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Museo Casa Colorada: Siete años a la espera de una nueva vida

En 2010 la casona sufrió varios daños producto del terremoto. El segundo piso fue el más perjudicado, lo que ha impedido que el monumento vuelva a abrir sus puertas. Hoy, para su reparación se necesitan más de 2 mil millones, una cifra que aparece como inalcanzable para el espacio que depende de la Municipalidad de Santiago.

Abril Becerra

  Jueves 2 de marzo 2017 15:03 hrs. 
Portada Casa Colorada

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Siete años han pasado desde que el Museo Casa Colorada cerró sus puertas producto de los graves daños que originó el terremoto del 27 de febrero de 2010.

Durante este periodo, el edificio, que durante años fue el punto de encuentro de la aristocracia del siglo XIX, ha intentado iniciar las obras de reconstrucción, sin embargo, todos los esfuerzos han sido en vano.

El pasado martes el alcalde de la Municipalidad de Santiago, Felipe Alessandri, se reunió con el equipo del Museo para evaluar la situación del inmueble. Entonces, el llamado fue específico: retomar el proyecto que pretende reconstruir el segundo piso del monumento.

Para ello, la Casa Colorada necesita más de 2 mil millones que deben ser gestionados por el Gobierno Regional de la Región Metropolitana y la Municipalidad de Santiago, pero, ¿cuántas posibilidades existen de conseguir estos montos?

Según, el director del Museo, Andrés Mosqueira, para que el espacio vuelva a abrir sus puertas, primero se debe postular a fondos externos, “porque el municipio no cuenta con los recursos de manera directa”.

En este sentido, el gestor cultural advierte que hoy la conservación del patrimonio está supeditada a las disponibilidades de la institucionalidad. “Básicamente, lo que tenemos que hacer ahora es elevar la discusión, porque finalmente la responsabilidad del patrimonio es de todos, pero la institucionalidad está muy diluida. Por una parte, está el Municipio que es el propietario, el Consejo de Monumentos Nacionales, que es la instancia administrativa que tiene que regular el tema de los patrimonios y el Gobierno Central que pone los recursos”, señala.

 Durante años la Casa Colorada fue la única construcción de Santiago con dos pisos. Fue edificada en el año 1769 para el presidente de la primera junta de gobierno, Mateo de Toro y Zambrano, quien vivió allí hasta su muerte y también, fue el punto de encuentro de la aristocracia del siglo XIX. Allí se hospedó, por ejemplo, el General San Martín y Bernardo O’Higgins. La Casa Colorada, ubicada en pleno centro de Santiago (calle Merced 860), fue también declarada Monumento Nacional en el año 1977 y además, corresponde al primer museo de la ciudad de Santiago.

Durante años la Casa Colorada fue la única construcción de Santiago con dos pisos. Fue edificada en el año 1769 para el presidente de la primera junta de gobierno, Mateo de Toro y Zambrano, quien vivió allí hasta su muerte. El edificio también fue declarado Monumento Nacional en el año 1977. También corresponde al primer museo de la ciudad de Santiago.

Actualmente, en el circuito cultural de Santiago Centro ya se han habilitado distintos centros culturales como el Palacio Causiño y la Posada del Corregidor, sin embargo, la antigua casona de Merced 860 continúa a la espera de que se faciliten los recursos para comenzar su reparación.

“Hoy sería una miopía y un egoísmo de mi parte pensar que es una irresponsabilidad no haber restaurado antes la Casa Colorada, porque cuando yo miro al rededor veo que también se restauró el Palacio Causiño, que está pronto a abrir sus puertas. Entonces, en términos de envergadura de elementos patrimoniales que se han aportado a la comunidad ha habido una gran inversión. Entonces, claro nosotros hemos ido quedando a la cola, pero finalmente también pienso que esto puede ser una gran oportunidad de relevar mucho más el proyecto del Museo”, comenta Mosqueira.

Mientras, en la espera…  

El proyecto de restauración del Museo Casa Colorada contempla tres etapas: reparar el segundo piso del inmueble, generar una  nueva museología y colocar en valor el edificio.

Durante estos siete años los trabajos de reparación han avanzado, principalmente, en la mejora de textiles y la restauración completa de las obras pictóricas.

En esta línea, Andrés Mosqueira indica que los procesos de mejora en edificios patrimoniales no es fácil: “Aquí estamos hablando de inmuebles de conservación, donde están comprometidas piedras, maderas y tejas coloniales que ya son más difíciles de encontrar”, comenta.

Asimismo, el historiador indica que la futura museología debe apuntar a hacia la historia de la ciudad. “Hoy estamos pensando más ambiciosamente en lo que es la proyección de la ciudad. O sea, cómo los santiaguinos y los visitantes del museo pueden entender el futuro de Santiago”, dice.

“Los museos no son lugares de contemplación de objetos. El museo es una lectura crítica de la realidad. Es decir, aquí nadie puede venir a buscar una respuesta concreta a algo. Aquí lo que necesitamos generar es una inquietud. La gente que entra al museo no puede salir tal cual llegó. Entonces, desde esa perspectiva los museos también son espacios de contribución a la creación del pensamiento crítico, a la convicción de que la ciudad es un lugar habitado por ciudadanos y los ciudadanos no son objetos pasivos”, añade.

Las obras olvidadas  del Museo

Entre 2009 y 2010, la restauradora Ana María Soffia inició un trabajo de reparación de obras pictóricas en el marco de la celebración del Bicentenario.

Entonces, la arquitecto de la Universidad Católica y miembro de la Asociación Gremial de Conservadores Restauradores de Chile (AGCR) trabajó con ocho cuadros: “Fueron piezas que en el fondo seleccioné según el criterio de conservación de qué era lo que requería mayor atención en ese minuto y, en el fondo, ahí cayeron piezas de diferente formatos como Pedro de Valdivia instituye el primer cabildo de Santiago, Santiago de Chile en 1860, La Posada del Corregidor, Virgen de la Merced, Retrato de Benjamín Vicuña Mackenna, El Conde del Puerto, La Condesa del Puerto y un retrato de Pedro de Valdivia con un Caballo Blanco de Pedro Subercaseaux”, relata la restauradora.

Esta labor culminó luego del terremoto de 2010 y pretendía ser exhibido en una sala financiada por Copec. Sin embargo, a la fecha los cuadros continúan embalados a la espera de ser exhibidos al público.

“Es terrible el cierre de la Casa Colorada. A mí me toca directamente, porque se hizo mucho esfuerzo y un buen trabajo, y pasan y pasan los años y no se entiende cuáles son los obstáculos como para no hacer posible exponer unas obras en un museo que no es tan grande. Entonces, la verdad es que esto es raro. No entiendo cómo puede ser tan poca la voluntad y es una lástima que se pierda esto, porque cuando yo hice estas restauraciones las obras quedaron embaladas pensando en un corto plazo y han pasado siete años, que es un periodo larguísimo, entonces yo no sé en qué estado estarán ahora las piezas. No sé si se habrán mantenido o no, en qué condiciones las tendrán. Sólo espero que parte del trabajo no se haya perdido por esta negligencia”, recalca Ana Maria Soffia.

Un proyecto sin plazos

Estos siete años no han sido fáciles para el equipo del Museo.

Andrés Mosqueira, por ejemplo, comenta que aún no existe una fecha para que se inicien las obras de reconstrucción, menos aún puede comprometerse con una fecha de apertura, pese a que en 2014 se anunció que durante 2017 el espacio volvería a habilitarse.

“Yo esperaría que el Museo abriera mañana, porque ya llevo siete años esperando y la ciudad me está comiendo. Además,  la gente viene y me pregunta cuándo vamos a abrir. Entonces, hay una serie de cosas que uno quisiera que ya hubieran pasado, pero cada día tiene su afán y creo que vamos bien encaminados”, concluye.

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