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Año XVI, 26 de abril de 2024


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Juan Pablo Valenzuela: Si no compatibilizamos pandemia con derechos educativos, las consecuencias pueden ser irreversibles

Para el investigador del CIAE de la Universidad de Chile, hay que escuchar a organismos especialistas como Unesco y Unicef puesto que aún no se puede dimensionar lo catastrófico que puede ser la falta de educación para las actuales generaciones.

P. Campos y C. Medrano

  Viernes 2 de octubre 2020 9:28 hrs. 
VALENZUELA

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El retorno presencial a clases en algunos colegios de la comuna de Pirque ha generado diversas reacciones. El proceso de retorno a clases, a los establecimientos, es, tal vez, una de las situaciones más complejas que nos deja esta enfermedad, no solo en Chile, sino a nivel mundial, donde las decisiones al respecto han sido tan variadas como las realidades educativas de cada país.

En conversación con Radio Universidad de Chile, el investigador del Centro de Investigación Avanzada en Educación (CIAE) de la Universidad de Chile, Juan Pablo Valenzuela, indicó que, desde su punto de vista, “el debate debería ser orientado por la experiencia y los organismos que saben más de este punto. Unesco y Unicef no están a favor o en contra de ningún gobierno, pero nos pueden dar su mirada respecto de las mejores formas para compatibilizar la situación sanitaria con los derechos de la educación de los NNA, porque si no lo hacemos a tiempo, los efectos negativos pueden ser irreversibles”.

“No se van a modificar los colegios, no se van a construir nuevos, tampoco salas más grandes”, dice Valenzuela explicando su punto de vista sobre la situación nacional. Entonces, insiste, el llamado es a “adecuar la posibilidad de ingreso de la comunidad a la realidad particular de cada colegio. Los pequeños y rurales que solo tienen un docente, varios de ellos están funcionando y la profesora atiende a esos dos estudiantes, pero hay otros con 20 o 25 estudiantes, otros con 40, entonces cada colegio debe hacer una propuesta para el funcionamiento, apoyado con protocolos y recomendaciones a los ministerios correspondientes”.

Así, relató que “la experiencia mundial nos habla de un sistema híbrido: estudiantes que van por días o jornadas, para ir avanzando. Hay mucho aprendizaje internacional, no vamos a tener clases como en septiembre del año pasado y no sabemos cuándo lo vamos a tener, eso es incierto, lo que sabemos es que no vamos a contar con una vacuna o con una solución hasta no sabemos cuándo”.

Sobre las clases en línea, el investigador del CIAE señaló estar en acuerdo con la demanda del Colegio de Profesores, gremio que pide al Ministerio de Educación invertir en conectividad: “Tenemos que avanzar en clases a distancia, que siguen siendo el mecanismo mayoritario y aún nos quedan 90 días durante este año de aprendizaje y acompañamiento”, pero eso no es lo único, recalcó: “Hay que ir introduciendo otras buenas prácticas como la visita que hacen algunos colegios a sus estudiantes para mostrar la preocupación que tienen, pero también debemos preocuparnos por la vuelta a clases. Tenemos que ayudar y celebrar todos los esfuerzos para que eso se restablezca. En ese sentido, yo creo que el Colegio de Profesores podría ser un socio estratégico para, cuando se pueda, ayudar a que la vuelta a clases se logre de la mejor forma posible”.

¿Por qué?, “porque la escuela presencial es insustituible, entrega muchos efectos positivos a los y las estudiantes. Entonces, la pregunta es cómo hacemos para avanzar a que todos tengan esa experiencia”.

Los datos de los efectos de la pandemia se van a ir conociendo a medida que avanza el tiempo, aclara Valenzuela. Por ejemplo, aquellos que hablan de deserción escolar o comprensión lectora, podrán saberse durante el próximo año. Otros datos más complejos, se irán dando a conocer a medida que pasa el tiempo: ¿qué impacto tendrá en las generaciones actuales la rotura de los sistemas educativos por pandemia? “La experiencia comparada a la que podemos recurrir es a la de aquellos países que tienen Ébola y pandemia por esto. La evidencia dice que esas generaciones nunca pudieron alcanzar a las generaciones que no lo habían tenido restricciones educativas. Entonces, el llamado es a cuidar cada niño, cada oportunidad”.

En el retorno presencial, culmina, “la vuelta de confianza es gradual, solo en la medida que percibo que no tiene más riesgo, hay nuevas familias que se suman a enviar a sus hijos al colegio”.

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