Hablar de suicidio en Chile es un tema tabú, lo que resulta paradójico, pues, durante los últimos años, de acuerdo a cifras de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), éste ha aumentado en un 90% y representa un 2% de las causas de muerte en nuestro país.
De este porcentaje, son las tasas de suicidio de los jóvenes y la de los adultos mayores las que más se han incrementado, transformándose Chile en el segundo país de la OCDE con el mayor número de suicidio adolescente, mientras, en paralelo, las personas mayores de 80 años son las que más se quitan la vida en el país.
Para Daniela Belmar, autora del libro “A nadie se culpe de mi muerte” -investigación sobre el suicidio en Santiago y San Felipe entre 1920 y 1940-, las altas tasas de suicidio joven han sido una constante en la historia pues “la adolescencia se trata de un periodo complejo de la vida, en el que las personas están configurando su personalidad, están poniendo a prueba las experiencias y enseñanzas de su infancia, pero con más autonomía. Ahora cuando le agregas a esta situación poco apoyo emocional para enfrentar esa intensidad, sumado a las complejidades sociales, aumentas de riesgo”.
Por otro lado, el psiquiatra Eugenio Olea del Hospital Clínico de la Universidad de Chile, aseguró que en el caso de los adultos mayores las causas son distintas y está relacionado con “el aumento de las expectativas de vida, que no implica mejorías en la calidad de vida de esa población: pensiones bajas, complicaciones médicas y mala atención en salud. Además, se trata de una población que vive más en solitario, que están excluidos de la sociedad”.
En Chile, el 90% de los suicidios están asociados a enfermedades mentales, de las cuales, solo tres patologías están cubiertas por el plan AUGE o GES: la depresión, el trastorno bipolar y la esquizofrenia.
De acuerdo al psiquiatra Eugenio Olea, el control de estas enfermedades permite disminuir el riesgo de las personas al suicidio, sin embargo, a pesar de que las patologías mentales representan el 20% de todas las enfermedades del sistema de salud, el presupuesto que se le destina es de sólo un 2%.
Poco financiamiento que implica, por tanto, una falencia de políticas públicas que se hagan cargo de estas enfermedades.“Vivimos una crisis de salud mental hace más de 30 años, en dictadura era un desastre. Sin embargo, hay que reconocer que en los últimos años se ha avanzado mucho, pero no ha sido para nada suficiente”, afirmó el psiquiatra del Hospital Clínico de la Universidad de Chile.
Y agregó que “en otros países, los sistemas de salud, tanto públicos como privados, les pagan a las personas terapias psicológicas y/o psiquiátricas, porque saben que es una buena inversión”.
Crisis sanitaria que para la autora de libro “A nadie culpe de mi muerte”, Daniela Belmar, responde al sistema neoliberal imperante en Chile.
Finalmente, según la OCDE la mayoría de los suicidios están asociados a trastornos depresivos. En nuestro país, de acuerdo a la Encuesta Nacional de Salud 2016-2017, un 6,2% de los chilenos tiene depresión y sólo un 1,6% se encuentra en tratamiento.