El periódico estadounidense New York Times publica este lunes el reportaje “Los voluntarios que vigilan las protestas en Chile”, donde se refieren a las denuncias de los observadores de Derechos Humanos sobre tortura durante las manifestaciones estudiantiles chilenas de las últimas semanas.
En el artículo, la vocera de los observadores nacionales, Marta Cisternas, indicó que los “cascos blancos”, como se les denomina en las marchas, han tenido la oportunidad de entrar a las comisarías cuando los estudiantes han sido arrestados para obtener su testimonio: “Estamos hablando de tortura: ellos acusaron que les metieron sus cabezas a la fuerza en tazas del baño, apuntaron con armas contra sus cabezas, que fueron golpeados hasta quedar inconscientes y que un oficial de policía se bajó los pantalones para mostrar sus genitales. Estos estudiantes fueron secuestrados en la práctica, detenidos en un autobús de la policía durante un máximo de ocho horas”, acusa.
“Algunos estudiantes han sufrido lesiones en la cabeza, narices rotas, convulsiones y problemas respiratorios, y otros han sido pisoteados por los agentes de policía a caballo. Según señalan los observadores, cada vez hay más detenidos que denuncian actos de humillación sexual por parte de la policía”, agrega Cisterna.
En este sentido, en el texto firmado por Pascale Bonnefoy, se destaca la labor que hacen estos voluntarios “de todas las edades y condiciones sociales, profesionales y trabajadores de cuello azul, estudiantes universitarios y jubilados, algunos hasta de 70 años, que ven su trabajo como crucial”, quienes aunque no pueden interferir, monitorean, graban y obtienen los testimonios de la represión que ocurre en las manifestaciones, además de ayudar a quienes se encuentran heridos.
“Se sienten más protegidos si estamos allí, a pesar de que hay límites de lo que podemos hacer”, sostiene Germán Chau, monitor de 66 años, quien asegura que ahora los organizadores de las movilizaciones llaman a los cascos de antemano para que estén presentes durante las jornadas de protesta.
Sin embargo, la publicación también denuncia que hasta los mismos observadores de DD.HH han comenzado a ser agredidos por la policía chilena: “Matías Sotelo, un estudiante de 23 años de la Cruz Roja fue detenido el 20 de junio mientras trataba de ayudar a un estudiante que sufrió un paro respiratorio durante una marcha. Sotelo dice que fue golpeado y empujado a un bus de la policía con una docente de manifestantes, que luego fueron mantenidos aislados por ocho horas”.
Por último, el medio consigna que Carabineros de Chile no quiso referirse a las denuncias de tortura y procedimientos irregulares que hicieron los observadores nacionales.
El periódico estadounidense New York Times publica este lunes el reportaje “Los voluntarios que vigilan las protestas en Chile”, donde se refieren a las denuncias de los observadores de Derechos Humanos sobre tortura durante las manifestaciones estudiantiles chilenas de las últimas semanas.
En el artículo, la vocera de los observadores nacionales, Marta Cisternas, indicó que los “cascos blancos”, como se les denomina en las marchas, han tenido la oportunidad de entrar a las comisarías cuando los estudiantes han sido arrestados para obtener su testimonio: “Estamos hablando de tortura: ellos acusaron que les metieron sus cabezas a la fuerza en tazas del baño, apuntaron con armas contra sus cabezas, que fueron golpeados hasta quedar inconscientes y que un oficial de policía se bajó los pantalones para mostrar sus genitales. Estos estudiantes fueron secuestrados en la práctica, detenidos en un autobús de la policía durante un máximo de ocho horas”, acusa.
“Algunos estudiantes han sufrido lesiones en la cabeza, narices rotas, convulsiones y problemas respiratorios, y otros han sido pisoteados por los agentes de policía a caballo. Según señalan los observadores, cada vez hay más detenidos que denuncian actos de humillación sexual por parte de la policía”, agrega Cisterna.
En este sentido, en el texto firmado por Pascale Bonnefoy, se destaca la labor que hacen estos voluntarios “de todas las edades y condiciones sociales, profesionales y trabajadores de cuello azul, estudiantes universitarios y jubilados, algunos hasta de 70 años, que ven su trabajo como crucial”, quienes aunque no pueden interferir, monitorean, graban y obtienen los testimonios de la represión que ocurre en las manifestaciones, además de ayudar a quienes se encuentran heridos.
“Se sienten más protegidos si estamos allí, a pesar de que hay límites de lo que podemos hacer”, sostiene Germán Chau, monitor de 66 años, quien asegura que ahora los organizadores de las movilizaciones llaman a los cascos de antemano para que estén presentes durante las jornadas de protesta.
Sin embargo, la publicación también denuncia que hasta los mismos observadores de DD.HH han comenzado a ser agredidos por la policía chilena: “Matías Sotelo, un estudiante de 23 años de la Cruz Roja fue detenido el 20 de junio mientras trataba de ayudar a un estudiante que sufrió un paro respiratorio durante una marcha. Sotelo dice que fue golpeado y empujado a un bus de la policía con una docente de manifestantes, que luego fueron mantenidos aislados por ocho horas”.
Por último, el medio consigna que Carabineros de Chile no quiso referirse a las denuncias de tortura y procedimientos irregulares que hicieron los observadores nacionales.
El periódico estadounidense New York Times publica este lunes el reportaje “Los voluntarios que vigilan las protestas en Chile”, donde se refieren a las denuncias de los observadores de Derechos Humanos sobre tortura durante las manifestaciones estudiantiles chilenas de las últimas semanas.
En el artículo, la vocera de los observadores nacionales, Marta Cisternas, indicó que los “cascos blancos”, como se les denomina en las marchas, han tenido la oportunidad de entrar a las comisarías cuando los estudiantes han sido arrestados para obtener su testimonio: “Estamos hablando de tortura: ellos acusaron que les metieron sus cabezas a la fuerza en tazas del baño, apuntaron con armas contra sus cabezas, que fueron golpeados hasta quedar inconscientes y que un oficial de policía se bajó los pantalones para mostrar sus genitales. Estos estudiantes fueron secuestrados en la práctica, detenidos en un autobús de la policía durante un máximo de ocho horas”, acusa.
“Algunos estudiantes han sufrido lesiones en la cabeza, narices rotas, convulsiones y problemas respiratorios, y otros han sido pisoteados por los agentes de policía a caballo. Según señalan los observadores, cada vez hay más detenidos que denuncian actos de humillación sexual por parte de la policía”, agrega Cisterna.
En este sentido, en el texto firmado por Pascale Bonnefoy, se destaca la labor que hacen estos voluntarios “de todas las edades y condiciones sociales, profesionales y trabajadores de cuello azul, estudiantes universitarios y jubilados, algunos hasta de 70 años, que ven su trabajo como crucial”, quienes aunque no pueden interferir, monitorean, graban y obtienen los testimonios de la represión que ocurre en las manifestaciones, además de ayudar a quienes se encuentran heridos.
“Se sienten más protegidos si estamos allí, a pesar de que hay límites de lo que podemos hacer”, sostiene Germán Chau, monitor de 66 años, quien asegura que ahora los organizadores de las movilizaciones llaman a los cascos de antemano para que estén presentes durante las jornadas de protesta.
Sin embargo, la publicación también denuncia que hasta los mismos observadores de DD.HH han comenzado a ser agredidos por la policía chilena: “Matías Sotelo, un estudiante de 23 años de la Cruz Roja fue detenido el 20 de junio mientras trataba de ayudar a un estudiante que sufrió un paro respiratorio durante una marcha. Sotelo dice que fue golpeado y empujado a un bus de la policía con una docente de manifestantes, que luego fueron mantenidos aislados por ocho horas”.
Por último, el medio consigna que Carabineros de Chile no quiso referirse a las denuncias de tortura y procedimientos irregulares que hicieron los observadores nacionales.
