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Unos extraños residentes

Hoy se les conoce como The Residents y no mucho más. Hay bastante de especulación en sus biografías y de juego provocativo en sus decisiones de anonimato y en su quehacer musical. Hoy también resultan más comprensible su hacer y las definiciones que han ido abordando.

Vicente Clua

  Jueves 29 de octubre 2015 12:12 hrs. 
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En 1969 The Beatles se estaban separando y The Rolling Stones reemplazaban a Brian Jones por Mick Taylor, mientras editaban Let it bleed. Eric Clapton formaba Blind Faith, The Doors registraban The soft parade y David Bowie grababa “Space oddity”. Y en ese mismo año, un grupo de ex compañeros de escuela, aún desconocido, se había mudado de Louisiana a California, donde compartían sus trabajos, que le permitían ganarse la vida, con experimentación con cintas y fotografía, más otras expresiones del arte.

Hoy se les conoce como The Residents y no mucho más. Hay bastante de especulación en sus biografías y de juego provocativo en sus decisiones de anonimato y en su quehacer musical. Hoy también resultan más comprensible su hacer y las definiciones que han ido abordando, partiendo por eliminar de su discografía oficial dos registros de 1971, por el hecho de que aún no tenían nombre y por el carácter amateur de la formación en esos años.

Parte de esa historia también pasa por el desinterés de los sellos discográficos, ante esta propuesta que no calzaba con los cánones comerciales y que se alejaba de las corrientes musicales más tradicionales. Era una música de vanguardia o experimental, que se adelantaba a propuestas que luego tendrían nombre (noise, post punk, minimalismo y multimedia). La solución más simple, luego de los primeros intereses en Inglaterra, fue la creación de un sello propio, y el establecimiento de la Cryptic Corporation, entidad que soporta administrativamente a la agrupación; y cuyo nombre calza perfectamente con la filosofía del grupo: el arte puro sólo se produce cuando es anónimo, una obra no debe considerar las expectativas, ni las influencias del mundo exterior, y la música puede construirse a partir de los sonidos.

En este 2015, aparte de haberse presentado por primera vez en Chile, su trabajo Comercial album está cumpliendo 35 años, disco que no sólo pone en cuestión una serie de elementos que en 1980 eran claves dentro de la industria musical, sino que se planta como una parodia a la cultura pop. Es un disco que contiene cuarenta canciones de un minuto de duración, son cuarenta jingles comerciales -o mejor dicho ultra comerciales- ya que la agrupación lleva al extremo el concepto comercial, y señalan que en el mundo perfecto, la música comercial y desechable debería limitarse a su mínima expresión. Un disco que plantea contradicciones entre la crítica a la sociedad de consumo, y la creación de un producto de alto consumo, como lo fue este disco con John Travolta y Barbara Streisand en la portada, y como lo siguen siendo The Residents en la actualidad.

O quizás habría que creerle a Homer Flynn, su histórico vocero (a quienes algunos identifican como el vocalista del grupo, conocido como Randy Rose), quién señaló recientemente que “The Residents intentan adoptar y abrazar las partes de esa cultura que aman y encuentran positivas, y mantenerse alejados de su costado oscuro, que no es particularmente agradable ni tentador”.

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