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Mes de la gastronomía chilena: Museo Violeta Parra busca unir a la comunidad a través de la comida

"Los bares son patrimonio" y "La Cocina Pública de Teatro Container", son algunas de las iniciativas que tienen preparadas desde la institución cultural para celebrar la riqueza culinaria que alimenta a la ciudad de Santiago.

Catalina Araya

  Martes 16 de abril 2024 12:55 hrs. 
Mes de la gastronomía chilena - Museo Violeta ParraMes de la gastronomía chilena - Museo Violeta Parra

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La comida también es un punto de encuentro. Bajo esa premisa, el Museo Violeta Parra echó a andar una serie de panoramas y actividades para conmemorar el Día de la Cocina Chilena celebrado este lunes 15 de abril. Sin embargo, aquella fecha es sólo el punto de partida.

Para el equipo del museo, el objetivo no era festejar un día en particular, sino dedicar todo lo que queda del mes para trabajar en torno a la temática del patrimonio culinario. Todo, a través de un enfoque multidisciplinario que considera desde el desarrollo de ferias a mapeos territoriales con los bares y restoranes del eje que alberga sus dependencias, insertas en el histórico barrio San Borja y a través de la iniciativa “Los bares son patrimonio“.

Pero la propuesta va más allá, incluyendo también una mirada desde el mundo de la académica a través del arquitecto Nicolás Valenzuela, quien presentará su libro “Alimentando la Ciudad: diálogos sobre infraestructura alimentaria urbana” en la Sala Canto a lo Divino, sobre la dinámica de la producción y distribución alimentaria en las ciudades y otros territorios del mundo. Esto, sin contar la participación de “La Cocina Pública de Teatro Container“, que mezcla lo teatral con el intercambio, producción y registro de recetas.

Una conexión entre varias disciplinas que no es antojadiza. “Yo pienso que hay que ser capaces de ir mezclando, remezclando e ir visionando distintas cosas y distintos saberes”, explicó la directora del museo Denise Elphick en conversación con Radio y Diario Universidad de Chile. Tiendo a pensar que lo multidisciplinario juega un rol súper importante, así como Violeta era una persona capaz de hacer una arpillera, tocar una canción, irse a investigar, escribir una décima o hacer una sopaipilla. Esa es la visión que tiene el museo“.

“Hay que entender que somos parte de una ciudad y un barrio que está en constante movimiento, en constante cambio, que tiene distintos tipos de visiones. Y hay que estar insertos en esa conversación para ver cómo nosotros, desde las instituciones culturales, somos capaces de abarcar esta multidisciplinariedad con una mirada de pertenencia territorial que también está en nuestros contenidos, y que tiene que ver con la participación, el desarrollo de audiencias, la creatividad”, agregó sobre el sentido que adquieren estas actividades.

Como parte de ese objetivo participativo, la directora igualmente afirmó que, más que una oferta programática inalterable, lo que hacen desde el museo es transformar a los vecinos del barrio en los protagonistas de estas propuestas. “No es que llegue un programador súper estructurado a decir ‘esto es lo que va a pasar’. Nosotros estamos codiseñando, y en las actividades que podemos tratamos de trabajar con esta clave”.

“La Cocina Pública de Teatro Container”: un proyecto innovador

Bajo esa misma premisa, el cierre que prepararán desde el museo a las actividades en torno al patrimonio gastronómico estará a cargo de un proyecto teatral cuyo origen está profundamente ligado a esta visión comunitaria. Así lo explicó su directora: “‘La Cocina Pública’ lleva varios años y yo diría que trabaja como un dispositivo de mediación a través de la alimentación. Y tiene que ver con que en cada barrio, en cada espacio y en cada territorio hay una memoria gastronómica. Antes incluso era más común intercambiarse recetas o invitarse a tomar oncesita”.

En síntesis, una obra colaborativa que busca rescatar recetas y memorias que son compartidas en una fiesta preparada junto a las vecinas y vecinos del sector. “El hecho de tener a ‘Cocina Pública’ tiene que ver justamente con dotar al museo con una visión de museo situado donde tenemos un anclaje territorial súper arraigado, y que es hacia donde queremos caminar”, expresó Elphick.

Nos interesa ver de qué manera los vecinos y vecinas van generando vínculos a través de este proyecto, que además es súper juguetón, porque se trata de cocinar, de crear, de proponer, de escuchar. Y se también de estar y conocer a otros, de abrirse a la reunión y a la convivencia. Va generando mejores espacios culturales, mejores ciudades. Y, en el fondo, va haciendo que podamos construir barrios más seguros. Que podamos abrir los espacios que fueron cerrados con confianza y con nuestros vecinos y vecinas”, señaló la directora sobre la vinculación que genera esta obra con el medio.

Sobre esto último, y ante la pregunta de si estas actividades pueden ayudar a estimular la vida de barrio, la también realizadora cinematográfica fue tajante al asegurar que la convivencia barrial resiste. “La vida de barrio no se ha perdido. De hecho, creo todo lo contrario. Veo acá un barrio San Borja totalmente organizado y participante de las actividades. Y súper activo. Ellos fueron los primeros en llegar al museo”.

“También pienso que hay una sensación de una desconexión con los barrios, con las personas, pero en verdad, yo, que me toca estar trabajando aquí en el museo, veo todo lo contrario. Y no lo veo solamente desde acá, sino que en el Parque Quinta Normal, donde tenemos nuestra sala museo. Los espacios culturales de la zona poniente estamos súper articulados, nos reunimos, trabajamos en proyectos en conjunto. Es una situación que quizás han tratado de instalar los medios o la tele, de que estamos todos individualistas o casi que estamos viendo todo el día redes sociales. Pero yo no creo eso. Creo que es una sensación instalada y que hay que combatirla”, agregó.

Y para eso, la gastronomía continúa ejerciendo un rol crucial. “La comida es la base de un asentamiento ciudadano. Las ciudades también se arman porque hay recursos alimentarios, ferias, producción de ciertos alimentos. Y me parece que la comida sigue significando eso. Hay que investigar el patrimonio gastronómico, darle una mirada a cómo se traspasa ese conocimiento a un país que es mucho más amplio y con distintas costumbres y orígenes. Hay que estar abierto a recibir todo este patrimonio, poder documentarlo, resguardarlo, como se hace con las otras colecciones en los museos. La gastronomía también es una colección de saberes“, detalló Elphick.

Las coordenadas del mes de la gastronomía

La primera actividad agendada por el Museo Violeta Parra es el recorrido de “Los bares son patrimonio”, que tendrá lugar el sábado 20 de abril a las 11:00 horas y que estará liderado por el periodista y cineasta Harold Salas (con inscripción previa).

Por otro lado, la Sala Canto a lo Divino recibirá a el miércoles 24 al doctor en Economía Urbana de la Universidad de Cambridge, Nicolás Valenzuela, que presentará su libro “Alimentando la Ciudad: diálogos sobre infraestructura alimentaria urbana” a las 19:00 horas.

El cierre estará a cargo de “La Cocina Púbica”, en un delicioso acontecimiento colectivo que usará como hilo conductor la vida y obra de Violeta Parra y que estará desde el miércoles 24  y hasta el sábado 27 en la explanada del museo, ubicada en Vicuña Mackenna 37.

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