El viernes último, Nicolás Maduro presentó los primeros dos decretos luego de promulgarse la Ley Habilitante, iniciando así un período de doce meses con libertad para dictar medidas con fuerza de ley ante emergencias que atraviesa el país.
El contexto económico obliga al presidente venezolano a tomar esta herramienta, usada en cuatro oportunidades por su antecesor, Hugo Chávez. La inflación en este país alcanzó el 54% al mes de octubre, la más alta en América Latina, sumado al desabastecimiento y otras medidas hacia el mercado financiero.
Sergio Rodríguez Gelfenstein, analista internacional y columnista de Radio Universidad de Chile, señala que este modelo económico se hereda de la dependencia del petróleo, lo que ha acostumbrado al país a una inflación sobre los dos dígitos, que ha sido extendida durante la última década.
“Una de las maldiciones del petróleo es una economía rentista, que no se soporta en la producción nacional. Eso lleva a una inflación estructural que no controló ni la derecha ni Chávez. Con la situación reciente, se desborda y tiene que ver con el modelo que profundizó esta dependencia de las importaciones, mientras que los recursos para importar escasean”, dijo.
Por su parte, Raúl Sohr advierte que la vigencia de la Ley Habilitante no contribuye a reactivar la economía interna, sino que por el contrario, permite una paralización del mercado: “Es altamente posible que algunos tengan temores que esto contribuya al deterioro económico. Es difícil pensar en una economía que funcione por decreto. Cuando se entra en ese camino, los actores toman resguardo, están alerta a los decretos, que serán negativos. Contribuye a una cierta paralización económica”.
En esta línea, Gilberto Aranda, académico del Instituto de Estudios Internacionales de la Universidad de Chile, indica que además de suprimir la actividad legislativa de la oposición, esta medida también puede influir en facciones del chavismo disconformes con Maduro.
Aranda indicó que “la oposición en el Congreso tendrá escasa presencia en el trámite legislativo, lo que exacerba la bipolarización, la que era más plausible bajo un liderazgo carismático como Chávez, pero es un arma de doble filo con un líder que enfrenta oposición al interior del chavismo”.
El escenario para Maduro es complejo, y las elecciones municipales del próximo 8 de diciembre se plantean como una prueba de fuego para su gobierno. El chavismo tendrá, en esa ocasión, una importante prueba electoral que pondrá a prueba su capacidad de sobreponerse a la muerte de su líder.
El viernes último, Nicolás Maduro presentó los primeros dos decretos luego de promulgarse la Ley Habilitante, iniciando así un período de doce meses con libertad para dictar medidas con fuerza de ley ante emergencias que atraviesa el país.
El contexto económico obliga al presidente venezolano a tomar esta herramienta, usada en cuatro oportunidades por su antecesor, Hugo Chávez. La inflación en este país alcanzó el 54% al mes de octubre, la más alta en América Latina, sumado al desabastecimiento y otras medidas hacia el mercado financiero.
Sergio Rodríguez Gelfenstein, analista internacional y columnista de Radio Universidad de Chile, señala que este modelo económico se hereda de la dependencia del petróleo, lo que ha acostumbrado al país a una inflación sobre los dos dígitos, que ha sido extendida durante la última década.
“Una de las maldiciones del petróleo es una economía rentista, que no se soporta en la producción nacional. Eso lleva a una inflación estructural que no controló ni la derecha ni Chávez. Con la situación reciente, se desborda y tiene que ver con el modelo que profundizó esta dependencia de las importaciones, mientras que los recursos para importar escasean”, dijo.
Por su parte, Raúl Sohr advierte que la vigencia de la Ley Habilitante no contribuye a reactivar la economía interna, sino que por el contrario, permite una paralización del mercado: “Es altamente posible que algunos tengan temores que esto contribuya al deterioro económico. Es difícil pensar en una economía que funcione por decreto. Cuando se entra en ese camino, los actores toman resguardo, están alerta a los decretos, que serán negativos. Contribuye a una cierta paralización económica”.
En esta línea, Gilberto Aranda, académico del Instituto de Estudios Internacionales de la Universidad de Chile, indica que además de suprimir la actividad legislativa de la oposición, esta medida también puede influir en facciones del chavismo disconformes con Maduro.
Aranda indicó que “la oposición en el Congreso tendrá escasa presencia en el trámite legislativo, lo que exacerba la bipolarización, la que era más plausible bajo un liderazgo carismático como Chávez, pero es un arma de doble filo con un líder que enfrenta oposición al interior del chavismo”.
El escenario para Maduro es complejo, y las elecciones municipales del próximo 8 de diciembre se plantean como una prueba de fuego para su gobierno. El chavismo tendrá, en esa ocasión, una importante prueba electoral que pondrá a prueba su capacidad de sobreponerse a la muerte de su líder.
El viernes último, Nicolás Maduro presentó los primeros dos decretos luego de promulgarse la Ley Habilitante, iniciando así un período de doce meses con libertad para dictar medidas con fuerza de ley ante emergencias que atraviesa el país.
El contexto económico obliga al presidente venezolano a tomar esta herramienta, usada en cuatro oportunidades por su antecesor, Hugo Chávez. La inflación en este país alcanzó el 54% al mes de octubre, la más alta en América Latina, sumado al desabastecimiento y otras medidas hacia el mercado financiero.
Sergio Rodríguez Gelfenstein, analista internacional y columnista de Radio Universidad de Chile, señala que este modelo económico se hereda de la dependencia del petróleo, lo que ha acostumbrado al país a una inflación sobre los dos dígitos, que ha sido extendida durante la última década.
“Una de las maldiciones del petróleo es una economía rentista, que no se soporta en la producción nacional. Eso lleva a una inflación estructural que no controló ni la derecha ni Chávez. Con la situación reciente, se desborda y tiene que ver con el modelo que profundizó esta dependencia de las importaciones, mientras que los recursos para importar escasean”, dijo.
Por su parte, Raúl Sohr advierte que la vigencia de la Ley Habilitante no contribuye a reactivar la economía interna, sino que por el contrario, permite una paralización del mercado: “Es altamente posible que algunos tengan temores que esto contribuya al deterioro económico. Es difícil pensar en una economía que funcione por decreto. Cuando se entra en ese camino, los actores toman resguardo, están alerta a los decretos, que serán negativos. Contribuye a una cierta paralización económica”.
En esta línea, Gilberto Aranda, académico del Instituto de Estudios Internacionales de la Universidad de Chile, indica que además de suprimir la actividad legislativa de la oposición, esta medida también puede influir en facciones del chavismo disconformes con Maduro.
Aranda indicó que “la oposición en el Congreso tendrá escasa presencia en el trámite legislativo, lo que exacerba la bipolarización, la que era más plausible bajo un liderazgo carismático como Chávez, pero es un arma de doble filo con un líder que enfrenta oposición al interior del chavismo”.
El escenario para Maduro es complejo, y las elecciones municipales del próximo 8 de diciembre se plantean como una prueba de fuego para su gobierno. El chavismo tendrá, en esa ocasión, una importante prueba electoral que pondrá a prueba su capacidad de sobreponerse a la muerte de su líder.
