La estatal Corporación del Cobre (Codelco) está siendo víctima de un desfalco que supera los 21 mil millones de dólares. El fraude consiste en la venta de cobre y otros minerales asociados a un precio inferior al valor de mercado, en operaciones presentes o futuras. El ilícito tiene como principal consecuencia haber acabado con los excedentes que deja al país esta cuprífera, primera productora mundial del mineral.
Pese a que el robo es el más grande de todos cuantos hayan afectado al Estado de Chile, el escándalo no acaba de estallar. Apenas se ha mencionado en los medios y ninguna institución ha sancionado responsabilidades ni ha tomado medida alguna para evitar que se siga cometiendo.
Esto pese a que la multimillonaria pérdida ha sido reconocida parcialmente por entes oficiales, como el Congreso Nacional y la Comisión Chilena del Cobre (Cochilco), y a que ha sido denunciada desde 2011 por el economista y presidente de la ONG Chile Cobre, Julián Alcayaga, en todas las instancias pertinentes. Este semanario ha reportado las denuncias desde enero de 2012 (Proceso 1839 y 1931).
Ahora, no obstante, el manto de impunidad podría quedar atrás. El 17 de abril de 2015 Alcayaga presentó ante el Séptimo Juzgado de Garantía de Santiago una querella por malversación de caudales públicos en Codelco, en representación de la ONG Chile Cobre. Después de nueve meses en los cuales la investigación durmió en el despacho de la fiscal Giovanna Herrera, el Ministerio Público lo redestinó a su colega Macarena Cañas, adscrita a la Fiscalía de Alta Complejidad, la cual actualmente investiga renombrados episodios de corrupción –como los casos Cascadas y Soquimich– que tienen en jaque a la clase gobernante.
Fraude en ventas a futuro
En su presentación a la justicia, Alcayaga detalló el modus operandi del desfalco: “En enero de 2006, por la venta a futuro de 150 mil toneladas, la Mina Gaby (de Codelco) generó pérdidas por US$ 681 millones –al 31 de diciembre de 2010– porque se negoció a US$ 1.36 la libra, siendo que en 2010 el precio promedio fue de US$ 3.42”.
Cuando tal negocio se realizó el precio del cobre superaba los 2.20 dólares por libra.
“En esta operación no puede existir error o equivocación en la proyección futura del precio del cobre, sino que es una acción deliberada para perder dinero en favor de un determinado operador de estos mercados”, destacó el abogado y economista.
Al momento de ocurrir esta negociación –y otras similares entre 2005 y 2007–, autoridades y expertos pronosticaban un alza en el precio del cobre. El 31 de diciembre de 2005 Radio Cooperativa informaba –citando un informe de Cochilco– que la vertiginosa alza que entonces verificaba el precio del cobre se relacionaba con una notoria disminución de las reservas internacionales: los inventarios habían caído desde 1 millón 290 mil toneladas métricas en 2002, a sólo 153 mil un año después. No había que ser experto para constatar que, en situación de escasez y ante un constante crecimiento de la economía mundial y de la demanda de cobre, el precio subiría.
Así lo reconoció la propia Cochilco, que –el 24 de abril de 2006– elevó su estimación del precio promedio del cobre para ese año a 2.60 dólares por libra “debido a sucesivos máximos históricos en el valor del metal ante una creciente demanda mundial”, tal como informó el diario El Mercurio.
La consultora especializada Macquarie Research pronosticaba para 2006 un precio promedio de 2.54 dólares por libra de cobre; y para 2007, de 2.36 dólares. Mientras, Santander Investment auguraba un valor para dichos años de 2.45 y 2.34, respectivamente.
Consideradas estas condiciones objetivas, haber transado el cobre en mercados a futuro a 1.36 dólares, más que un despropósito aparece como un robo colosal.
Cabe consignar que en los fraudes en mercados a futuro una empresa vende cierta cantidad de “opciones de cobre” a determinado precio. Luego, si el cobre está más alto que lo pactado, el vendedor pierde y tiene que pagarle la diferencia al comprador en futuro. Como Codelco pactó precios muy inferiores a los que efectivamente existieron a futuro, debió pagar miles de millones de dólares de diferencia. Alcayaga aclara que estas son operaciones financieras que no comprometen la entrega física del mineral.
Las corporaciones mineras también tienen pérdidas controladas en mercados a futuro. Lo hacen para obtener pérdidas nominales. Así pagan menos impuestos en Chile y traspasan sus ganancias a otras filiales de su matriz, ubicada generalmente en paraísos fiscales.
Este jueves 4 Alcayaga solicitó a la Fiscalía de Alta Complejidad que instruya al presidente ejecutivo de Codelco, Nelson Pizarro, para que informe quién decidió y quiénes intervinieron en las ventas a futuro de los años 2005 a 2007, quiénes adquirieron dichos contratos, quiénes fueron los intermediarios de dichas operaciones; y para que se remita copia de los contratos.
La denuncia y el silencio
Una nota publicada el 2 de septiembre de 2010 en el diario La Tercera dio cuenta por primera vez del desfalco en Codelco. Allí, el entonces miembro del directorio de Codelco y militante de la derechista Unión Demócrata Independiente, Andrés Tagle, aparece señalando que, durante los gobiernos de los presidentes Ricardo Lagos (2000-2006) y Michelle Bachelet (2006-2010), “Codelco llevó a cabo un conjunto de operaciones financieras de derivados (futuros y opciones) que le han significado a la corporación pérdidas, disminuciones patrimoniales y menores excedentes al Estado por impuestos que en conjunto ascienden a 4 mil 630 millones de dólares”.
Tagle –ingeniero comercial– señaló también que “las máximas autoridades vinculadas al cobre en el país, con toda la experiencia que disponían, apostaron a la baja de precio de cobre a mediados del año 2005, justo en los momentos en que el precio de este metal inició una escalada en los mercados internacionales que se ha mantenido hasta hoy con pequeñas alteraciones. Se equivocaron rotundamente, con grave perjuicio para el Estado”, expresó.
Pese a la gravedad de la denuncia y a la relevancia del acusador, ni La Tercera ni ningún otro gran medio volvió a referirse al tema. Ese silencio se mantiene hasta ahora.
Como nadie habló más del tema, Alcayaga pensó –en principio– que se trataba de una acusación con tintes políticos cuyo fin era enlodar a los gobiernos de la centroizquierdista Concertación de Partidos por la Democracia, que gobernó entre 1990 y 2010.
Sin embargo, como señala en requerimiento presentado ante el Consejo de Defensa del Estado el 28 de octubre de 2013, Alcayaga posteriormente descubrió que las pérdidas eran absolutamente reales. “En marzo de 2011 Diego Hernández, a la sazón presidente ejecutivo de Codelco, realizó una conferencia de prensa para presentar los resultados de la Corporación por el año 2010. Él definió éstos como un gran éxito de su gestión, al obtener excedentes por 5 mil 799 millones de dólares, que superaban al ejercicio 2009 en mil 851 millones de dólares.
“Al analizar los resultados –sostiene Alcayaga– saltaba a la vista que estos excedentes estaban lejos de ser un éxito, puesto que el 2006, con un precio de 3 dólares y cinco centésimas la libra, que es un precio inferior en 12.1% al de 2010 (en que el valor fue 3.42 dólares la libra), arrojó excedentes por 9 mil 215 millones de dólares, 37.1% superior al de 2010”.
Por lo mismo, Alcayaga concluyó que las utilidades de 2010 tendrían que haber sido de aproximadamente 11 mil millones de dólares, por lo que faltaban más de 5 mil millones.
Para entender el origen de la inexplicable desaparición de excedentes, el experto tributario de Chile Cobre estudió la Memoria de Codelco 2010. “Me percaté de que entre 2006 y 2010 las pérdidas de utilidades habían sido significativas” y se debían a “una caída de las ventas. Éstas sólo podían caer porque se venden más baratos el cobre y sus subproductos a determinados compradores o por pérdidas en los mercados de futuro”.
Es lo que sostuvo este economista ante la Comisión Especial Investigadora de la Cámara de Diputados encargada de efectuar una revisión sobre la administración de Codelco, que sesionó entre septiembre y diciembre de 2012. Allí afirmó que en su revisión de las notas explicativas de la Memoria 2010 verificó pérdidas por mil 42 millones de dólares en ventas a futuro. Reveló, además, que estas pérdidas “se contabilizaban, entre paréntesis, de manera extracontable, como una disminución de las ventas”.
Como esta pérdida no explicaba la totalidad de la caída de los resultados de aquel año, Alcayaga escudriñó los balances de Codelco, desde 2005 en adelante. Al analizar las notas a los estados financieros pudo comprobar que las operaciones en mercados a futuro comprometían pérdidas que, entre 2006 y 2012, sumaban 4 mil 670 millones de dólares. Esto es, casi lo mismo que lo denunciado por Tagle.
“Codelco no informó de estas cuantiosas mermas en sus memorias ni a la Superintendencia de Valores y Seguros, a través de un ‘hecho esencial’ como correspondía. El Ministerio de Minería y la auditora Deloitte también callaron”, resalta Alcayaga en entrevista con Proceso.
Pese a que hubo un reconocimiento tácito respecto de que lo denunciado por Alcayaga era cierto, la citada comisión investigadora le bajó el perfil al tema. Esto se evidencia en el punto 15 de sus conclusiones: “En virtud de las pérdidas generadas por las negociaciones efectuadas en los ‘contratos futuros’, en más de una ocasión, se hace necesario efectuar una revisión respecto de la utilización de este instrumento, de forma que no generen a futuro perjuicios a la compañía”. Nada más. No se precisaron montos, ni se mencionaron involucrados. Menos hubo sanciones.
Los diputados se abstuvieron pese a que habían sido notificados que Cochilco ya había reconocido las cuantiosas pérdidas por ventas a futuro a través del oficio ordinario 278 –del 26 de agosto de 2011– enviado al diputado socialista Carlos Montes, quien previamente había pedido un pronunciamiento respecto de las denuncias de Alcayaga.
“La corporación (Codelco) ha tenido que reconocer resultados negativos que corresponden a transacciones que fueron efectuadas en el periodo 2005-2007 (…) y cuyos vencimientos finalizan el presente año 2011 y 2012 próximo”, admite Cochilco en la página dos de dicho oficio.
Las desastrosas pérdidas de Codelco se podrían haber previsto si se hubiese considerado la trayectoria de quienes fueron sus ejecutivos en esos años. Diego Hernández –al asumir Codelco en abril de 2010– ya era todo un especialista en generar pérdidas en mercados a futuro. En 1995, siendo gerente de la minera Mantos Blancos (Angloamerican), perdió 49 millones de dólares: 25% de los ingresos por ventas de dicha empresa ese año.
En abril de 2010 Alcayaga escribió una columna en Diario Universidad de Chile, en la que destacó que luego de estos “malos negocios” en Mantos Blancos, Angloamerican ascendió a Hernández a presidente de Collahuasi, una mina de gran envergadura.
Este proceder de nombrar a altos ejecutivos relacionadas con mineras privadas se mantiene en Codelco. Actualmente es dirigida por Nelson Pizarro, otrora vicepresidente del holding Antofagasta Minerals –grupo Luksic–, que actualmente es presidido por el propio Hernández.
Pese a los tropiezos, Alcayaga, con el respaldo del constante Comité de Defensa y Recuperación del Cobre, continuó intentando que su acusación fuese escuchada. El 29 de octubre de 2013 dejó una carta al presidente Piñera en la que detallaba el fraude a Codelco. No hubo respuesta. El 21 de octubre de 2011 informó de las pérdidas en Codelco al director del Servicio de Impuestos Internos, Julio Pereira, quien ordenó abrir una investigación.
Consultada por este corresponsal respecto del avance de la indagación, Patricia Sepúlveda, fiscalizadora a cargo de este caso, respondió el 25 de enero que por razones legales “no me es posible acceder a su requerimiento”.
El Estado tuvo una preciosa ocasión de reconocer el ilícito y corregir el rumbo luego de que la Cámara de Diputados ordenó –el 16 de abril de 2014– crear una comisión investigadora sobre los contratos a futuro realizados por Codelco entre 2005 y 2007, “que fueron innecesarios, especulativos, con altísimo riesgo e inusuales en el mercado”, se señala en el texto por el cual se aprueba tal comisión.
Sin embargo, los resultados de esta instancia fueron decepcionantes. El 16 de abril de 2015 el pleno de los diputados ratificó el informe propuesto por la comisión. Allí se asegura que la causa de las pérdidas “fue principalmente un cambio brusco, imprevisible, espectacular y estructural (del precio del cobre), acaecido a partir de la segunda mitad de 2006, generado por la emergencia de China”.
Estas conclusiones se apoyaron básicamente en lo sostenido en la comisión por el ministro de Minería y presidente del directorio de Codelco, en 2005, Alfonso Dulanto, y por el entonces presidente ejecutivo de Codelco, el ingeniero democratacristiano Juan Villarzú, que aparecen como presuntos responsables de los “errores” cometidos.
Alcayaga refutó los descargos de éstos al señalar que “no existe ningún estudio de consultoras internacionales que haya proyectado precios tan bajos durante esos años”. Añadió: “Varios expositores de esta comisión sostuvieron que dichas consultoras, como CRU y Brook Hunt, habían proyectado en julio de 2005 y enero de 2006 precios del cobre que no superaban el dólar en los años 2006 en adelante, pero (…) en ningún momento mostraron estudios, planillas, gráficos o cuadros de estas consultoras, que respaldaran esas afirmaciones.”
La comisión consideró también que las operaciones de ventas a futuro permitieron rescatar el mineral El Salvador “y extender su vida útil”, al dotar a Codelco de dinero fresco. Sin embargo, Alcayaga afirma que esas operaciones “no reportaron avances de dinero porque en las ventas a futuro no se realizan pagos anticipados”.
El diputado socialista Luis Lemus –que presidió esta comisión– afirmó al cierre de este trabajo que “no existen responsabilidades políticas” y “no existió ningún tipo de ilícito”.
Desfalco
Aunque cuantiosas, las mermas en mercados de futuro no son las únicas ni las más grandes de Codelco en la última década. En el gobierno de Sebastián Piñera (2010-2014) perdió más de 17 mil millones de dólares debido a descaradas ventas de cobre, oro, plata y molibdeno a precios inferiores a los valores de mercado.
Es lo que acredita Alcayaga en la citada querella ante el Séptimo Juzgado de Garantía de Santiago. Como se señala en sección “Los Hechos”: “Al analizar los ingresos por ventas desde 2010 a 2013 y compararlos con las ventas de ejercicios anteriores, sobre todo de los años 2006 y 2007, no queda duda de que los ingresos de Codelco desaparecieron”.
En la presentación ante la justicia se afirma que “los ingresos de Codelco pierden toda credibilidad en 2014”. Entonces se declaran entradas por 10 mil 729 millones de dólares, lo que denotaría un escandaloso error o fraude, puesto que sólo la producción de cobre y molibdeno multiplicada por el precio promedio de esos productos en aquel año –según precios y cantidades emanadas en informes oficiales de Codelco– debió alcanzar los 12 mil 309 millones de dólares.
Esto denotaría la desaparición de mil 579 millones de dólares, “sin contar las ventas de otros subproductos, como el oro, la plata o el ácido sulfúrico, y los ingresos de una gran cantidad de filiales y otras participaciones de Codelco, como Minera El Abra, Anglo American Sur ex Disputada, Inca de Oro, Agua de Falda S.A., Codelco-Kupferhandel en Alemania, CUPIC, etcétera.”, sostuvo Alcayaga, también abogado.
En la entrevista, y sintetizando sus denuncias, Alcayaga establece que en “2010 se perdieron 4 mil millones de dólares por ventas a precios bajo el valor de mercado; otros 4 mil millones, en 2011, por el mismo concepto; y por lo menos 3 mil millones en 2012, 2013 y 2014, lo que totaliza pérdidas por 17 mil millones de dólares”.
Si a esto se le suman los 4 mil 670 millones de pérdidas en mercados a futuro, la suma alcanza los 21 mil millones de dólares de perjuicio para la estatal minera.
Aunque el fraude haya sido tapado, sus consecuencias están quedando a la vista. Según acaba de reconocer el ministro de Hacienda, Rodrigo Valdés, en 2016 los excedentes de Codelco “serán cercanos a cero”. Lo confesó en el seminario Otra Mirada para el Crecimiento, organizado por el patronal Consejo Minero, el 15 de enero en el santiaguino centro de eventos Casa Piedra.
Allí Valdés atribuyó este descalabro al relativo bajo precio que viene registrando hace un año el mineral. También adelantó que las utilidades de las grandes mineras privadas, que controlan más de 70% de la producción chilena de cobre, serán muy escasas este año y, por tanto, sus aportes al fisco vía impuestos “también serán muy bajos”.
Alcayaga señaló que “Codelco nunca ha dejado de aportar ganancias al fisco, por lo que resulta increíble que no pueda hacerlo con los precios actuales, que mucho más que duplican los de principios de siglo”.
Entre 2002 y 2003 el cobre se valorizó en 70 y 71 centavos de dólar por libra, aportando cada uno de esos años cerca de 300 millones de dólares. Y cuando estuvo más alto, como en 2006, cuando promedió 3.05 dólares por libra, arrojó excedentes por 9 mil 215 millones de dólares.
Chile produce 5 millones 600 mil toneladas anuales de cobre. Esto es 30% de la producción mundial de este metal, indispensable para el funcionamiento de las industrias eléctrica y automotriz, entre otras.
Por ello es absurdo que en Chile, con tantas reservas de cobre –38% del total mundial– y siendo el primer productor de este mineral, no reciba ningún ingreso el Estado, como presagió Valdés que ocurriría este año. Más impensable es constatar que esto pasa sin que ninguna institución repare en el origen del problema.
En este momento prima en el discurso oficial olvidarse del cobre como factor de desarrollo. La columna Superar el cobre, del presidente de la Democracia Cristiana, Jorge Pizarro, publicada el jueves 4 en la web de Radio Cooperativa, grafica lo anterior: “Hace rato que la discusión política más importante del país debiera ser cómo superamos nuestra cobre-dependencia y cómo potenciamos otros sectores productivos”.
*Artículo publicado en revista Proceso, México.