Los retos económicos del próximo primer ministro británico

En el Reino Unido, Rishi Sunak está bien situado para suceder a Liz Truss como primer ministro. Su primera prioridad será restablecer la confianza en la economía, totalmente dañada por los gobiernos anteriores.
  • RFI
  • 24-10-2022

En el Reino Unido, Rishi Sunak está bien situado para suceder a Liz Truss como primer ministro. Su primera prioridad será restablecer la confianza en la economía, totalmente dañada por los gobiernos anteriores.

Liz Truss, que fue la que menos tiempo permaneció en el cargo, 44 días, fue, con mucho, la más destructiva con su plan no financiado de reducir los impuestos a los ricos. Los mercados le hicieron pagar esta decisión contraintuitiva en plena crisis. Y al final, son los británicos los que pagan la factura: la inflación del 10%, la más alta del G7 y la más alta de los últimos 40 años, está erosionando considerablemente su poder adquisitivo. El consumo se resiente, con una caída del 1,4% en septiembre. La libra está en su punto más bajo y los tipos de interés se disparan mientras la deuda sube peligrosamente; ya es casi tan pesada como el PIB del país. Se avecina una recesión, ya que tanto el FMI como los analistas de la banca privada prevén que la economía británica se contraiga en 2023.

¿Cómo puede el próximo primer ministro revertir la situación?

Jeremy Hunt, el efímero ministro de Economía llamado por Liz Truss, ha advertido que habrá que tomar decisiones difíciles en el próximo presupuesto. Se refiere a la reducción del gasto público, única solución, junto con la subida de impuestos, para que entre nuevo dinero en las arcas del Estado, que se enfrenta al desorbitado coste de su deuda. Se trata de una elección muy complicada cuando los hogares necesitan más que nunca ayudas públicas para superar la crisis energética. Rishi Sunak, ex Ministro de Hacienda, encaja en el perfil. Es un guardián de la ortodoxia fiscal. Cuando era ministro de Economía con Boris Johnson, subió el impuesto de sociedades y las cotizaciones a la seguridad social; ahora podría aumentar la carga fiscal sobre los superbeneficios.

¿Están los problemas actuales de la economía británica relacionados con el Brexit?

La pandemia y luego la crisis energética multiplicada por diez por la guerra de Ucrania son los culpables inmediatos. Pero estos choques se producen en una economía ya debilitada por el Brexit. La salida de la Unión Europea ha agravado la escasez de mano de obra. No ha remediado el descenso de la productividad, sino que lo ha amplificado. Desde 2016, el año del referéndum, la inversión, el crecimiento y el consumo han crecido a un ritmo más lento en el Reino Unido que en países comparables. Esta opción política se considera globalmente negativa para el bienestar económico del reino.

Hay que reconocer que el divorcio no fue el desastre anunciado por los “remainers”, pero menos aún la bonanza alabada por los “brexiters”. Pero admitir esto sigue siendo parte de la irreflexión del Partido Conservador. Los tories iniciaron el divorcio con el referéndum propuesto por David Cameron en un intento de recuperar al electorado de la clase trabajadora. Por eso hoy el tema sigue siendo tabú entre ellos. Ni la titular, Liz Truss, partidaria del “remain”, ni el favorito del momento, Rishi Sunak, han hecho balance de las ilusiones perdidas del Brexit.





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