Como autor de Piñera y los Leones de Sanhattan y Piñera Offshore, el periodista Sergio Jara, investigó por años el estrecho vínculo del exmandatario, mientras ejercía como autoridad política, con sus inversiones y negocios, en una ambivalencia particular para un jefe de Estado.
Sin antes entregar sus condolencias a la familia, lamentando la muerte del expresidente y las cirscuntancias de su accidente, y extendiendo sus condolencias a toda su familia y a quiénes lo apoyaron en su carrera política y económica, el académico ahondó en lo que apunta es el “gran legado” del exgobernante.
En conversación con Radio y Diario Universidad de Chile, el periodista indicó que Sebastián Piñera en su vida tuvo “dos sombreros”, uno como los mayores inversionistas de Chile donde fue “un émbolo para Sanhattan en términos de formar corredores de bolsa, banqueros de inversión, otros inversionistas y también su propia fortuna”, y el otro en su rol de político, no solamente en sus dos periodos presidenciales, sino también cuando ejerció como senador. “Eso se puede ver a propósito de su actividad en los años 90′ cuando, por ejemplo, estaba el tema de las empresas zombies y cómo legisló al respecto en la reforma tributaria de Aylwin, y luego aprovechó esa mismas empresas para pagar menos impuestos producto de sus inversiones”, sostuvo.
“En esos años también fue cuando incluyó a su hijo en la sociedad, por lo tanto, uno podría preguntarse si los hijos van a heredar o más bien él ya les traspasó la fortuna en vida y todas las dudas que quedan respecto del pago o cumplimiento de impuestos respecto de una herencia o una donación”, sostuvo.
También apuntó que esto se evidenció en la promulgación de la Ley de Sociedades Anónimas, impulsada por el expresidente, y que años después, lo transformó en el accionista mayoritario de Blanco y Negro. “Hay un tema complejo respecto de cómo él actuó legislando como senador y cómo sacó provecho luego de esas mismas legislaciones que él impulso”, señaló.
El académico destacó que esto lo hizo sin reconocer conflictos de interés, puesto que él siempre planteó “que tenía separadas las cosas, pero el juicio público y ético respecto de eso ha sido bastante claro”.
“En las décadas posteriores pasa lo mismo. El año 2006 le cae la multa por comprar acciones estando en conocimiento de información privilegiada en el caso de LAN. Yo reviví después ese proceso de multa que son 363 millones de pesos en Piñera y los Leones de Sanhattan, donde el gerente general de la corredora de bolsa que intermedia en esa compra de acciones sostiene que hay una grabación en la que los ejecutivos que lo atienden (a Piñera) le advierten que está haciendo uso de información privilegiada y él simplemente no lo toma en cuenta y sigue adelante con el negocio”, afirmó.
Otro polémico caso fueron los negocios vinculados a la pesquera peruana Exalmar, donde el exgobernante alcanzó un 9% del capital de la empresa, en medio del juicio en la Corte Internacional de la Haya entre ambos países por límites marítimos. “Él era nuestro abogado de alguna manera como presidente de Chile, y va y se compra un pedazo de una pesquera peruana, que finalmente después Perú no gana ese pedazo de mar, entonces uno podría decir ¿dónde están los intereses de nuestro Presidente con el pueblo de Chile o con sus inversiones?“, cuestionó.
En esa línea, indicó que “es más o menos claro el diagnóstico de que él no podía distinguir los conflictos de interés, si no, no hubiese vivido en esa dualidad, hubiese cortado tempranamente como lo señaló muchas veces, pero que nunca quedó patente en los hechos que él se está dedicando plenamente a la política. De hecho,toda esa década (90′), se dedica a reconfigurar su sociedades, a incluir a su hijo, a pelear por sus posiciones, por ejemplo, en el Caso Chispas, a postergar el pago de impuestos a través del uso de las empresas zombies”.
“Nunca dejó de ser empresario, nunca dejó de ser inversionista y siempre mantuvo también su posición como político. Es una dualidad que hemos visto en pocas personas en Chile. No hay muchos grandes empresarios que se dediquen a la política tan activamente como él sin distinguir claramente los conflictos de interés, me parece que esa es la gran deuda y el gran legado que nos deja Sebastián Piñera más allá de todo lo que hoy día podemos lamentar por su repentina y lamentable muerte”, sostuvo.
Éste último elemento, según Jara, es lo que diferencia su herencia política de los expresidentes en vida. “Yo lo investigué profundamente y claramente él se mantuvo siempre presente en los negocios de alguna manera, a través de personas que él nombraba, a su familia, su mejor amigo como José Cox, Ignacio Guerrero, Fabio Valdés incluso, y otros más”.
“Entonces eso lo caracteriza y a la vez lo aleja del legado político que pueden dejar Frei, Lagos y Bachelet, porque ellos no tenían estos conflictos de interés y no enfrentaban de esta forma lo que era el interés público de una sociedad como Chile”, afirmó.
Para el periodista, “para ejercer el cargo del presidente de la República hay que tomar distancia de los intereses particulares. En este caso, a Piñera le costó mucho hacerlo, incluso en su último gobierno llevó a su hijo a China, lo sentó en la mesa con empresarios, estando ellos en el negocio de estos mismos grandes empresarios”.
“Me parece que esas cosas no son propias del Presidente y no debió hacerlas, y parte de esa evaluación la gente la tuvo clara y por eso también en su momento tuvo la evaluación que tuvo. Hoy día, claro, es distinto, el país ha dado una vuelta, él ha fallecido y, bueno, es momento también de reconocerle los aciertos, pero también pasados los días hay que hacer un análisis más frío de la situación porque no solamente estamos hablando de Piñera, sino que también estamos hablando de sus acciones y cómo estas acciones impactaron en una sociedad llena de gente, más compleja y más completa que solamente su figura, es decir, cuando hablamos de él estamos hablando de Chile también. Su gobierno no fue un jardín de flores, todo lo contrario”, concluyó.