Vladimir Putin ha desatado una guerra de nervios con una última provocación, sin que a estas horas se sepa si el presidente ruso ha tomado o no la decisión final de enviar al ejército ruso a Ucrania. En cualquier caso, Putin obtuvo este sábado el visto bueno del Senado después de que manifestara su deseo de enviar un número indeterminado de tropas “hasta que la situación política se estabilice” en Ucrania.
Para esa posible intervención militar, el Kremlin podría enviar tropas procedentes de Rusia o bien recurrir a los efectivos de su flota en el mar Negro, en particular las que estacionan en las bases rusas en Crimea, territorio ucraniano de mayoría rusoparlante. Es en esa península donde se concentra la tensión y donde el pulso entre Moscú y las autoridades rusas se palpa en las calles.
Hombres armados y ataviados con pasamontañas, en uniforme militar ruso pero sin símbolos que permitan identificarlos, circulan por las calles de Simferópol, la capital de Crimea, pero también en Sebastopol, la gran ciudad portuaria de la península y principal base de la flota rusa en el Mar Negro. Además, los milicianos pro-rusos controlan los principales ejes de carretera en Crimea, así como el aeropuerto internacional de Simferópol y varios aeródromos militares cerca de Sebastopol.
En Kiev, la capital ucraniana, algunos líderes de la revolución pro-europea llaman a la movilización general. Es el caso de Vitali Klitschko que llama al ejército ucraniano a parar la “agresión rusa”. Pero la presión no es obra únicamente de los milicianos que controlan Crimea. En varias ciudades del este de Ucrania decenas de miles de personas se manifestaron este sábado contra las nuevas autoridades de Kiev. En Kharkiv, segunda ciudad del país y uno de los principales focos rusoparlante, se registraron disturbios y heridos. La protesta se extendió también a Odessa, ciudad del sur de Ucrania que cuenta con una importante minoría rusa. Allí, a orillas del Mar Negro, se manifestaron varios miles de personas.
El nerviosismo y la preocupación dominan entre los dirigentes occidentales. El Consejo de Seguridad de la ONU ha convocado una reunión de urgencia este sábado y los cancilleres europeos examinaran el lunes la situación en un encuentro convocado en Bruselas.