El traspaso de poderes entre Mario Draghi y Giorgia Meloni y la primera reunión del consejo de ministros en el Palacio Chigi, la sede del gobierno, tendrá lugar el domingo a las 08H30. Poco después de su nombramiento como primera ministra el viernes, Meloni publicó un tuit donde presentaba a su gobierno como “un ejecutivo de alto nivel que será capaz de trabajar rápidamente para responder a las emergencias de la nación y de sus ciudadanos”.
Meloni, romana de 45 años obtuvo una histórica victoria en las legislativas del 25 de septiembre y consiguió “desdemonizar” su partido Hermanos de Italia para acceder al poder exactamente un siglo después del ascenso del dictador fascista Benito Mussolini, de la que fue admiradora. Talentosa oradora, esta cristiana conservadora, hostil a los derechos LGTB+ y con el lema “Dios, patria, familia” ha prometido no tocar la ley que autoriza el aborto
Gracias a su coalición con la Liga, la formación ultraderechista y antimigración de Matteo Salvini, y con la declinante Forza Italia de Silvio Berlusconi, Meloni dispondrá de mayoría absoluta tanto en la Cámara de Diputados como en el Senado.
Una lista de 24 ministros, entre ellos seis mujeres, que refleja el deseo de Meloni de tranquilizar a los socios de Roma, inquietos ante la llegada al poder de un país fundador de la Unión Europea del gobierno más a la derecha y euroescéptico desde 1946.
La designación como ministro de Relaciones Exteriores y viceprimer ministro de Antonio Tajani, expresidente del Parlamento Europeo y miembro de Forza Italia, fue celebrada por el presidente del Partido Popular europeo, el alemán Manfred Weber, como “garantía de una Italia proeuropea y atlantista”.
Matteo Salvini también recibió el cargo de viceprimer ministro, pero tendrá que conformarse con el Ministerio de Infraestructuras y Transportes en vez del de Interior que deseaba.
En un momento de dificultades para la tercera economía de la zona euro por la crisis energética y la inflación, generalizadas en Europa, la tarea de Meloni se anuncia complicada, especialmente para conservar la unidad de una coalición que ya muestra fisuras.
Meloni, atlantista y favorable a respaldar a Ucrania frente a Rusia, tuvo que lidiar esta semana con las polémicas declaraciones de Berlusconi, que dijo haber “reanudado” contactos con el presidente ruso, Vladimir Putin, y culpó a Kiev de la guerra.
Su gobierno se tendrá que concentrar ante todo en los numerosos desafíos, especialmente económicos, que tiene por delante. La inflación en el país peninsular aumentó en septiembre un 8,9% interanual y la economía puede entrar en recesión técnica el próximo año, igual que Alemania. Pero los márgenes de maniobra de Roma están limitados por una enorme deuda del 150% del producto interior bruto, la proporción más alta de la zona euro después de Grecia.
Otro gesto hacia Bruselas fue la designación de Giancarlo Giorgetti, representante del ala moderada de la Liga y ministro con Mario Draghi, al frente de la carpeta de Economía. No hay que olvidar que el crecimiento italiano dependerá en buena medida de los cerca de 200.000 millones de euros (unos 195.000 millones de dólares) de subvenciones y préstamos acordados por la UE en el marco de su fondo de reactivación pospandemia.