Por sexto año consecutivo se realizará en Recoleta la versión chilena del festival Womad, inaugurado en 1982 por el músico británico Peter Gabriel y dedicado a la música, la danza y las expresiones de distintas culturas.
El evento volverá a ocupar la Plaza de la Paz, frente al Cementerio General, para reunir a artistas provenientes de ocho países: Argentina, Colombia, Cuba, Escocia, Japón, Martinica, Palestina y Portugal.
Los argentinos Bersuit Vergarabat y Fémina, la cantante de fado Sara Correia y el dúo electrónico Zenobia son parte del cartel, que también incluye nombres locales como La Brígida Orquesta, Kalimarimba, Illapu, Madam & Samurai Groove, Colelo Identidad Mapuche y Villa Cariño. A eso se suman 15 talleres -danza, teatro y reciclaje, entre otros- y un espacio dedicado a la electrónica, con 14 nombres como Daniel Klauser, Matías Rivera, Melania Wonder y Paula Burgos.
“La invitación de este festival es que vas a descubrir el mundo. Alguien me dijo el otro día que había visto el line up y no conocía a nadie. Bueno, ¡esa es la idea, de eso se trata!”, explica Giorgio Varas, director del evento.
“Hay un gesto hacia Latinoamérica, probablemente es el año en que más artistas latinoamericanos tenemos”, dice sobre la programación, que también tendrá énfasis en los temas de género y de pueblos originarios, durante el fin de semana del 21, 22 y 23 de febrero.
Según Varas, la de 2020 es “probablemente la versión más compleja en términos de programación. El ministerio de las Culturas era coproductor del evento y nos quitó el financiamiento. Además, el Chile post 18 de octubre requiere de cierta lectura”.
“Es difícil en ese sentido, pero por otro lado es bastante orgánico, porque Womad ha estado en la línea de las demandas sociales que el pueblo de Chile está pidiendo. No está muy lejos de nuestra historia , en que los temas principales han sido el antirracismo, la interculturalidad, la autodeterminación de los pueblos, el tema de las primeras naciones”, añade.
Incluso, a diferencia de otros eventos que se suspendieron o modificaron su programación en los últimos meses, Womad siguió adelante con sus planes.
Según Varas, esto es posible gracias al tipo de público que han convocado sus cinco versiones anteriores.
“Es un festival enteramente familiar y tiene un espíritu de paz y unión. Si bien es un evento masivo, en el día hay muchos talleres y actividades para niños, además de que los menores de 12 y los adultos mayores no pagan. Nunca hemos tenido ningún tema complejo y creemos que este año no será distinto”, sostiene.
“De todas maneras, hemos tomado mayores resguardos, más bien estratégicos en seguridad y coordinados con todas las autoridades competentes. De hecho, estamos en una mesa de trabajo desde antes del estallido social”, agrega.
Sin financiamiento del ministerio de las Culturas, ¿cómo se proyecta el festival en el futuro?
La proyección es compleja, pero siempre hemos asumido un riesgo. El año pasado creamos la Fundación Womad Chile, que ya está operando y es el espacio donde estamos proyectando el festival a lo menos para los próximos cinco años, con un trabajo de crecimiento.
Nos tomó bastante de sorpresa lo del financiamiento. Este festival fue completamente gratuito y ahora pasó a ser de pago, pero en el fondo lo que pedimos es una colaboración al público. Nos encantaría que fuera gratis, pero esto nos ayuda, considerando que hay una cantidad de músicos que vienen de afuera y el nivel de producción es exigente.
¿Cuánto público esperan para este año?
Nunca he tenido expectativas de gente, ni en el primero ni en el último. El espacio es súper generoso y cabe mucha gente. El año pasado tuvimos 50 mil personas en un formato bien parecido y si tenemos la misma gente del año pasado, fantástico. Si tenemos unas diez mil personas por día, también es maravilloso. Mientras más gente vaya a disfrutar, es mejor. Lo de los talleres ya ha estado full, hay gente interesada y se ve que la cosa viene bien. No nos desesperamos.