El Palacio Aldunate, construido en 1915 en plena intersección de Alameda con Ejército, fue casi completamente consumido por el incendio que se desató en su interior, en la madrugada del domingo pasado. El inmueble, cuyo primer piso era ocupado por distintos locales comerciales, solo conservó su fachada.
Luego de la emergencia, la alcaldesa de Santiago, Carolina Tohá, admitió que los grandes incendios “se han instalado en la cotidianidad” y mostró su preocupación por la exposición de vidas humanas y las pérdidas de fuentes laborales y patrimonio.
El municipio había calificado el inmueble como de “conservación histórica” en 2011, pero su interior se encontraba en completo abandono, con muchos de sus detalles deteriorados.
El presidente del Colegio de Arquitectos, Sebastián Gray, explicó que el Palacio Aldunate formaba parte de un conjunto de edificios construidos por familias adineradas a principios del siglo XX, de los cuales se conservan muy pocos en la actualidad: “Han ido desapareciendo en la medida que se ha ido modernizando la ciudad y, por lo tanto, son muy pocas las mansiones de este tipo que van quedando. Este palacio tenía una ubicación muy privilegiada y estaba muy bien hecho, con una arquitectura neoclásica francesa que estaba muy en boga en esa época, con unos interiores lujosísimos que, a pesar de las ruinas en las que estaba sumido este edificio por dentro, todavía conservaban su absoluto esplendor. Tal vez esa es la pena más grande: son edificios que, a pesar de su deterioro y abandono, están tan bien hechos y son tan valiosos que, con relativo poco esfuerzo, podrían volver a ser espléndidos”, dijo.
El incendio se suma a emergencias similares que han sufrido otros edificios de valor patrimonial, como el Palacio Íñiguez (Alameda con Dieciocho), el Mercado de Concepción y otros inmuebles en el Barrio Yungay y Valparaíso.
Esto ha despertado sospechas en organizaciones como la Asociación Chilena de Barrios y Zonas Patrimoniales, cuyo director, José Osorio, dijo que hay ciertos patrones que se repiten: “Son curiosos y bastante extraños incendios que, en general, ocurren los fines de semana, en casas esquina (que son las que tienen mayor plusvalía) y en inmuebles de alto valor patrimonial, que son destruidos y luego aparecen torres en altura y proyectos inmobiliarios que entregan una pista para decir ¿quién está detrás de esto?”
“No puedo decir con certeza que es tal o cual persona que representa a tal o cual empresa, pero los patrones que están detrás de esto es que son a propósito de la especulación del suelo y la prueba que tenemos es que, una vez que se producen estos incendios, aparecen proyectos inmobiliarios de alto valor”, añadió.
Pese a las suspicacias, nadie se atreve a afirmar con seguridad que los siniestros son provocados intencionalmente. En lo que sí existe consenso es en la necesidad de establecer políticas adecuadas para preservar edificios de valor patrimonial que se encuentran abandonados y en riesgo de sufrir incendios, derrumbes y otras situaciones.
El director del Instituto de la Vivienda de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad de Chile, Jorge Larenas, señaló que las actuales políticas “están fuertemente orientadas a la construcción de nuevas edificaciones y, en ese sentido, lo patrimonial muchas veces es visto como una condición que establece ciertas restricciones para el desarrollo urbano, que está muy vinculado al desarrollo inmobiliario. Entonces hay una carencia de políticas públicas en ese sentido y hay pocos incentivos”.
“Por otra parte, tenemos una normativa que permite establecer condiciones de protección para los edificios patrimoniales, pero que no siempre están asociadas a mecanismos de financiamiento que permitan la recuperación de esos edificios patrimoniales”, agregó.
Una nueva Ley de Patrimonio y condiciones para permitir la recuperación de los edificios, en conjunto con actores privados, son algunas de las medidas que proponen distintos especialistas, para evitar que se repitan tristes escenas como las del Palacio Aldunate en llamas.