En el curso de los diez próximos años, unos 2.300 jóvenes podrían beneficiarse cada año de este proceso simplificado, según el ejecutivo.
Pero los diputados de la Unión Democrática del Centro (UDC, partido anti-inmigración que consiguió la prohibición por referéndum de la construcción de minaretes en Suiza) han alertado a los suizos contra “la sobrepoblación extranjera y el aumento masivo de musulmanes”.
Delante de las estaciones y otros lugares públicos han pegado carteles que muestran a una mujer vestida con el niqab (velo integral) con el eslogan: “¿Naturalizaciones descontroladas? NO”.
La propuesta del gobierno pretende conferir a las autoridades federales la competencia de atribuir la nacionalidad suiza a los extranjeros “de la tercera generación” para acortar el proceso y hacerlo menos costoso.
El proyecto del gobierno, que ha sido apoyado por todos los partidos salvo el UDC (que dispone del mayor número de diputados en la cámara baja), excluye, no obstante, la adquisición automática de la nacionalidad.
Las condiciones de naturalización no son modificadas: el candidato debe dominar una de las cuatro lenguas nacionales (alemán, italiano, francés o romanche) y respetar las leyes y valores fundamentales de la Constitución.
El candidato debe haber nacido en Suiza, haber estado escolarizado en el país al menos cinco años y tener como mucho 25 años. Uno de sus padres debe haber vivido 10 años en Suiza y haber acudido a la escuela allí al menos 5 años. Por último, uno de sus abuelos debe tener un permiso de residencia en Suiza o haber nacido allí.
El límite de 25 años coincide con la edad más allá de la cual un suizo se libra de hacer el servicio militar obligatorio.
Según las autoridades, unos 25.000 nietos de inmigrantes, “principalmente originarios de Italia, Turquía y países del sudeste de Europa” podrían beneficiarse inmediatamente de la agilización del proceso.
El ‘miedo’ al niqab
Según el último sondeo publicado el 1 de febrero por un instituto de sondeos, el “sí” ganaría con un 66% de los votos frente a un 31% de votos por el “no” y un 3% de indecisos. Otra encuesta publicada el mismo día por el grupo de prensa Tamedia daba un 55% al “sí” y un 44% al “no”.
En todo caso, en Suiza jamás pueden excluirse las sorpresas en las votaciones.
Y según los autores de la encuesta, el cartel de la campaña a favor del “no” mostrando a la mujer en niqab ha influido en la intención de voto.
El objetivo es “provocar el miedo”, “confrontar a la gente a sus temores potenciales”, analiza Pius Walker, responsable de una agencia de comunicación en Zúrich.
Pero para la UDC, el niqab, “símbolo del rechazo a la integración, no es irrelevante”.
*Publicado por RFI