Barack Obama visitará México y Costa Rica entre el 2 y el 4 de mayo, una fecha que coincide con la negociación de la reforma migratoria en el congreso de Estados Unidos, una ley que podría regularizar a 11 millones de indocumentados, la mayoría de ellos mexicanos.
Según Geoffrey Thale, especialista en Relaciones Internacionales del Washington Office for Latin American (Wola), la Casa Blanca busca ante todo enviar un gesto amistoso a la comunidad latina de Estados Unidos. “No hay que esperar grandes acuerdos de esta visita que sin embargo le llama la atención a la comunidad latina. Lo que muestra es que el presidente Obama empuja la reforma migratoria y que busca tener buenas relaciones con sus homólogos de la región”, dijo Thale a RFI.
Más allá de este objetivo interno, Barack Obama busca oficialmente reforzar los vínculos económicos con México y los siete países del Sistema de Integración Centroamericana (Sica). “Hemos pasado tanto tiempo (hablando) sobre temas de seguridad entre Estados Unidos y México que nos olvidamos a veces de que éste es un gran socio comercial que genera enormes volúmenes de comercio y de empleos en ambos lados de la frontera”, declaró el mandatario demócrata, en vísperas de su encuentro con Enrique Peña Nieto.
Dado que México ya es miembro del Tratado de Libreo Comercio con América del Norte (TLCAN), los mandatarios de México y Estados Unidos aprovecharán para avanzar en el tema de la alianza transpacífica, una iniciativa comercial impulsada por Obama, y que busca agrupar a los países de la región pacífica.
Si bien Washington busca dar prioridad a la agenda económica sobre los temas de seguridad, no podrá escapar al álgido tema de sus políticas antidrogas, esencialmente basadas en la prohibición y la represión. Barack Obama llega a una zona que además de ser una de las más violentas del mundo, es una vía de tránsito para el 90% de la cocaína que entra a Estados Unidos.
Prioridad para las ONGs: los Derechos Humanos
Varias ONGs del continente, Human Rights Watch, Amnistía Internacional México así como organizaciones feministas de América Central, exigieron medidas concretas para los derechos humanos como un mayor control del flujo de armas provenientes de Estados Unidos, así como el fin del apoyo “sin reservas a la lucha antidroga en México”.
“Es un hecho conocido que en América latina hay una insatisfacción con la estrategia que prioriza la prohibición del tema de la droga. El único país que lo anunció de forma explícita es Guatemala. De tal manera que si Washington persiste, los países centroamericanos encuentran que los recursos y la cooperación con Estados Unidos es insuficiente”, observa Adrián Bonilla, profesor de Relaciones Internacionales en la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO) en Costa Rica.
Por el momento, sin embargo, la Casa Blanca no prevé ningún giro en materia de lucha antinarcóticos. Sólo ajustes. Este año Barack Obama decidió dedicar 162 millones de dólares a la Iniciativa Regional para la seguridad Centroamericana, lo que corresponde a un aumento de 26 millones de dólares comparado con 2012.
En cambio, la ayuda a México, que incluye la Iniciativa Mérida, fue reducida para alcanzar los 200 millones de dólares. En febrero pasado, el Congreso de Estados Unidos advirtió que se recortaría un 15% esta ayuda si México no hace esfuerzos para poner fin a la impunidad y a las violaciones a los derechos humanos, endémicos en el país. Para evitar ese recorte, México y Estados Unidos firmaron un acuerdo para complementar la Iniciativa Mérida con el elemento de la prevención de delito y no solamente la represión.