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“Mujeres que fueron donde nadie las llamó”, el relato biográfico de doce historias de chilenas

El libro de Adriana Soto Rivera recoge doce historias de mujeres que marcaron hitos, rompieron esquemas y se posicionaron en lugares donde nadie las llamó. La autora destaca el lado positivo de vidas que, con sacrificio, construyeron y construyen historias de amor y valentía.

Diario Uchile

  Sábado 8 de noviembre 2014 18:06 hrs. 
adriana

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El libro de Adriana Soto Rivera recoge trece historias de mujeres que marcaron hitos, rompieron esquemas y se posicionaron en lugares donde nadie las llamó. La autora destaca el lado positivo de vidas que, con sacrificio, construyeron y construyen historias de amor y valentía.

“Mujeres que fueron donde nadie las llamó” es la sexta publicación de Adriana Soto Rivera, escritora chilena que busca destacar el aporte que ha hecho la mujer chilena al país. Relatos que están basados en la época en que ellas vivieron y en las biografías de las protagonistas.

Las trece historias que componen este escrito relatan vidas de conocidas y desconocidas mujeres. El libro narra en primera persona, pasajes de la vida de personajes como la poetisa  Gabriela Mistral (La Ilustre Errabunda) y las escritoras Tadea García de la Huerta (Tadea la ilustrada) e Inés Echeverría Bello (Iris, mensajera de los dioses).

Están presentes, además, representantes del mundo de las artes visuales como la escultora Rebeca Matte (Dolor, talento y cincel) y la pintora Magdalena Mira Mena (Medalla de oro-Medalla de plata) y del ámbito musical, con los relatos de la soprano Rayén Quitral (Flor de fuego) y la pianista Rosita Renard (Entre fusas y corcheas), destaca Prodemu en su presentación.

El libro también incluye la historia de Santa Teresa de los Andes (La Joven Santa); Margot Duhalde, la primera piloto de guerra chilena (Margot, en la bóveda celeste); la primera médica latinoamericana, Eloísa Díaz Insunza (Fervor Samaritano) y la Sargento Candelaria Pérez (Candelaria en el Pan de Azúcar), explican desde la Fundación que ayudó en la publicación del escrito.

Así sucesivamente, el “interés fue mostrar a la mujer chilena, esa que en su génesis se encuentran: la mujer mapuche originaria y alfarera, la que lucía iquilla: el chamanto negro y trarilonco y trapelacucha: la diadema y el pectoral de plata; también están la mujer mudéjar, la que calzando babuchas coloridas invadió España, la mujer española colonizadora de América que lucía mantón bordado y abanicos que le bajaban los rubores. Sin olvidar las más cercanas que nos antecedieron: la de trabajo y la que mostraba su donaire en sociedad”, dijo Adriana Soto en la presentación de su libro.

“Traté de inmiscuirme en sus cabezas, estudié la época y su quehacer y presté mi voz para que ellas dieran testimonio de su valioso aporte a Chile, abriendo caminos a las generaciones venideras”, agregó. Explicación que sirve para entender el por qué las voces de estas mujeres se presentan en primera persona, siendo ellas quienes cuentan su vida, sus dificultades, sus fortalezas y cómo se fue construyendo cada una de las historias.

“Todas tienen en común la fuerza y decisión de lograr aquello en que se empecinaron, a pesar de los obstáculos que se les pusiera: el padre, el hermano, el marido o la sociedad entera”, añade la autora.

El trabajo se basa en la intrahistoria, en mostrar la vida tradicional como fondo de la historia y, desde ese lugar, destacar el rol de la mujer chilena.

 

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