La medicina complementaria se entiende, según el ministerio de Salud, como “un amplio dominio de recursos de sanación que incluye todos los sistemas, modalidades, prácticas de salud, teorías y creencias que los acompañan, diferentes a aquellas intrínsecas al sistema de salud políticamente dominante de una sociedad particular en un período histórico dado”. Entre ellas se incluyen están la Homeopatía, Acupuntura, la Naturopatía, la Quiropraxia, Sintergética, las Terapias Florales y un extenso y diverso etcétera.
Pero, ¿qué lugar ocupan dentro del sistema de salud chileno?
Actualmente existe un espacio dedicado a esta área dentro del ministerio de Salud. El órgano se llama “Departamento de Políticas y Regulaciones Farmacéuticas, de Prestadores de Salud y Medicinas Complementarias”, y está a cargo de la pediatra, sintergética y terapeuta floral, Mónica Galanti.
Según la última Encuesta Nacional de Salud, elaborada entre 2009 y 2010, al 84,8% de los chilenos les gustaría recibir terapias complementarias en su consultorio u hospital y más del 70% ha usado alguna de estas terapias. Galanti ha declarado en distintas instancias que la inserción de la medicina complementaria es una realidad y que el gobierno se encuentra trabajando en ello: “existe consenso respecto a la necesidad de institucionalizar el uso de estas prácticas. La regulación legitima las prácticas y protege a los pacientes al exigir estándares de calidad”.
Al ser consultada por Radio y Diario Universidad de Chile sobre los próximos pasos que se vienen en la materia, Galanti es cauta: “nos encontramos elaborando un modelo de gestión de medicina complementaria para la atención secundaria y terciaria y otra forma de instalar estas medicinas dentro de la atención primaria, pero desde un marco con el respaldo jurídico del ministerio de Salud”. Aaimismo, la pediatra explica el procedimiento que está siguiendo el ministerio: “Se levantaron grupos de trabajo con distintas terapias, se seleccionaron 15 terapias porque son las más utilizadas y las que llevan más años, las menos invasivas, más inocuoas… Después se pueden ir agregando otras más. Se hicieron mesas de trabajo con ellas para que elaboraran documentos detallados sobre su terapia. Actualmente no ha ymarco jurídico pero se entiende que podemos hacer un reconocimiento a estas terapias milenarias”.
Hace casi 10 años el Hospital Calvo Mackenna comenzó a incorporar la medicina complementaria a su sistema. El hospital recibía la visita de voluntarios o fundaciones que ofrecían sus tratamientos alternativos de manera gratuita.
Jorge Lastra trabajó en la investigación sobre medicinas complementarias, luego participó en el diseño de políticas en relación a la regulación y el facilitamiento de la incorporación de la medicina alternativa, todo esto dentro del Minsal. Trabajó en el decreto que permite el desarrollo de la medicina complementaria y que obliga a la creación de reglamentos específicos de distintas materias médicas. También trabajó en el reglamento del desarrollo de la acupuntura. Lastra, hoy, es el director del Calvo Mackenna y uno de los promotores de la idea de dar espacio a esta opción: “El avance que corresponde es la conformación de un trabajo en un marco más institucional y eso es lo que hemos hecho”, dice de entrada.
Lastra también habla de uno de uno de los principales problemas que conlleva la inserción de estas disciplinas en la salud tradicional, la regulación y certificación de los expertos. Asimismo, da cuenta del modus operandi que han ocupado en el Calvo Mackenna para evitar la desprofesionalización de las terapias complementarias: “Sabemos quién es quién. Tenemos un médico a cargo de esta tarea. Eso permite que haya un regulación que plantea ciertos requisitos que deben cumplirse: que sean personas criteriosas, que tenga una formación en salud idealmente y que, sobre ella, tengan una formación sobre medicina complementaria”.
Ese es precisamente una de las aristas que despiertan cierto nivel de incomodidad en la comunidad médica. Si bien hay muchos que creen en las terapias alternativas y, de hecho, las practican, la postura oficial del Colegio Médico aún no está resuelta. Izkia Siches, presidenta del organismo, afirma que “no hay una postura aún, pero tenemos un problema con los negocios en torno a ellas”. La médico cirujana también advierte que “existen algunas que son muy seguras, algunas que tiene evidencias en patologías bien específicas, pero otras que son claramente fútiles o dañinas. También existen algunos inescrupulosos que han montado negocios muy lucrativos. Siempre hay que contemplar que estas deben ser seguras, que no produzcan ningún daño, que tampoco empobrezca a los pacientes y que ninguno de ellos compita con los tratamientos que ya tienen evidencia comprobada”.
Hasta el momento el ministerio de Salud, a través del Decreto N°42 elaborado en 2005, ha evaluado y reconocido “a la Acupuntura (2008), la Homeopatía (2010) y la Naturopatía (2013) como profesiones auxiliares de la salud. En ese mismo sentido se estudia la pertinencia de reconocer, o no, a las Terapias Florales a la Masoterapia (masajes)”.
Desde el ministerio creen que hablar de plazos es algo complejo, sin embargo consideran el fin de este gobierno como una fecha referencial para algunas metas. Señalan que aspiran, de aquí a marzo próximo, a estar trabajando en un documento de orientaciones técnicas respecto de cómo debieran ser las unidades de medicinas alternativas y lanzar un manual de medicina complementaria en atención primaria, además de contar con un borrador de política pública de medicina complementaria.