Desde años las corporaciones farmacéuticas se encuentran entre los más grandes financistas políticos, según datos del Centro para la Política Responsable (CRP). Como reportó Mike Ludwig, de Truthout, basándose en datos del CRP, las grandes corporaciones farmacéuticas gastaron más de 51 millones de dólares en donaciones políticas durante la campaña de la elección presidencial 2012, casi 32 millones de dólares en las elecciones 2014 y en septiembre de 2015, ya habían puesto 10 millones de dólares en la elección 2016. Durante las elecciones de representantes de 2014 Pfizer lideró las contribuciones de las corporaciones farmacéuticas con 1,5 millones de dólares en donaciones federales de campaña, seguida por Amgen (1,3 millones) y McKesson (1,1 millones).
Aunque éstas sean grandes cantidades de dinero, las donaciones para campañas de las mega corporaciones farmacéuticas palidecen con respecto a cuánto gastan en cabildeo e influencia política fuera de las elecciones. Como informó Ludwig, según los datos recopilados en la elección 2014, la industria gastó siete dólares en lobby por cada dólar gastado en la elección. Los 229 millones de dólares gastados por las empresas farmacéuticas y sus grupos de cabildeo ese año estuvieron por debajo del pico de 273 millones gastados en 2009, año en que el Congreso discutió la Ley de Cuidado de Salud Asequible (Affordable Care Act, llamada Obamacare).
Según los registros de la base de datos de cabildeo de MapLight, Fabricantes e Investigadores Farmacéuticos de EEUU (PhRMA, Pharmaceutical Research and Manufacturers of America) es el grupo lobbysta líder de las corporaciones del sector farmacéutico. Desde 2008, PhRMA ha gastado más de 163 millones de dólares en cabildeo, convirtiéndose en el quinto dispensador de dinero en lobby más grande de la nación, gastando más que lo presupuestado por contratistas del Pentágono, tan potentes como Boeing y Northrop Grumman, la industria del petróleo y gas (por ejemplo, ExxonMobil) y Koch Industries, entre otras. Pfizer está entre los 25 primeros dispensadores estadounidenses de dinero en lobby, gastando más de 101 millones de dólares desde 2008 y 9,4 millones de dólares sólo en 2015.
¿Qué esperan alcanzar con el cabildeo las grandes corporaciones farmacéuticas? Como escribió Ludwig, el “cabildeo permite que la Big Pharma se aproveche de la puerta giratoria de Washington e influencie directamente la legislación”. Específicamente, los expedientes archivados por las corporaciones farmacéuticas y sus grupos de lobby indicaron las preocupaciones superiores de la industria, incluyendo la política de patentes y de marcas registradas, el comercio internacional, la gestión de los seguros de enfermedad Medicare y Medicaid. Por ejemplo, el artículo de Ludwig describe cómo la industria farmacéutica intentó persuadir a la administración Obama de ejercer presión sobre la India para apretar sus leyes sobre medicamentos genéricos. Las leyes menos estrictas de patentes de la India permiten que algunos fabricantes hagan versiones genéricas de drogas usadas en países desarrollados para tratar HIV/AIDS y hepatitis C, socavando los monopolios creados por las leyes de patentes de EEUU que permiten a las empresas farmacéuticas explotar sus remedios hasta por veinte años antes que aparezcan las versiones genéricas de sus drogas, que conducirían a reducir los precios de mercado.
Los lobistas farmacéuticos también cabildean constantemente para prevenir que el seguro Medicare negocie los precios de las drogas. Durante sus campañas presidenciales 2016, Hillary Clinton y Bernie Sanders abogaron ambos porque el Medicare negocie los precios de los medicamentos. Un comunicado de prensa de PhRMA dijo dramáticamente que el plan propuesto por Clinton “retrocedería el reloj en la innovación médica y pararía el progreso contra las enfermedades que ansía la mayoría de los pacientes”.
Desde el informe de Ludwig, de septiembre de 2015, los expedientes actualizados publicados por el Centro para la Política Responsable indican que la campaña 2016 siguió el modelo de las últimas temporadas de elecciones. Al 16 de mayo de 2016, Pfizer había entregado 1,27 millones de dólares en contribuciones a la campaña 2015-2016 (con el 64 por ciento yendo a los candidatos republicanos), seguido por Amgen (más de 939.000 dólares, con el 60 por ciento para los republicanos) y Celgene (sobre 848.000 dólares, con casi el 90 por ciento para los republicanos o a los candidatos “conservadores”). Los Fabricantes e Investigadores Farmacéuticos de EEUU de América aportaron sobre 242.000 dólares a las donaciones de campaña, casi 75 por ciento para los candidatos republicanos.
Como en años anteriores, la inversión en cabildeo de la industria farmacéutica ha superado dramáticamente sus contribuciones a la campaña. De acuerdo con datos de la Oficina de Archivos Públicos del Senado, al 25 de abril de 2016 PhRMA había pasado más de 5,98 millones de dólares en el cabildeo de 2016, seguido por Pfizer (3,28 millones), Merck (3,26 millones) y Novartis (sobre 3,13 millones). Colectivamente, el producto farmacéutico y de salud que cabildeó en los primeros meses de 2016 (hasta el 25 de abril) sumó sobre 63,1 millones de dólares.
Como escribió Ludwig, la industria farmacéutica incluye a algunas de las compañías más rentables en el mundo y la industria tiene “un interés claro en mantener el status quo político”. Mientras los representantes de la industria aseguran al público que sus beneficios van a la investigación y desarrollo de nuevas drogas, un examen más cercano del gasto de la gran Pharma en contribuciones políticas y, especialmente, en cabildeo revela que gasta cientos de millones de dólares para influir políticas de gobierno de EEUU, políticas de atención sanitaria y de comercio internacional.
Aunque el coste de medicamentos de venta con receta haya sido un tema importante en la campaña electoral presidencial 2016, el seguimiento informativo corporativo falló en divulgar el grado en que la industria farmacéutica está enganchada al cabildeo político. Aparte de artículos publicados por CNN y US News & World Report, elaborados ambos con datos extraídos del Centro para la Política Responsable, las donaciones a la campaña de las corporaciones de medicamentos recibieron una limitada cobertura informativa. Citando también al Centro para la Política Responsable, un artículo de febrero de 2016 en New York Times mencionó brevemente la cantidad gastada en cabildeo por la industria farmacéutica. De esta manera, el tema parece haber sido perceptiblemente sub-difundido por los medios corporativos, a pesar de la abundante cobertura informativa de la campaña electoral 2016.
*Fuente: Mapocho Press.