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Etiopía: 44 personas han muerto de hambre en últimos 90 días

La situación es crítica en la región de Tigré, donde el Programa Mundial de Alimentos de Naciones Unidas debió suspender temporalmente el envío y suministro de alimentos y pertrechos porque ellos estaban siendo comercializados en el mercado local.

Luis Hernán Schwaner

  Viernes 30 de junio 2023 16:30 hrs. 
25 May 2021, Mai-Mekden village, Tigray region, Ethiopia - Farmers, wearing protective face masks, carrying seed bags received from FAO at a distribution center. The Food and Agriculture Organization (FAO) has launched an emergency programme to safeguard the agricultural livelihoods of communities affected by conflict in the Tigray region, Ethiopia.
25 May 2021, Mai-Mekden village, Tigray region, Ethiopia - Farmers, wearing protective face masks, carrying seed bags received from FAO at a distribution center. The Food and Agriculture Organization (FAO) has launched an emergency programme to safeguard the agricultural livelihoods of communities affected by conflict in the Tigray region, Ethiopia.

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Cada día que pasa empeoran las dramáticas circunstancias que se viven en los campamentos de desplazados internos de la región de Tigré, en el norte de Etiopía, donde 44 personas han perdido la vida por inanición tan sólo durante los últimos tres meses. De ellos, al menos 25 en el campamento de Samre, 40 kilómetros al norte de Mekele, la capital de Tigré.

Según Tadese Yilma, coordinador del campamento de desplazados de Tenbien, la situación allí está “fuera de control” y como consecuencia de ello, al menos otras 19 personas murieron por no tener qué comer durante los dos últimos meses. A ello se debe agregar que en este momento 670 niños están hospitalizados en estado crítico, con lo cual es altamente probable que el número de fallecidos pueda seguir aumentando. Además, en Tenbien hay alrededor de 5000 desplazados internos, “lo que ha empeorado el problema”, se lamentó.

Los desplazados del Tigré son personas que abandonaron sus hogares durante la intensa guerra que asoló esa región desde 2020 hasta el pasado mes de noviembre, cuando los rebeldes tigrinos y el Gobierno federal etíope firmaron un acuerdo de paz. Alrededor de 600.000 personas murieron durante la contienda, según datos de la Unión Africana (UA), y 2,5 millones se vieron obligadas a huir de sus casas, de acuerdo con la ONU.

Si bien el pacto de paz detuvo los combates, muchos desplazados aún no han regresado a sus hogares porque temen una reactivación de las hostilidades si se llega a romper el acuerdo de paz, pero además porque afirman que hay una presunta presencia de soldados de las vecinas Eritrea y la región de Amhara en esos territorios. Pero no sólo por ello, también por la enorme destrucción que dejó la guerra en sus comunidades.

“Hace meses que no recibimos una respuesta de las agencias humanitarias y del Gobierno federal de Etiopía”, dijo a la agencia española de noticias EFE el jefe de los servicios sanitarios del distrito tigrino de Samre, Goitom Gebre, responsable del campamento de desplazados internos con el mismo nombre. ¿Qué produjo la paralización en la entrega de alimentos y pertrechos médico-sanitarios?

El pasado 4 de mayo, el Programa Mundial de Alimentos (PMA) de la ONU, con sede en Roma, así como la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (UsAid) decidieron suspender temporalmente la distribución de comida en Tigré luego de que se dieran a conocer los informes sobre los desvío de ingentes cantidades de alimentos que estas entidades de socorro internacional entregaban para los refugiados, alimentos que terminaban finalmente siendo vendidos en el mercado local.

La agencia informativa The Associated Press (AP) fue la primera en reportar el robo masivo de ayuda alimentaria; luego, funcionarios que trabajan para agencias y organismos de ayuda humanitaria hicieron nuevos hallazgos del desvío de esta ayuda en todo el país que también era llevada a unidades militares y no sólo a los mercados. El hecho también fue constatado por diplomáticos que ofrecieron antecedentes al respecto. De hecho, éstos incluyeron denuncias sobre algunos altos funcionarios etíopes que estaban implicados ampliamente en el dolo. Funcionarios del UsAid estiman que éste podría ser el robo más grande de ayuda alimentaria del que se tenga registro  y podría ser que nunca se llegue a conocer la cantidad exacta de la ayuda humanitaria  robada.

Para la directora ejecutiva del PMA, Cindy McCain, “el desvío de alimentos es absolutamente inaceptable”. Aun así, aseguró, que la asistencia nutricional para niños, mujeres embarazadas y lactantes, los programas de comidas escolares y las actividades para desarrollar la resiliencia de los agricultores y pastores continuarán sin interrupciones. Si bien el Programa Mundial de Alimentos aseguró este mes que está trabajando “incansablemente” para “reanudar” sus operaciones “tan pronto como podamos garantizar que los alimentos lleguen a las personas que más lo necesitan”, la ayuda humanitaria aún no ha regresado a Tigré. El robo de ayuda alimentaria habría posibilitado que se alimentaran 134,000 personas sólo durante un mes en alguno de los  poblados del Tigré.

Pero nada sucederá mientras no se llegue a un acuerdo entre dichas entidades internacionales de ayuda humanitaria y el gobierno etíope para que éste  se retire de la recopilación de las listas de beneficiarios y del transporte, almacenaje y distribución de la ayuda humanitaria. En tanto, casi con seguridad, más personas continuarán muriendo de hambre.

Imagen de portada: fao.org
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