Una vez más, Carabineros mintió


En una extensa entrevista, el jefe de la Quinta Zona de Carabineros, general Julio Pineda, sostiene que la institución no tiene responsabilidad en la agresión alevosa y criminal que cometió uno de los hombres a su cargo contra el estudiante de literatura Rodrigo Avilés.

El alto oficial agrega que para ellos “las lesiones de este joven fueron producto de la violencia. Lamentablemente había ahí un grupo muy violento y tuvo que actuar Fuerzas Especiales. Hemos hecho un examen absolutamente minucioso de todas las imágenes que hemos logrado obtener, redes sociales, televisión y del mismo personal que estaba operando. Analizamos los protocolos que utilizaron los lanzagua, que emplearon los protocolos establecidos para estos casos, que en el fondo es lanzar a una distancia prudente el agua. La intervención del lanzagua produce un escape de las personas y, del análisis de los videos que le entregamos al Ministerio Público, hemos visto que se encuentra un grupo que escapaba de los carros y al dispersarse aparece este joven lesionado”.

Además, plantea que “esta agua no golpea con mucha fuerza. El chorro de agua sí es capaz de botar a una persona, pero no de la forma en que esta persona cayó”.

El general Pineda sostiene más adelante que la caída de Rodrigo Avilés podría ser producto del piso mojado y de las características de su calzado, o de que las personas en la huida lo pasaron a llevar. También afirma que los carros estaban a más de 10 metros de distancia del estudiante y que al momento de recibir el chorro estaba detrás de un quisco.

Sin embargo, todas las afirmaciones del general Pineda fueron desmentidas de manera contundente por las imágenes aéreas dadas a conocer ayer por Televisión Nacional donde se muestra que Rodrigo Avilés no estaba detrás de un quisco, que los lanzaguas no estaban a más de 10 metros y que el chorro lo lanzó al menos un par de metros al recibir el impacto directo y no en forma de lluvia, como afirma también el general en la entrevista publicada el jueves 28 de mayo en un medio local de Valparaíso.

Por la tarde, el general Ricardo Cartagena, jefe de zona de Control, Orden Público e Intervención, anunció que se había determinado dar de baja al operador del carro lanzagua sin dar su nombre y asegurando que puede apelar al dictamen. Precisó también que el último video sobre la agresión contra Rodrigo Avilés, mostraba claramente que se había lanzado agua directamente contra su cuerpo, situación que está estrictamente prohibida por los protocolos en el uso de estos vehículos.

A pesar de la mentira desnudada, el Gobierno en boca del ministro del Interior, Jorge Burgos, sólo se refirió a la decisión de dar de baja al suboficial operador del lanzagua. “Respecto de otras decisiones que tome el mando, vamos a conversar con el mando y de manera ponderada conversaremos sobre aquello para determinar si hay otras responsabilidades que pudieran tener que ver con la decisión que hoy día es investigada como la situación causante del hecho. Lo digo así porque no hay que confundir las eventuales responsabilidades de mando que yo las desconozco en este momento y hay que analizarlas ponderadamente, gradualmente, con inteligencia, no con apuro, versus indudablemente las declaraciones antes de conocer este documento fílmico que aparecen frente a la constancia del documento, bastante inoportunas”.

De esa forma el Gobierno deja a Carabineros actuar, intenta ganar tiempo, a pesar que la institución y sus generales mintieron, tal como lo hicieron en el caso de Manuel Gutiérrez, de Matías Catrileo, de los hermanos Rafael y Eduardo Vergara, como en el caso de los tres comunistas degollados y en tantos otros que lo hacen quedar ajeno y lejano de ese pueblo de donde viene la mayoría de sus integrantes.





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