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Presidente de Renovación Nacional

Carlos Larraín: “Las torturas me parecieron inaceptables y eso no tiene perdón”

En conversación con Juan Pablo Cárdenas, en la primera edición de Radioanálisis, el presidente de Renovación Nacional se refirió a la tramitación de la propuesta que se debate en el Congreso para reformar el sistema binominal y a la conmemoración de los 40 años del Golpe de Estado. "A mi lo que me mató fue el informe sobre las torturas, eso me pareció completamente inaceptable y no tiene perdón" aseguró el senador oficialista.

Diario Uchile

  Viernes 30 de agosto 2013 11:58 hrs. 
Conferencia Juan Antonio Coloma y Carlos Larrain

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Entrevistado por Juan Pablo Cárdenas, en la primera edición de Radioanálisis de Radio Universidad de Chile, el senador y presidente de Renovación Nacional, se refirió al proyecto acordado con un sector de la Concertación para reformar el sistema binominal y las dificultades que ha logrado su tramitación, sobre todo, por la postura que ha mostrado el Gobierno y la UDI.

Además, el parlamentario abordó la conmemoración de los 40 años del Golpe de Estado y de las repercusiones que tuvo en él, los informes conocidos sobre violaciones a los derechos humanos ocurridos durante la dictadura militar.

¿Es posible sacar adelante una reforma con los quórums calificados que se tienen, con la posición de la UDI, no tendría que haber un compromiso muy fuerte del Gobierno para emprenderla?

Eso tiene de bueno esta propuesta, su viabilidad, puede resultar, es muy indicativo que hayamos reunido la voluntad de partidos que van del Socialista hasta Renovación Nacional y eso lo ha aceptado el propio gobierno, que al principio reaccionó muy molesto y después se plegó, hasta el Presidente de la República en cadena nacional declaró que sí querían participar de una mejora el binominal. Ahora, esto no es un traje a la medida con 45 botoncitos cocidos a mano, eso es imposible, todos los sistemas electorales tienen defectos por aquí, defectos por allá… Días atrás participé en un foro universitario, entonces se habló que las Constituciones tienen defectos, pueden ser impugnables, la Constitución del 25 en Chile fue resuelta por un grupo de profesores y presentada para su ratificación, pero mira esto que es interesante, la Constitución del año 58 francesa fue sometida a plebiscito, a un referéndum, bueno, la Constitución de la Quinta República propuesta por el general De Gaulle perdió en la metrópoli, o sea De Gaulle fue derrotado, pero su propuesta ganó en los territorios de ultramar, todos los sistemas legislativos tienen fallas. Pero bueno, lo que se está proponiendo quita las mayores asperezas del sistema, le da una mayor apertura, más proporcionalidad. Permitirá que grupos más chicos intervengan, no todos, hay que cumplir un cierto requisito, un volumen mínimo y eso ha sido aceptado por una parte muy amplia del espectro político y hacen tener la cualidad de hacer viable este proyecto.

Esta fórmula es un arreglo que ustedes consideran viable, pero si tenemos la oportunidad de partir de cero, ¿no preferiría que se volviera a imponer el sistema proporcional, que le daba participación a todos los sectores?

Hay muchas añoranzas por el proporcional, yo creo que tuvo el defecto de atomizar excesivamente el panorama político y de crear pequeños bolsones de poder que actuaban como el factor decisivo. Yo recuerdo el caso del parlamentario Baltazar Castro, que pese a ser el único parlamentario de su partido, decidía todo, tanto que con tener un solo voto llegó a ser presidente, no sé si de la Cámara o del Senado, entonces, sí se puede estabilizar un poco el cuadro, mantener lo mejor que tiene el binominal, que es a mi juicio, el que las regiones tengan una sobre representación, Aysén tiene 100 mil habitantes y tiene dos senadores, eso no hay que dejarlo de lado.

Pero también en los 24 años de binominalismo han existido diputados o senadores díscolos que han determinado las elecciones, es decir, no es ninguna garantía el sistema binominal en ese sentido.

Ese es precisamente el argumento que más invoco, el sistema binominal sirvió un tiempo para los gobierno de la Concertación y hoy no está funcionando bien. Estamos entregados al voto decidor de una o dos personas que no se sabe de dónde vienen y tampoco para dónde van. Yo tengo el problema de que creo en los partidos políticos, en cambo cuando tienes todo un sistema parlamentario que depende de qué lado de la cámara se levanta Pedro, Juan o Diego un día determinado, ahí sí que estamos en un problema. Fíjate que nosotros andamos detrás de esto desde el año 2006 y fíjate los problemas que nos habríamos ahorrado si nos hubieran escuchado, pero lo tiraron a la basura, yo creo exactamente lo que señalas, el sistema binominal no está funcionando bien, no significa que sea la madre de todos los desastres, como dicen algunos, pero no está funcionando bien.

¿Usted está entonces plenamente confiado de que el gobierno le pondrá urgencia a este proyecto y que este acuerdo se podría ya adoptar antes de las próximas elecciones?

Yo creo que efectivamente el gobierno está matriculado con este proyecto. El ministro Larroulet comprometió el empeño del gobierno, además de otros aportes a la discusión que yo creo que son muy necesarios, como mejorar el financiamiento de los partidos, porque parecemos asilados mendigando y luego nos piden transparencia universal, así es que yo sí me atrevo a aventurar que el gobierno va a poner su peso detrás de este proyecto y pondrá las urgencias que sean necesarias.

Precisamente respecto del financiamiento de los partidos, usted comprenderá que es algo altamente impopular con los grados de repudio que tiene la actividad política en el país, como que también se eleve el número de parlamentarios.

El que los partidos políticos no sean la institución más querida a mí no me extraña, porque cuando uno se inscribe en un partido sacrifica un poco de autonomía, acepta una cierta disciplina, no muy alta, pero acepta un cierto grado de ordenamiento que viene de afuera, en tiempos en que todo es autonomía, “yo y yo y yo y mis circunstancias” y no quiero ser pesado, pero el problema al que estamos enfrentados es a estos egos desmesurados que están haciendo carreras individuales, los partidos políticos ayudan a que eso no ocurra, pero cuando se tienen las instituciones tamborileando en un “cacho”, según el caballero que sea, si amanece de buenas o malas ahí tenemos un problema, los partidos políticos ayudan a atenuar esas situaciones y creo que necesitan un apoyo adicional porque son una asociación voluntaria, si no hay asociaciones voluntarias todo pasa por el Estado y estoy seguro que eso tiene resonancias malas para todos.

Justamente por el sistema binominal es que los partidos se han desperfilado, han tenido que concordar en alianzas electorales fuertes para afrontar los compromisos eleccionarios, es evidente que los desencuentros que su partido ha tenido con la UDI, en tiempos normales, a lo mejor los tendrían separados y no concurriendo juntos a una elección parlamentaria y lo mismo pasa con la Concertación. ¿Podríamos pensar de que si se cambia el sistema, Renovación Nacional podría adquirir independencia y desprenderse de esta tensión permanente que tiene con la UDI?.

Yo, sobre todo, confío en que los partidos se perfilen mas, que puedan afirmar mejor lo que cada cual propone y lo que cada quien quisiera impulsar y eso se verá reflejado en los dos lados de la línea. La vecindad física entre la Democracia Cristiana y el Partido Comunista, es una cosa muy artificial, muy forzada y de pronto, nuestra relación con la UDI resulta un poco dura, hemos pasado por momentos malos. Yo apuesto sobre todo a que esta política, a dos bloques, se vea atenuada, esta línea recta que va de norte a sur debiese transformarse en una peineta, en un engranaje, en una formula variable, con reconfiguración de mayorías, un poco a la italiana, yo soy medio vasco, entonces tengo una cierta sospecha con el exceso de autoridad, prefiero un sistema un poquito menos eficaz y un poco más dialogante, mas negociado, pienso que si se ablandan las líneas, surgen otros movimientos y se perfilan mejor los partidos existentes -hay ocho partidos, no es tan poco- podríamos tener un sistema más suelto, esa es mi apuesta.

Si se aprobara esta reforma ¿no correspondería que los que resulten elegidos en diciembre próximo, se plantearan la opción de renunciar y dar paso a la elección de un nuevo Congreso Nacional, bajo un nuevo sistema más representativo?

Yo creo que eso es de rosca pasada. No, no podríamos pedirles eso, porque si hacemos esa advertencia votarían todos en contra.

Usted no puede decirlo, pero lo puedo decir yo, imagínese, vamos a elegir diputados y senadores algunos por ocho años y resulta que van a atornillarse en sus cargos cuando ya va a estar vigente un nuevo sistema, yo entiendo que no pueda advertirlo porque perdería bastante votos el proyecto.

Yo creo que no saldría y yo quiero que salga, pero además este proyecto impulsa la prohibición de reelección indefinida, que es una cosa útil. Po ahí me critican algunos que me dicen que “Carlos no, si se aprende mucho, no hay que perder la experiencia, se van a desalentar los que están en periodo terminal” y yo les digo, bueno, algunos que tienen el horizonte de elegirse indefinidamente, hoy día también flojean.

Y lo curioso es que José Miguel Insulza, que nunca ha sido elegido como parlamentario, este patrocinando que estos puedan ser elegidos hasta el infinito.

Yo no lo encuentro una buena idea, yo le dije a un amigo socialista, Fulvio Rossi, que no estaba convencido de esto, de buena fe por supuesto y le dije “mire Fulvio, aquí he pasado dos periodos, qué experiencia ni que ocho y cuartos, lo que se aprende son mañas, eso es lo que se aprende”. Mire la calidad de la legislación mejoraría si los equipos parlamentarios tuvieran un mejor apoyo profesional, eso es lo que nos está fallando.

40 años del Golpe de Estado

Senador lo llevo a un tema que no puedo soslayar, cuando estamos frente a una efeméride tan importante como los 40 años del Golpe de Estado. He leído declaraciones suyas en que usted dice que no tuvo nada que ver con el golpe, ni con la dictadura. ¿Por qué?, me llama la atención.

No fue un designio, ni una cosa pensada y decidida racionalmente, yo trabajé activamente en política entre el año 69 y el año 73 y después, me dediqué a trabajar, a tener chiquillos, a sacarlos adelante y bueno, no tuve que ver no más y punto. Vine a asomar la cabeza en política el año 96 como concejal en Las Condes, en fin, esa es mi respuesta.

¿Pero no tiene usted un juicio formado, por lo menos con el tema de los derechos humanos?, ¿hay algo que lo inhibió de formar parte del gobierno militar?

A mí me parece que yo, como abogado, debí haber estado doblemente atento al respeto de los derechos de las personas en las circunstancias de un gobierno de facto, los gobiernos de facto son más bien de facto, que de derecho y como abogado debí haber estado más bien “cachudo” al respecto. Pero también recordemos, que Chile era un país que había pasado por las de “quico y caco”, no había comida en Chile, no hablemos de pasta de dientes, porque eso era un lujo, no había comida, el país estaba arrinconado. Los que aparecían denunciado abusos en contra de las personas eran los que más los cometían en Rusia, Cuba, China, qué se yo, Cambodia, entonces uno podía desconfiar de muchos de los denunciantes, no todos, porque también había denuncias que venían de sectores respetables, y ¿quién más?, había en el espectro no marxista unanimidad en el apoyo al gobierno militar, incluyendo a la DC, entonces cuando se está en esa coyuntura uno no cree en todo. Cuando se viene saliendo de una enfermedad, uno no quiere pasar a ser levantador de pesas, primero se mejora, bueno, cosas psicológicas, miopía, egoísmo, lo que tú quieras.

Entonces podríamos concluir, que usted fue una persona que avaló o comprendió el golpe militar pero no las violaciones a los derechos humanos.

Yo creo que eso es exacto, a mí lo que me mató fue el informe sobre las torturas, eso me pareció completamente inaceptable y no tiene perdón. Ahora por favor, tampoco quiero aparecer como un cobardón, yo estuve de acuerdo con la intervención militar y la apoye, porque este país estaba de rodillas y estaba expuesto incluso a una invasión extranjera, y eso tampoco se puede olvidar, eso que en Chile los militares intervinieron, no porque amanecieron un día atravesados, sino porque el país se los pidió, porque tampoco es justo decir que todos los males están radicados en las personas que portaban uniforme en ese tiempo. Hubo mucho recurso de la fuerza por parte de la izquierda, o sea, las culpas están bien repartidas.

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