Foto de portada: Chuck Schumer, líder de la mayoría en el Senado, es el funcionario judío de mayor rango en la historia de Estados Unidos. © Mandel NGAN / AFP/File

“Frente a esta coyuntura crítica, creo que una nueva elección es la única salida para permitir un proceso de toma de decisiones saludable y abierto, en un momento en que tantos israelíes han perdido su confianza en la visión y la dirección de su gobierno”, afirmó el jueves el líder demócrata del Senado de Estados Unidos, Chuck Schumer.

Las reacciones son fuertes en Israel. Para el Likud, el partido de Benjamin Netanyahu, Israel es una democracia independiente y orgullosa que ha elegido a su Primer Ministro, no una república bananera. El entorno de Netanyahu insiste también en que las políticas que lleva a cabo cuentan con el apoyo de una gran mayoría de la población.

Por otro lado, Benny Gantz, miembro del gabinete de guerra y también principal rival político de Benjamin Netanyahu, considera que el gran amigo de Israel, Chuck Schumer, se equivocó esta vez al inmiscuirse en los asuntos internos del país. Yair Lapid, líder de la oposición israelí, señala que Netanyahu está perdiendo uno tras otro a los partidarios más importantes de Israel en Estados Unidos. Lo peor, señala, es que lo está haciendo a propósito.

Las relaciones entre Israel y Estados Unidos han llegado a un punto de ebullición, proclaman varios editorialistas. Los comentarios de Chuck Schumer son especialmente hirientes, dicen aquí, porque era, y sigue siendo, uno de los partidarios más entusiastas de Israel en el Congreso de Estados Unidos. Y siguen a las duras críticas de Joe Biden y del Vicepresidente de Estados Unidos. Y este viernes por la mañana, el diario de izquierda Haaretz afirma que Schumer hizo lo que tenía que hacer: proteger a Israel contra sí mismo.

En cuanto a Netanyahu, sigue más decidido que nunca a proseguir su política, incluida una ofensiva terrestre en Rafah.