expulsión de los inmigrantes que infrinjan la ley.
El sueño chileno
“Una frase que está implícita e incluso explícita en algunas sentencias de trata de personas es que ciudadanos extranjeros nacionales de nuestros países vecinos hablan del “sueño chileno”. Es una expresión que conmueve y, por otro lado, no deja de generar cierto orgullo. En lo que tenemos que poner acento es en que este sueño no se transforme en pesadilla”, señaló la abogada del Ministerio del Interior.
La bonanza económica de Chile en relación a los otros países de la región es uno de los principales factores que convirtieron a nuestro país en destino de trata de personas.
María José Fletcher, co directora de la ONG Vida, que trabaja con víctimas de trata de personas en Estados Unidos, se manifestó sorprendida por las similitudes entre este “sueño chileno” y “el sueño americano”, así como por el hecho de que Chile, “que se enorgullece de ser un líder en el cono sur sobre derechos humanos, al igual que Estados Unidos a nivel internacional, tenga en su país el fenómeno de la esclavitud como algo presente”.
“Las circunstancias las veo muy similares a las nuestras, a pesar de que tenemos la ley en efecto desde el año 2000 y fue implementada en el año 2001. Nuestros fiscales tienen los mismos retos y los mismos vacíos que estoy escuchando que se presentan acá, sumado a la aceptación cultural del maltrato, algo que también enfrentamos”, señaló.
“Mis compañeras fiscales siempre me dicen que se les hace muy difícil llevar un caso de trata hasta un jurado, se intenta siempre que el tratante, el empleador que está explotando, el esclavizador, se declare culpable, porque se ve como una barrera el conseguir un jurado que sea sensible. Y es increíble que hablemos de que en Estados Unidos en el siglo XXI hay esclavos”, afirmó.
Las expertas coincidieron en los avances que ha significado la puesta en marcha de la ley contra la trata de personas y el tráfico de migrantes, sin embargo, aún quedan muchas tareas pendientes en la visibilización y comprensión de un fenómeno que atenta contra los derechos humanos de cientos de migrantes en territorio nacional.