Diario y Radio Universidad Chile

Escritorio

Secuestro de niñas en Nigeria revela desprotección en conflictos armados

Nigeria, país petrolero llamado “el gigante de África” por ser aquel con la mayor población del continente, está convulsionado por conflictos internos entre musulmanes y cristianos. Un hecho reciente ha impactado a la opinión pública internacional: más de 200 niñas de entre 12 y 15 años que han debido sufrir el secuestro, el sometimiento sexual, la esclavitud y ser vendidas en la frontera por 9 Euros, cuyo destino final es desconocido. La comunidad internacional, frente a estos hechos aberrantes, no ha reaccionado con la misma fuerza como lo hiciera en Ucrania.

Sandra Trafilaf

  Martes 6 de mayo 2014 19:01 hrs. 
Secuestro niñas Nigeria

Compartir en

El país africano que tiene una población de 174 millones de habitantes, con una diversidad étnica de más de 500 grupos distintos, que se debaten en un conflicto por la imposición de las dos religiones predominantes entre el norte musulmán y un sur que se declara cristiano, acercándose a la cultura occidental, la misma que el líder del grupo radical Boko Haram pretende erradicar secuestrando niñas, afirmando que “la educación no islámica es pecado”, como se traduce este nombre.

Según el analista Raúl Sohr, hace mucho tiempo que Nigeria vive una lucha despiadada entre el norte y el sur, donde surge esta organización que, advierte, no representa a la mayoría de los islamistas del norte, quienes han sembrado el terror a través de la colocación de bombas, el secuestro de niñas, cometiendo varias masacres en distintas localidades.

Raúl Sohr explica que “en parte ellos lo justifican por represalias por las acciones que ha adoptado el Gobierno en contra de familiares de militantes de Boko Haram. Por lo tanto, esto se inserta en el marco de una guerra bastante cruenta y definitivamente, muy sucia, en que los islamistas han cometido atrocidades pero las fuerzas oficialistas han cometido sus propios abusos”.

El analista internacional también pone énfasis en esta práctica, según dijo “ancestral”, de tomar a las mujeres del enemigo como un botín de guerra, práctica que se repite en todos los conflictos armados.

“En todos los conflictos en África, pero no solo ahí porque también lo vimos en Europa en la ex Yugoeslavia, en muchos lugares, el abuso a las mujeres, consideradas desde tiempos ancestrales como botín de guerra, ya sea porque se convertían en esclavas o eran adoptadas como esposas, es generalizado por parte de los ejércitos o las fuerzas vencedoras o las que conquistan un determinado lugar. Es uno de los rasgos más repugnantes de los conflictos: el abuso de los más débiles y en este caso de las mujeres”, puntualizó Sohr.

En tanto, la directora del Observatorio de Género y Equidad, Teresa Valdés manifestó que pareciera ser que las mujeres son las que siempre provocan los desórdenes en todos los conflictos armados, por ello la táctica militar sería reducir el rol de las mujeres en los procesos de cambios, marcando no solo su psiquis, sino también sus cuerpos para siempre.

Teresa Valdés aclara que “un arma de la guerra es el apropiarse de las mujeres del enemigo, y sobre todo violarlas, dejarlas embarazadas. Se trata de situaciones que también vivió Chile, que vivió Argentina, que vivieron los países con las dictaduras de los 70 y 80, basadas en la idea de decir que una mujer no tiene por qué estar metida en estas cosas, entonces se les viola y se les reduce a escombros para que nunca más”.

En este intento de demostrar que la enseñanza occidental debe ser modificada, el líder de Boku Haram lanza sus arengas para justificar una práctica, que de acuerdo a la directora del Instituto de Estudios Avanzados de la Universidad de Santiago, la analista Olga Ulianova, tiene su origen en el conflicto de Libia, como resultado del “rebote en la activación de este islamismo radical” vinculado a ciertos grupos étnicos del Sahara.

Olga Ulianova destaca que “el problema es que la comunidad internacional hoy día está preocupada más bien de otros temas, podríamos decir más estratégicos como el conflicto en Ucrania, la visita del presidente Obama al sudeste asiático, en fin. Este acto tan aberrante como es el secuestro de las niñas en realidad no ha provocado reacciones a nivel internacional, más allá de declaraciones de buena crianza”.

Respecto del destino de las niñas que a la fecha suman cerca de 200, todos los analistas coinciden que será muy difícil poder rescatarlas, y mucho menos conocer su paradero final, pues debido al conflicto religioso, no existe presencia del Estado al interior de la región.

Síguenos en