Expertos apuestan a socialdemocracia ante auge de extrema derecha europea

Académicos y ex parlamentarios coinciden en que la redefinición de la política europea dependerá de aquellos sectores más cercanos al centro, reconociendo además que el gobierno socialista francés “terminó haciendo lo mismo que estaba haciendo antes la derecha”.

Académicos y ex parlamentarios coinciden en que la redefinición de la política europea dependerá de aquellos sectores más cercanos al centro, reconociendo además que el gobierno socialista francés “terminó haciendo lo mismo que estaba haciendo antes la derecha”.

Este domingo el Partido Popular Europeo (PPE) ganó las elecciones parlamentarias a nivel continental, convirtiéndose en la principal fuerza de la Eurocámara, con 212 escaños.

Asimismo, el ultra derechista Frente Nacional, de la francesa Marine Le Pen, se transformó por primera vez en el ganador de una elección en ese país. Con cerca del 25 por ciento de los votos, aumentará sus escaños de 33 a 40.

El ex senador Carlos Ominami sostuvo que los resultados son una respuesta directa a la crisis, así como a la desesperanza que se ha generado en los sectores medios y populares.

Respecto de Francia, el también ex ministro de Economía consideró dramático constatar el apoyo obtenido por el gobernante Partido Socialista, con un 15 por ciento de la votación, casi doblado por el Frente Nacional.

“No es necesariamente una visión ideológica a los postulados fundamentales de la extrema derecha, creo que hay mucho en este comportamiento de una reacción desesperada y un tanto irracional”, aseguró.

Además, el propio Ominami explicó que “el gobierno no ha sido capaz de generar un camino distinto. Prometió una política diferente a la austeridad que venía practicando la derecha, pero por las dificultades de la Unión Europea, por la intransigencia de Alemania, encabezada por la canciller Merkel, finalmente no fue posible una modificación de la orientaciones predominantes. Entonces, el gobierno terminó haciendo lo mismo que estaba haciendo antes la derecha”.

Por su parte, el presidente del Centro de Estudios del Desarrollo, Eduardo Saffirio, expuso que hay tres factores que están potenciando a la derecha radical.

“Políticas imperialistas en África y Asia hacen que hoy muchas de esas ex colonias busquen un lugar en la Europa rica. La crisis económica que ha golpeado al Estado europeo ha generado que los jóvenes vean con pánico el futuro. Por ello, varios países políticos democráticos de derecha e izquierda, incapaces de hacer pedagogía democrática, se han terminado prestando para el juego de la ultra derecha, porque han legitimado su discurso”, explicó.

En ese contexto, Ominami indicó que la socialdemocracia debe buscar una redefinición de la política europea y salir del neoliberalismo, lo que a su juicio no es fácil, porque se da la paradoja de que en un cuadro de crisis las fuerzas conservadoras no tuvieron una mala votación.

Por su parte, Saffirio se refirió a la redefinición de los partidos, asegurando que existe una “incapacidad de los partidos políticos democráticos, de derecha e izquierda, de marcar diferencias que impidan este discurso de que son todos lo mismo. Las identidades en política son muy importantes y obviamente que centroderechistas, democratacristianos y socialdemócratas son todos demócratas, pero tienen diferencias significativas que muchas veces el electorado no las percibe por un cierto “licuamiento” ideológico, y eso facilita este discurso contra el establishment que hacen las fuerzas políticas populistas”.

Por último, Ominami aventuró que “la derecha tendrá que demostrar con hechos sus ideas, las que probablemente se estrellarán con las dificultades objetivas. Los municipios dirigidos por la extrema derecha en el futuro no habrán hecho nada muy distinto a lo que hacían antes, lo que puede ir generando un movimiento de sinceramiento cuando la demagogia es de ultra derecha”.

Finalmente, el presidente del CED, advirtió que “el fortalecimiento de la ultraderecha tiene relación con el control tecnocrático por parte de los burócratas de Bruselas, que potencian el discurso de una democracia sin demos, es decir, sin pueblo, donde las elecciones no deciden nada”.





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