Han pasado más de cien años desde que los estudiantes de la Universidad de Chile iniciaron una tradición solidaria que, generación tras generación, se repite en medio del calor del verano. Fue en Valparaíso, a principios del siglo pasado, cuando brigadas de voluntarios de la Facultad de Medicina, alertados por un brote de viruela, acudieron a prestar ayuda a los cerros de la ciudad puerto. Según los relatos de la época, durante varios meses, médicos y estudiantes practicaron una vacunación intensiva de la población y cuidaron a los numerosísimos enfermos que a diario caían víctimas de la epidemia.
Pero no fue hasta 1960, con el terremoto de Valdivia, que estos trabajos alcanzaron un reconocimiento nacional y se establecieron como una tradición que los estudiantes mantendrían por décadas. “En la tarde, finalizadas las clases, una multitud de voluntarios mujeres y hombres entraban a la casona y ponían manos a la obra clasificando y empacando (…) Muchas compañeras tejían frazadas y prendas más pequeñas que se iban agregando a los paquetes. Se ocuparon todas las oficinas: la de la presidencia, la de la secretaría general, la tesorería, la de acción social, las de las comisiones y el patio techado de las sesiones del Directorio”, relató Marco Antonio Rocca sobre la reacción de la Federación en el libro “Presencia de la FECH en la vida nacional 1955-1961”.
“Nosotros queremos mantener el legado de trabajos voluntarios de la Fech histórica, que comenzaron en 1905 con esa epidemia”, señala Agustín Hermosilla, estudiante de Psicología y coordinador general de la Secretaría de Extensión y Trabajos Voluntarios de la FECH. Esto porque la Federación anunció que en febrero próximo este tipo de voluntariados regresará con fuerza y energías renovadas, luego de que durante 2020, 2021 y 2022 los trabajos de ayuda a la comunidad tuvieron que postergarse o acotarse a visitas puntuales por el estallido social y la pandemia. La idea del 2023, recalca, es “volver al espíritu de trabajo de años anteriores”.
Según explica Pablo González Pérez, estudiante de Sociología y uno de los coordinadores de la iniciativa, esta es “una gran oportunidad para hacer resurgir la secretaría. Durante 2022 estuvimos trabajando unas diez personas en este proyecto, y fue complejo. Ahora estamos volviendo a hacer algo más masivo y, además de ayudar, podremos encontrarnos con estudiantes de otras facultades que quieran aportar”, cuenta.
Parada 2023: María Pinto
El lugar elegido para este retorno es la comuna de María Pinto, ubicada en uno de los extremos de la Región Metropolitana. Allí, durante 16 días, se implementarán cuatro áreas de trabajo: Sociedad (actividades educacionales); Medioambiente y Sector Público; Salud; y Veterinaria. “Todo el año estuvimos en contacto con la municipalidad, con las juntas de vecinos, con las organizaciones sociales de María Pinto. Nuestro propósito es generar redes que nos permitan que este proyecto les haga sentido”, explica Agustín Hermosilla.
“Los trabajos voluntarios son una instancia muy valiosa que es parte de la identidad de la FECH. Es una muy buena noticia que se retomen estos trabajos, que en esta oportunidad coinciden con el proceso de refundación de la Federación, y eso es una excelente señal de recomposición del movimiento estudiantil”, señala Josiane Bonnefoy, vicerrectora de Asuntos Estudiantiles y Comunitarios (VAEC). “Este tipo de actividades no solo aportan a la comunidad donde se desarrollarán, también contribuyen a la formación profesional y desarrollo personal de los estudiantes, a la vez que favorecen la construcción de una comunidad universitaria, porque les permite encontrarse más allá de la carrera de cada uno y establecer lazos que se mantienen en el tiempo“, agrega la autoridad.
Para esta convocatoria, que se realizará entre el 4 y el 19 de febrero, se inscribieron más de 100 personas, lo que tiene a los organizadores muy entusiasmados. “Una de las cosas que me motiva es la ayuda que se le puede dar a una comunidad, lo digo desde el punto de vista humano, el hacer que, por ejemplo, unos niños puedan pasar un buen día. Además, conocer gente de la misma universidad, de Ingeniería o Medicina, que uno no tiene la oportunidad de compartir”, concluye Pablo González Pérez.