Si viviéramos juntos (1983) y Despedida en Berlín (1984) son los nombres de las películas que a partir del 4 de junio serán proyectadas en el Centro Cultural Palacio La Moneda en el marco de un ciclo realizado por Goethe Institut que busca recuperar parte del trabajo cinematográfico del escritor, Premio Nacional de Literatura 2014, Antonio Skármeta.
Este trabajo, se inició durante 2014 cuando Goethe Institut editó por primera vez en DVD tres películas de Skármeta, una labor que recuperó parte de la obra cinematográfica realizada por el escritor durante su exilio en Alemania entre los años 1973 y 1988.
Las obras que serán exhibidas en el Centro Cultural Palacio La Moneda, nunca antes han sido estrenadas en Chile y pertenecen a la filmografía elaborada por Skármeta en colaboración con producciones alemanas.
¿Cuándo comenzó su relación con el cine?
En el tiempo en que viví en el exilio en el Berlín Occidental. Entonces hubo directores de teatro que se aproximaron a mi porque querían adaptar parte de mis obras al cine, o querían que yo trabajara como guionista. O sea, mi primera experiencia con cine fue a través del guión cinematográfico.
¿Cuándo decide dirigir una película?
De ahí a que llegara el momento en que se me ofreciera dirigir alguna de mis historias pasó poco tiempo. Entonces la primera película que realicé fue Ardiente Paciencia. Con Roberto Parada, Óscar Castro y Marcela Osorio
¿Cuál fue la diferencia de hacer cine en un contexto de exilio?
A mí lo que me marcó fue la posibilidad material de realizar películas, o sea, habitualmente los latinoamericanos o los chilenos nos desvelábamos tratando de buscar recursos para hacer una película modesta. En el caso de Europa, las producciones estaban muy afianzadas entonces si un artista llamaba la atención, los recursos venían. Eran recursos modestos, pero existían las posibilidades, en Chile en cambio, no existían esas instancias.
¿Cómo ve el panorama respecto al cine en la actualidad en Chile?
Bueno, ahora está mejorado porque hay una serie de medidas, una legislación que favorece la realización en el país.
Si tuviera que elegir, ¿literatura o cine?
Literatura sin ninguna duda, yo como director de cine quiero mantenerme como un aficionado. La literatura es el campo de mi dominio y ahí puedo expresarme, el cine es mi segundo amor, pero tengo muy claro que mi prioridad es la creación de mundos literarios.
¿Cuánto de biografía hay las cintas Si viviéramos juntos y Despedida en Berlín?
En Si viviéramos juntos, hay una especie de autorretrato. Yo describo mi vida cotidiana, lo que hago en Alemania, viviendo con mi familia, el exilio, vinculándome con gente, el trabajo político, la acción cultural, mis amigos. Son detalles de la vida del exilio que a la gente que no lo experimentó, le puede resultar curioso. Y en Despedida en Berlín hay una historia que yo viví con mis abuelos.
¿ Y en Ardiente Paciencia?
En Ardiente Paciencia se relata la historia de un cartero y Pablo Neruda. Allí yo creo que puse mucho lo mejor que yo siento que tiene el pueblo chileno; su inventiva, su carisma, su ansia de crecer. En fin, es un film de amor y ternura.