Los autores de los ataques contra los ciudadanos de los países de la Coalición [anti-Estado Islámico] y los cristianos en Sri Lanka de anteayer son combatientes del EI”, anunció el grupo yihadista a través de su agencia de propaganda Amaq este 23 de abril.
Los atentados suicidas del Domingo de Pascua dejaron más de 320 muertos en varios hoteles de lujo e iglesias durante la misa, particularmente en Colombo. Las autoridades atribuyen esta tragedia al movimiento islamista local National Thowheeth Jama’ath (NTJ), que no lo ha reclamado, y están investigando si ha recibido apoyo logístico internacional.
Dos hermanos en el centro de las investigaciones
Según fuentes cercanas a la investigación, dos hermanos musulmanes de Sri Lanka, entre los terroristas suicidas, desempeñaron un papel clave en estos ataques. Los dos hermanos, cuyos nombres no fueron revelados, tenían entre 20 y 30 años y eran hijos de un rico comerciante de especias.
Ruwan Wijewardene, ministro de Defensa de Sri Lanka, señaló este martes durante el día de luto nacional que los ataques fueron “llevados a cabo como retaliación” por la masacre en dos mezquitas en Christchurch, en Nueva Zelanda, el pasado 15 de marzo. Dijo que el gobierno poseía información que lo probaba pero no ofreció evidencia.
¿Se hubiera podido evitar?
Wijewardene culpó a la “debilidad” del aparato de seguridad de Sri Lanka por no lograr prevenir esta tragedia. El gobierno reconoció que diez días antes, había recibido informaciones procedentes de India a propósito de la posibilidad de que hubiera ataques contra iglesias.
Una información que al parecer no circuló en la esfera gubernamental a causa de las desavenencias entre el presidente y su primer ministro: “Hubo ciertamente una alerta de atentado suicida contra iglesias y otros blancos. Por razones diversas, nadie tomó las medidas necesarias. Parece más bien que es el resultado de la profunda división y la desconfianza existente entre el presidente esrilanqués y el primer ministro. Tras haber sido aliados, ahora son enemigos jurados. Aparentemente, el presidente impidió al primer ministro participar en las reuniones sobre seguridad nacional”, explica Alan Keenan, miembro del International Crisis Group y especialista de Sri Lanka.
Sri Lanka, un país de 21 millones de habitantes, observó este martes tres minutos de silencio a las 08H30 locales, la hora de la primera explosión del domingo. Más de mil personas asistieron a los funerales de parte de las víctimas en la iglesia San Sebastián de Negombo, donde las marcas de la explosión siguen visibles.
Con AFP