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Salario mínimo: condenados a vivir en la pobreza

Frente a la discusión en el Parlamento por el salario mínimo, diversas organizaciones sindicales sostienen que los cálculos para determinar esta cifra deben basarse en las condiciones sociales que viven los trabajadores y no en las incertidumbres económicas del país.

Constanza Sáez

  Miércoles 22 de junio 2016 19:31 hrs. 
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Los resultados de la encuesta Casen 2013 reflejan que cerca del 50 por ciento de los ocupados chilenos gana menos de 260 mil pesos líquidos, es decir, la mitad de los trabajadores perciben el salario mínimo en el país.

Según el cálculo realizado en enero de 2016 por el Ministerio de Desarrollo Social, un hogar con más de tres integrantes requiere alrededor de 328 mil pesos para superar la línea de la pobreza.

El panorama es más desolador cuando los números dicen que son necesarios 218 mil pesos mensuales sólo para superar la línea de la extrema pobreza, situación que deja a muchas familias sin cubrir las necesidades básicas como alimentación, salud y educación entre otras.

El Gobierno propuso un reajuste del salario mínimo acorde al escenario de bajo crecimiento económico que vive el país, ofreciendo un aumento de sólo 10 mil pesos. Sin embargo, posterior a las gestiones en la Comisión de Hacienda de la Cámara, el Ejecutivo decidió subir su propuesta en 26 mil pesos, dejando el salario mínimo en 276 mil pesos, monto que no soluciona el problema de la pobreza en Chile.

Frente a este panorama, desde el sindicalismo y la iglesia plantean un reajuste más real y transparente, consciente de las condiciones que viven los trabajadores, y no el modelo actual de reajuste que prioriza el crecimiento económico, cifras inestables para el cálculo de una materia tan relevante como el ingreso de los chilenos.

En una declaración pública de la Agrupación Trabajadores por una Mejor Reforma, sindicatos de empresas privadas manifestaron que nuevamente son los intereses del empresariado los que han sido privilegiados por clase política.

El secretario del Sindicato Interempresas Nacional de Telecomunicaciones (Sinate), Ricardo Campos, sostiene que la discusión del salario mínimo no vela por la realidad de los trabajadores, solo responde a las cifras del Banco Central o los indicadores económicos que se alejan de lo cotidiano.

Campos agregó que “cuando son los trabajadores los que hoy tienen que pagar sus comidas con tarjetas de crédito, debemos preocuparnos. Cuando nos enteramos que el salario mínimo en Estados Unidos es 10 o 14 veces más que en Chile, hay que preocuparse”.

En países con PIB per cápita similares a Chile como Polonia, el sueldo mínimo alcanza más de 330 mil pesos, 80 mil pesos más que en nuestro país.

A las declaraciones del secretario de Sinate, se suman las del presidente de la Central Autónoma de Trabajadores, Óscar Olivos, quien sostuvo que los parlamentarios y el gobierno no se preocupan de mejorar la miseria que reciben de ingreso los trabajadores, mientras que a la hora de debatir sobre sus dietas no tienen problema en aumentarlas en grandes cantidades.

Por otra parte, Olivos aseguró que no se les permitió dialogar con anterioridad con el Gobierno, situación que va en contra de una discusión más profunda: “Cuando el Gobierno le dice a una central sindical que no lo puede recibir por temas como el salario mínimo y las necesidades de los trabajadores, se deben hacer  las denuncias correspondientes en la OIT, ya que esta es una irresponsabilidad del Gobierno de Chile ante sus trabajadores”.

Desde la iglesia también es fuertemente cuestionado la propuesta de salario mínimo. En abril de este año el obispo Alejandro Goic declaró que el salario mínimo debía aproximarse a los 400 mil pesos, correspondiente a un “salario ético”, como lo llama el prelado, cifra que contribuiría a que los trabajadores pudieran vivir en condiciones dignas.

En ese sentido, el miembro del área de animación laboral de la Vicaría de la Pastoral Social Caritas, Juan José Richter, sostiene que en Chile el debate del salario está estancado en una mirada ideológica.

“Se habla de un cálculo técnico, pero la economía nunca es completamente técnica. Se ha justificado el monto por el crecimiento económico, las variaciones del IPC y otros cálculos, pero no se está integrando la mirada del ser humano en su dignidad y de las necesidades que tiene toda familia. Al no integrar esa arista en el reajuste y al hablar solamente de un cálculo técnico, esconde una mirada más política. Finalmente, no desean integrar la complejidad de la realidad, simplemente se quedan en los números, lo que va en desmedro de los trabajadores, que principalmente generan la riqueza de nuestro país”.

El representante de la Vicaría de la Pastoral Social recalcó que se trata de un debate sin rostro, donde se mantiene un modelo económico, que no facilita que una persona pueda surgir y desarrollarse plenamente.

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