En diciembre de 1999, el ex Hospital San José fue declarado Monumento Histórico por su relevancia dentro de la historia en el ámbito de la salud y por su valor arquitectónico. El decreto publicado ese año destacaba, por ejemplo, el frontis del edificio, su campanario y su pileta de hormigón.
Sin embargo, dicha protección patrimonial dejaba de lado un punto relevante: su entorno paisajístico y arquitectónico. Por ello, más de 500 profesionales enviaron una carta al Secretario Técnico del Consejo de Monumentos Nacionales, Erwin Brevis Vergara, con el objetivo de saldar la deuda existente y ampliar la zona patrimonial de la construcción.
El documento sostiene que “el Decreto N° 442 del año 1999 consideró solo una parte de este complejo hospitalario, aun cuando las edificaciones existentes y el entorno que las rodea son también de gran valor”, constituyendo un “conjunto integrado y unitario que conforma un patrimonio relevante de la historia sanitaria y social de nuestro país”.
La solicitud de ampliación patrimonial también surge ante la inminente demolición de más de la mitad de los pabellones del antiguo hospital producto de la construcción del futuro edificio del Instituto Nacional del Cáncer.
Ante ello, Soledad Manterola, presidenta Corporación Cultural Fidel Sepúlveda Llanos, indicó que la solicitud busca resguardar “un conjunto interesante para la memoria chilena”.
“Es un conjunto que tiene que ver con la historia de la salud pública. En esa época se pensaba que las enfermedades se transmitían por el aire. Después se descubrió que eran los microbios. Entonces, el tema de los grandes espacios de áreas verdes y los pabellones amplios tienen que ver con un aspecto de la medicina”, dijo.
“Es una memoria histórica de cómo se concebía la vida y la muerte, porque la gente pobre tenía que ir al hospital, porque no tenía las condiciones, nada”, declaró, indicando que es relevante resguardar este tipo de espacios, sobre todo por el avance inmobiliario en la zona. “Está bien que se construya, pero no puede ser en base a destruir la historia”, recalcó.
El Hospital San José fue construido entre 1841 y 1872, funcionando, originalmente, bajo el nombre de Lazareto de El Salvador. Durante sus primeros años, fue atendido por las Hermanas de la Caridad y se transformó, con los años, en uno de los pioneros respecto de la lucha en contra de epidemias e infecciones como el cólera y la tuberculosis.
El inmueble fue construido en la zona norte de la ciudad con el objetivo de evitar los contagios en los barrios céntricos. Mientras, su interior fue diseñado de acuerdo a las funciones sanitarias del inmueble: las salas y pasillos eran espaciosos con el fin de asegurar la ventilación. Recién en 1999, el Hospital se trasladó de edificio.
“Esta es una tipología hospitalaria muy característica de la época y de mucha sencillez. Está asociada a toda la época de las infecciones, por eso es que estaba hacia el lado del Cementerio. De hecho hay puertas que están tapiadas y que daban al Cementerio General”, explicó Mireya Danilo Brzovic, arquitecta y experta en Patrimonio Cultural.
“Hay volúmenes interesantes en esta otra parte que no está protegida. La intención es que esto pueda conformarse como un conjunto. Y, si es necesario, eliminar algunas construcciones que no tienen valor y recuperar o instalar nuevas arquitecturas que conversen y dialoguen con la arquitectura antigua existente. Los países que protegen bien, no protegen solo aquello que es de valor, sino que también protegen los entornos”, añadió la profesional.
La discusión sobre el futuro del ex Hospital San José será extensa. Ahora, el Consejo de Monumentos Nacionales deberá analizar el expediente de la ampliación para poder zanjar el debate. Ese estudio podría durar varios meses, sobre todo por las distintas solicitudes de protección patrimonial que el organismo mantiene en carpeta.