A mediados de agosto, el Museo de Arte de Sao Paulo (MASP) inauguró la exposición Historia de mujeres que incluyó cerca de 100 obras creadas entre el siglo I y el XIX. Con ello, la muestra propuso un recorrido por trabajos de artistas latinoamericanas, africanas, europeas y asiáticas, pasando incluso por el territorio del antiguo Imperio Otomano.
En ese recorrido, la exposición también comprendió cuatro piezas chilenas facilitadas por el Museo Nacional de Bellas Artes (MNBA). En esa lista se encontraron pinturas como Una guasa de Clara Filleul (1855), Vieja (1885) de Celia Castro del Fierro y Ante el Caballete o Retrato de Gregorio Mira Íñiguez (1884) y La viuda (de 1885) de Magdalena Mira Mena.
Con este préstamo, el Bellas Artes concretó la primera de sus prestaciones de 2019. No obstante, el proceso se realizó en medio de un debate que cada vez toma más fuerza al interior del Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, es decir, cómo renovar la normativa que regula el proceso de préstamo de obras de arte y que data de 1969.
“Como Ministerio tenemos conciencia de que esta materia requiere actualización para ponerse al día a las necesidades contemporáneas”, advirtieron desde la cartera que, además, ha propiciado distintos encuentros entre directores de museos, galeristas y artistas con el fin de desencadenar el debate.
“El escenario actual del mundo del arte, el sistema internacional de intercambio, la presencia de artistas chilenos en el extranjero, entre otros muchos factores, obligan a revisar esta normativa”, añadieron.
Para el director del Museo de Bellas Artes, Fernando Pérez, iniciar esta discusión es relevante, sobre todo, en un contexto donde el arte nacional se ha internacionalizado. “La salida de obras del país es siempre un asunto complejo. En algunos sentidos es algo problemático y se ha ido haciendo cada vez más importante, porque se sacan muchas obras del país. El arte chileno circula mucho más”, dijo.
“Hoy los museos no viven aislados y en relación a su colección, sino que forman parte de redes que continuamente intercambian material y, de esa manera, producen exhibiciones o diversas actividades de calidad”, afirmó.
“No más de dos años”
La ley que rige el préstamo de obras corresponde a la 17.236. Esta legislación establece que “la salida del territorio nacional de obras de artistas chilenos o extranjeros deberá ser autorizada previamente por el Servicio Nacional del Patrimonio Cultural”.
De acuerdo a ello, indica que “si la salida” de las obras “lesiona el patrimonio artístico nacional, le corresponderá a dicho Servicio determinar la forma de garantizar su retorno y señalar el plazo en que éste deba realizarse”. Este periodo no podrá exceder los dos años.
Para el abogado Diego Montecinos, jefe del departamento de Jurídica del Servicio Nacional del Patrimonio Cultural, lo primero que debe realizarse, a la hora de analizar el tema, es diferenciar el panorama entre obras de propiedad privada y pública. En esta línea, hay dos estatutos aplicables.
“En aquellas obras de arte que no forman parte de las colecciones de los museos opera la Ley 17.236. Esa autorización hoy la da el Museo Nacional de Bellos Artes por una delegación de facultades que hizo el director de su Servicio. Ahora, en casos de obras que forman parte de las colecciones de los Museos dependientes del Servicio, se requiere además de la autorización del Consejo de Monumentos Nacionales (CMN)”, explicó.
Asimismo, sostuvo que la actualización de la normativa debería considerar distintos puntos, entre ellos, la especificación respecto de qué es una obra de arte, así como la flexibilización del proceso.
“En la actual legislación no queda claro qué se entiende por obra de arte. Deja la incertidumbre respecto de otras obras realizadas por artistas chilenos y extranjeros, entonces, eso es un punto a definir. Por otra parte, habría que establecer ciertas categorías respecto de la autorización de la salida para que sea más o menos un proceso rápido, o sea, podrían fijarse criterios como de antigüedad de técnica, de autores vivos o muertos”, comentó el abogado, quien advirtió que una experiencia destacable es la de Argentina, donde los trámites son mucho más expeditos.
Entre Matta, Antúnez y el Consejo de Monumentos
Normalmente, el Museo Nacional de Bellas Artes facilita cuatro o cinco obras por año a instituciones extranjeras. Los favoritos son Roberto Matta y Nemesio Antúnez. “Casi siempre son obras anteriores a 1970”, explicó Eva Cancino, encargada de colecciones del espacio patrimonial.
“Es un proceso bastante seguro donde se toman todas las providencias. Hay muy poca improvisación. Exigimos la contratación de un seguro clavo a clavo, cosa de que estemos cubiertos. Es un proceso logístico bien complejo. A veces han ocurrido atrasos, cosas así. Pero que la obra llegue en mal estado de conservación, eso no ha ocurrido”, dijo.
“Este proceso depende de las garantías que nos entregan los espacios, es decir, garantías de conservación, temperatura, humedad y seguridad. A veces pedimos, como requisito, que viaje alguien del equipo para supervisar el montaje y las condiciones del traslado de las obras en el extranjero”, agregó la experta.
Aun así, la profesional señaló que el trámite es excesivamente lento y que esto se explica por cómo sesiona el Consejo de Monumentos Nacionales (CMN). “Entiendo los resguardos y las exigencias de contratación, pero el proceso es lento, ya que es el CMN el que debe analizar los préstamos, pero sólo deliberan dos veces al mes. Entonces, es un modelo que queda corto para todas las necesidades que se le presentan. Sería recomendable una modernización en ese sentido”, subrayó.
El debate que viene
Desde el Ministerio de las Culturas sostienen que esta es una discusión que apenas comienza, sin embargo, se manifiestan optimistas respecto del proceso.
Frente a ello, el director del Museo Nacional de Bellas Artes, Fernando Pérez, advirtió: “Probablemente haya alguna modificación de la ley, ya que el contexto del país y las circunstancias son muy distintas. Así que tal vez en el futuro habrá novedades para el proyecto”.