Siete de los doce integrantes del directorio de la Cámara Chilena del Libro anunciaron su renuncia, debido al grave conflicto que los enfrenta con otros cuatro miembros de la instancia.
Norberto Dorfler, Miguel Nieto, Rodrigo Lillo y Wilma Cortés enviaron una circular en la que solicitan una asamblea extraordinaria para que abandonen sus cargos. Además, piden que se presenten estados financieros, detalles de despidos y contrataciones y que se responda por presuntas irregularidades, por ejemplo, en la firma de un convenio con la agencia Árbol de Color, que trabajó en la campaña publicitaria de la última Feria Internacional del Libro de Santiago.
El presidente de la Cámara, Arturo Infante, respondió con una carta de ocho puntos en la que anunció su renuncia, decisión a la que se sumaron la vicepresidenta Marilén Wood, la secretaria Jimena Pizarro, el tesorero Pablo Dittborn, el protesorero Ramón Álvarez y los directores Ramón Olaciregui y Cristian Coudeu. Walter Zúñiga, también director, ya había presentado su dimisión hace dos meses.
Infante desmintió las acusaciones y aseguró que todos los documentos pedidos se encuentran en actas y a disposición de los directores que los requieran: “Ellos exigen la renuncia antes de conocer los resultados de la denuncia que hacen. Antes de que los acusados se sienten en el banquillo, ya los han condenado, práctica que los revela absolutamente. En el transcurso de los días, además, muchos de los firmantes que los respaldan nos han dicho que han sido objeto de manipulación, que los han tergiversado y que firmaron algo que no sabían, así que estamos dudando de la legitimidad de esas firmas”, afirmó.
Asimismo, acusó “procedimientos mafiosos” de los cuatro directores, quienes buscarían recuperar privilegios que poseían en los períodos del anterior presidente, Eduardo Castillo: “Estas personas están coludidas en una maniobra de recuperación de poder. Es un golpe de Estado, un cuartelazo de un grupo de directores que perdieron sus cargos en la elección y han buscado una fórmula por otro lado, para exigir nuestra renuncia y una elección antes de seis meses de funcionamiento de un directorio que tiene que durar dos años. O sea, es una cosa que no tiene ni pies ni cabeza”, afirmó.
“Se nos está pasando la cuenta por renovar varios aspectos de la Cámara, por haber echado luz sobre actos corruptivos de la administración anterior. Es normal y ahora hay que poner el pecho, pero no me interesa presidir una Cámara donde hay personas que nos desprestigian”, agregó.
Arturo Infante aseguró que Norberto Dorfler, Miguel Nieto, Rodrigo Lillo y Wilma Cortés solo han buscado dificultar la gestión que encabeza, para la cual fue reelegido en agosto del año pasado, y recordó que el primero fue expulsado del directorio en el período anterior, por sus “reiteradas interrupciones, agresiones verbales, desacatos y otras formas de intervención reñidas con las conductas mínimas de respeto y cooperación”.
“Ellos no ofrecen ninguna alternativa y para nosotros ha sido tan imposible el gobierno en estos seis meses, con personas que solo han ido a obstruir ruidosamente todas las reuniones de directorio, que decidimos que no queremos estar bajo el mismo techo que ellos. Presentamos nuestra renuncia porque no compartimos absolutamente nada con ellos, que tienen una concepción de lo gremial que no es la nuestra. No tienen ningún objetivo gremial detrás, no lo proponen y solo tienen una búsqueda de prebendas en relación a las ferias que se hacen a través de la Cámara, para buscar posiciones de beneficio personal”, aseguró.
Sin embargo, se abrió a la posibilidad de continuar en su cargo: “En esa Cámara, con esos sujetos, no me interesa continuar. Si tengo que invertir mi tiempo en una acción gremial, prefiero hacerlo en otro tipo de asociación. Si ellos no siguen, sería la única razón para continuar”, indicó.
Arturo Infante dijo que la renuncia se concretará en la próxima asamblea ordinaria de la Cámara, programada para fines de junio, antes de la cual realizarán una auditoría externa para desmentir las acusaciones de los cuatro directores. Asimismo, anunció la presentación de una querella por injurias.
Mientras, la asamblea extraordinaria que piden los cuatro directores no tiene fecha definida: “Se tienen que reunir un mínimo de 31 firmas acreditadas y no todas las que mandaron están en original. Algunas vienen en fotocopias y le pedimos la ratificación a esos firmantes, muchos de los cuales, además, no tienen sus cuotas al día, por lo que no podrían participar de ninguna votación. La asamblea se convocará si es que se cumplen esos requisitos, lo que no ha pasado hasta ahora”, explicó Infante.
Finalmente, el todavía presidente consideró que el conflicto da cuenta de una “contradicción vital” de la Cámara, entre los intereses de editores, distribuidores y libreros: “Muchas veces, esos intereses están en pugna y el gobierno se basaba en poder armonizarlos. Ellos patearon el tablero y llevaron la cosa a tal extremo, que en esa petición de asamblea no hay un solo editor. Hay solo un autoeditor, pero los editores no están y muchos están pensando en solicitar la expulsión de estos sujetos”, señaló.
Consultados por Radio Universidad de Chile, Norberto Dorfler, Rodrigo Lillo y Wilma Cortés declinaron entregar su versión de los hechos, por diversos motivos. Miguel Nieto, en tanto, no respondió las solicitudes por teléfono y correo electrónico.