Las historias de un valiente y el horror de la dictadura en Curacaví

El testimonio de Camilo Muñoz, campesino de Curacaví que fue torturado luego del golpe militar y se salvó de un fusilamiento, guía el libro "De un valiente se cuenta una historia. De un cobarde, una calamidad", de la historiadora Constanza Ambiado. Se presenta este sábado en esa localidad de la región Metropolitana.

El testimonio de Camilo Muñoz, campesino de Curacaví que fue torturado luego del golpe militar y se salvó de un fusilamiento, guía el libro "De un valiente se cuenta una historia. De un cobarde, una calamidad", de la historiadora Constanza Ambiado. Se presenta este sábado en esa localidad de la región Metropolitana.

Nicolás Gárate, José Barrera, Jorge Gómez, Justo Mendoza, Gastón Manzo, Enrique Venegas y Jorge Toro vivían en Curacaví. En la madrugada del 17 de septiembre de 1973, luego de ser detenidos por Carabineros y pasar por la Tenencia de la comuna, fueron llevados en dos camionetas hacia la Cuesta Barriga, donde los fusilaron junto a una caseta abandonada.

Solo Barrera y Venegas quedaron heridos y lograron escapar, aunque luego corrieron suertes dispares. El primero vive aún en esa comuna, a una hora hacia el poniente de Santiago, mientras el segundo fue detenido nuevamente por la policía y su paradero se desconoce desde marzo de 1974.

En la Tenencia también estaba Camilo Muñoz, cuyo nombre figuraba entre los que serían llevados a la Cuesta Barriga, pero uno de los uniformados, su amigo de la infancia, lo apartó del grupo. Así, después de pasar por crueles sesiones de tortura, logró volver a su hogar, donde lo esperaban su mujer y sus hijas.

Camilo Muñoz tenía 36 años en ese entonces y había conocido los rigores de la vida en el campo. Sin luz, sin comodidades, sin zapatos, sin radio, con jornadas de trabajo de sol a sol. Hijo de un dirigente sindical, desde los ocho años trabajaba la tierra y desde los 13 era socialista.

Su relato guía De un valiente se cuenta una historia. De un cobarde, una calamidad (Ceibo Ediciones), libro de Constanza Ambiado que se presenta este fin de semana en el Memorial de Curacaví, que ocupa el mismo terreno donde antes estuvo la Tenencia de Carabineros.

La autora, licenciada en Historia y Estética, llegó a Curacaví a fines de 2010, como parte de un grupo de estudiantes y académicos del Núcleo de Sociología del Cuerpo de la Universidad de Chile que buscaba cooperar con el Comité de Derechos Humanos de la comuna.

Aunque ese proyecto no prosperó, ella continuó visitando Curacaví. A fines de 2011 contactó a la fotógrafa María Paz Mellado y juntas visitaron a Camilo Muñoz, quien les mostró el lugar donde fueron fusilados sus compañeros y les relató su historia. ¿Por qué él? “En realidad no lo elegí yo”, responde Constanza Ambiado. “Si se hubiesen dado las condiciones para que más gente quisiera hablar las cosas, tal vez hubiera ocupado más voces y hubiera sido más heterogéneo, pero pasó que don Camilo era el único que no tenía ese miedo, era el único que tenía una idea súper clara y no tenía problemas en hablarnos”, afirma.

Con ayuda de la artista visual Macarena Abarca, y con el apoyo de los académicos Roberto Merino y María Emilia Tijoux, la autora elaboró un libro que elude un formato convencional. En sus 117 páginas se reconstruye la biografía de Camilo Muñoz por medio de fragmentos, décimas y fotografías del protagonista, de sus herramientas de trabajo, de la zona y de la Tenencia de Carabineros. Un lugar central, por ejemplo, ocupa una imagen en la que aparecen los detenidos, publicada en 1979 por la revista Hoy, que el mismo Camilo Muñoz recuperó en 2008 y que hoy se puede observar en gran formato en el Memorial de Curacaví.

“Hubo seis o siete meses en que solo íbamos a compartir y en esas conversaciones fueron surgiendo cosas. Al principio el relato era muy de tirar el dato, un modo muy formateado, como de Informe Rettig: estuve en tal parte, tanto tiempo y me pasó esto. Poco a poco hubo más confianza, el trato era más amigable y las conversaciones empezaron a ser mucho más reales y contextualizadas. Así tenía mucho más sentido y era un tipo de relato al que no estamos tan acostumbrados. Era distinto a los típicos relatos de las experiencias de la dictadura, era más real”, considera Constanza Ambiado.

Se trata, además, de un relato sobre los efectos de la dictadura en las localidades rurales, donde el escenario es distinto, pese a su cercanía con la ciudad: “No tenemos tantas historias de la dictadura en el campo, tenemos un imaginario muy acotado sobre el encierro y el castigo. Casos, personajes y lugares típicos que casi siempre están en el centro, en la región Metropolitana. Yo no tenía idea, por ejemplo, que hubo un Movimiento de Campesinos sin Tierra en Chile y eso que Curacaví está apenas a una hora de Santiago. Los historiadores le damos poca bola a ese mundo o lo hacemos de manera condescendiente”, señala Constanza Ambiado.

“Creo además que don Camilo vio en nosotros un recambio generacional que ya es una necesidad. No tienes más personas que escuchen tu historia. Ya no es para denunciar, sino para que no se pierda cuando ya no estés, para que alguien pueda seguir contándola”, añade.

Esa es, justamente, la idea que resuena en las últimas páginas del libro, cuando Camilo Muñoz dice que se llevará todos sus secretos a la tumba. “Ya no va a poder hacer eso. Está todo grabado”, le contesta Constanza Ambiado. Entonces, el protagonista del libro se ríe y repara en eso: “Ya quedó todo grabado, no me lo voy a poder llevar”, responde.

Lanzamiento

De un valiente se cuenta una historia. De un cobarde, una calamidad se presenta a las 17 horas de este sábado 18 en el Memorial de DD.HH. de Curacaví, ex Tenencia de Carabineros (Ambrosio O’Higgins 1440). Será comentado por los académicos María Emilia Tijoux y Roberto Merino.





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