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El peor ciclón en décadas devasta Bangladesh y Myanmar

Devastación, muerte y desolación dejó a su paso la monumental tormenta Mocha, la más poderosa y destructora en más de veinte años, obligando a evacuar a zonas más seguras a más de 1 millón 200 mil personas que huyeron con lo puesto y sin alimentos.

Luis Hernán Schwaner

  Lunes 15 de mayo 2023 17:54 hrs. 
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El ciclón Mocha, la tormenta más poderosa que ha azotado la Bahía de Bengala en los últimos años, tocó tierra este domingo por la mañana como un huracán de categoría 5, con vientos de hasta 250 kilómetros por hora, causando graves daños e inundaciones en la costa de Myanmar y Bangladesh.

El fenómeno meteorológico fue causando a su paso hacia las montañas del norte enormes daños destruyendo, entre otros graves perjuicios, unos 500 paupérrimos campamentos de refugiados de la etnia rohingyas, que huyeron de Myanmar por la violencia militar y étnica en su contra, y que se fueron refugiando paulatinamente en Bangladesh, con lo que la crónica crisis económica, demográfica y social en una de las zonas más pobres del planeta sólo se agudizó. De hecho, el pasado mes de marzo, un grave incendio dejó a unas 12.000 personas sin refugio en esos campamentos.

Vientos que fueron aumentando paulatinamente hasta alcanzar los 250 km. por hora arrancaron árboles y causaron  fuertes marejadas de hasta 4 metros en las zonas costeras bajas. Imágenes publicadas en redes sociales mostraban calles convertidas en torrentes, mientras el poder del viento arrancaba de cuajo tejados de edificios, derribaba postes del alumbrado público y dejaba los tendidos eléctricos en el suelo, así como las calles llenas de escombros. También se han producido deslizamientos de tierra e inundaciones, lo que representa una grave amenaza para las poblaciones vulnerables que se han hecho lugar para sobrevivir en áreas bajas y alejadas de los centros urbanos, como es el caso de los propios rohinyás,

El ciclón Mocha, clasificado en la categoría más alta de la escala de Saffir-Simpson (5), tocó tierra entre Cox’s Bazar, (donde se sitúa el mayor campo de refugiados del mundo) en Bangladesh y Sittwe (en el estado de Rakhine) en Myanmar, dejando en este último punto al menos tres personas muertas, según informó el servicio meteorológico local, cuyo comunicado agregó que esperaba que el huracán se debilitase al llegar a las accidentadas montañas al interior de Myanmar.

En tanto, Chittagong, la segunda mayor ciudad de Bangladesh, un importante puerto marítimo donde se suspendieron todas las operaciones, estaba este lunes completamente paralizada y casi 100.000 personas habían sido evacuadas desde esa ciudad. Los servicios de telefonía e Internet quedaron inutilizados al derrumbarse una serie de torres de telecomunicaciones.

Por su parte, los equipos de rescate señalaron que estaban recibiendo urgentes llamados de emergencia de personas atrapadas por las inundaciones, pero que resultaba imposible concurrir en su ayuda de inmediato porque aquello representaría también un peligro para los rescatistas, por lo que sólo cabía esperar a que el feroz temporal amainara lo suficiente como para concurrir a prestarles ayuda. Los desplazados han sido conducidos a refugios, instalaciones gubernamentales o escuelas, y sus necesidades están siendo atendidas por personal de las agencias humanitarias internacionales apostadas en las zonas costeras de Bangladesh y Myanmar para recibir insumos básicos y alimentos.

Si bien, por el momento las autoridades no han emitido un balance oficial de muertes, preliminarmente reconocieron que la severísima borrasca ha dejado a su paso al menos seis personas fallecidas según fue reportado oficialmente desde Birmania, de acuerdo a lo que informa la organización sin fines de lucro estadounidense Radio Free Asia, citando testimonios locales y a organizaciones civiles.

Según lo que se ha estudiado hasta ahora sobre estos fenómenos meteorológicos, un ciclón es un viento que arrasa con todo a gran velocidad y que se produce debido al giro del aire alrededor de una zona de bajas presiones; se trata del  mismo principio que origina similares fenómenos climatológicos -denominados allí como huracanes- sobre el Atlántico, el Caribe y zonas costeras de Centroamérica. Es decir, una anormalmente grave e intensa perturbación atmosférica que se caracteriza por un descenso brusco de la presión, acompañado de potentísimas ráfagas de vientos, así como por vigorosas y abundantes lluvias que azotan a raudales y durante horas los diversos territorios.

Los científicos han advertido que -sobre determinadas zonas y territorios en algunas partes del mundo- los ciclones podrían ser cada vez más potentes como consecuencia del avance en el calentamiento global, que para regiones del Caribe y las Antillas se proyecta en un aumento de 1.5 C° en la década del 2040, mientras que veinte años después la temperatura allí podría haber aumentado hasta 2,5 grados Celcius.

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