“Al sur de La Alameda” relata la revolución pingüina en imágenes
El libro de Ediciones Ekaré Sur mezcla la literatura de Lola Larra, con las ilustraciones de Vicente Reinamontes, en un texto que vive la toma desde adentro.
Damaris Torres
Viernes 25 de abril 2014 2:08 hrs.
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“Desde mi ventana alcanzo a ver gran parte de la ciudad. Pero hace mucho que dejó de interesarme. Me entretengo mirando el colegio, aquí al lado. La rutina de siempre: A las ocho, el bullicio de la entrada; a las diez el estruendo del recreo; las horas tranquilas durante las clases; la salida impaciente a las tres. (…) Pero hace tres días todo cambió. Los adultos se fueron, comenzó la toma y los alumnos hicieron del colegio su cuartel”.
La publicación se centra en Nicolás, alumno de tercero medio que se suma, junto a otros 34 estudiantes, a la toma de su colegio particular en apoyo de las demandas por la gratuidad del pase escolar y PSU, y la desmunicipalización de la educación.
El protagonista es instado por su compañera Paula, la Francesa, a participar del incipiente movimiento que está surgiendo en aquel establecimiento ubicado al sur de La Alameda. Y sin darse cuenta, este seleccionado de fútbol del colegio vive los pormenores de una organización social que le permitirá conocer su propia historia familiar: Sus padres participaron de las marchas estudiantiles de los años ‘80, en las que solicitaban conocer el paradero de sus compañeros desaparecidos.
Lola Larra explica que “en el momento donde está situada la novela hay un personaje misterioso que desde la casa de al lado mira el colegio y esa es la historia que cuentan las ilustraciones. Aquel personaje tiene una vida que vamos descubriendo poco a poco y que tiene que ver con las protestas estudiantiles de los años ’80 contra la dictadura, por eso hablamos que se enraízan dos momentos históricos”.
El primero, se relata desde la vereda de los jóvenes; y el segundo, desde lo que observa una anciana, cuenta Reinamontes, quien añade que “las ilustraciones no son un complemento o un retrato de lo que se narra, sino que da a conocer el punto de vista de esta abuelita que mira al colegio con unos binoculares. Entonces las ilustraciones van aportando información independiente a lo que escribe el protagonista en su diario de vida”.
El trabajo de estos dos artistas comenzó el año 2012, luego que la editorial contactara a Reinamontes para ser parte del proyecto.
Vicente Reinamontes
En ese momento ambos autores comentaron sus experiencias respecto al tema que los unía, enterándose, por ejemplo, que Lola Larra participó de los eventos que se hacían a favor de los escolares por medio de las actuaciones de la compañía La Patogallina, y Reinamontes desde el colegio como secundario.
“Nosotros no organizamos tomas, pero sí hicimos colectas de comida, para así manifestar el compañerismo que surgió entre los alumnos, algo que fue increíble”, cuenta el diseñador.
Esta cercanía con los hechos, hizo que “retratáramos el movimiento desde la arista del colegio particular, no el emblemático, porque nos interesaba que el establecimiento estuviera al margen, o que fuera la primera vez que participaba de esos sucesos”, señala Lola. Y agrega que “literatura acerca de los líderes estudiantiles de esa época hay mucha, de este lado B, súper poca”.
“Al sur de La Alameda. Diario de una toma” es la primera novela ilustrada de Ediciones Ekaré Sur que está enfocada al público adolescente.
“Desde mi ventana alcanzo a ver gran parte de la ciudad. Pero hace mucho que dejó de interesarme. Me entretengo mirando el colegio, aquí al lado. La rutina de siempre: A las ocho, el bullicio de la entrada; a las diez el estruendo del recreo; las horas tranquilas durante las clases; la salida impaciente a las tres. (…) Pero hace tres días todo cambió. Los adultos se fueron, comenzó la toma y los alumnos hicieron del colegio su cuartel”.
La publicación se centra en Nicolás, alumno de tercero medio que se suma, junto a otros 34 estudiantes, a la toma de su colegio particular en apoyo de las demandas por la gratuidad del pase escolar y PSU, y la desmunicipalización de la educación.
El protagonista es instado por su compañera Paula, la Francesa, a participar del incipiente movimiento que está surgiendo en aquel establecimiento ubicado al sur de La Alameda. Y sin darse cuenta, este seleccionado de fútbol del colegio vive los pormenores de una organización social que le permitirá conocer su propia historia familiar: Sus padres participaron de las marchas estudiantiles de los años ‘80, en las que solicitaban conocer el paradero de sus compañeros desaparecidos.
Lola Larra explica que “en el momento donde está situada la novela hay un personaje misterioso que desde la casa de al lado mira el colegio y esa es la historia que cuentan las ilustraciones. Aquel personaje tiene una vida que vamos descubriendo poco a poco y que tiene que ver con las protestas estudiantiles de los años ’80 contra la dictadura, por eso hablamos que se enraízan dos momentos históricos”.
El primero, se relata desde la vereda de los jóvenes; y el segundo, desde lo que observa una anciana, cuenta Reinamontes, quien añade que “las ilustraciones no son un complemento o un retrato de lo que se narra, sino que da a conocer el punto de vista de esta abuelita que mira al colegio con unos binoculares. Entonces las ilustraciones van aportando información independiente a lo que escribe el protagonista en su diario de vida”.
El trabajo de estos dos artistas comenzó el año 2012, luego que la editorial contactara a Reinamontes para ser parte del proyecto.
Vicente Reinamontes
En ese momento ambos autores comentaron sus experiencias respecto al tema que los unía, enterándose, por ejemplo, que Lola Larra participó de los eventos que se hacían a favor de los escolares por medio de las actuaciones de la compañía La Patogallina, y Reinamontes desde el colegio como secundario.
“Nosotros no organizamos tomas, pero sí hicimos colectas de comida, para así manifestar el compañerismo que surgió entre los alumnos, algo que fue increíble”, cuenta el diseñador.
Esta cercanía con los hechos, hizo que “retratáramos el movimiento desde la arista del colegio particular, no el emblemático, porque nos interesaba que el establecimiento estuviera al margen, o que fuera la primera vez que participaba de esos sucesos”, señala Lola. Y agrega que “literatura acerca de los líderes estudiantiles de esa época hay mucha, de este lado B, súper poca”.
“Al sur de La Alameda. Diario de una toma” es la primera novela ilustrada de Ediciones Ekaré Sur que está enfocada al público adolescente.
“Desde mi ventana alcanzo a ver gran parte de la ciudad. Pero hace mucho que dejó de interesarme. Me entretengo mirando el colegio, aquí al lado. La rutina de siempre: A las ocho, el bullicio de la entrada; a las diez el estruendo del recreo; las horas tranquilas durante las clases; la salida impaciente a las tres. (…) Pero hace tres días todo cambió. Los adultos se fueron, comenzó la toma y los alumnos hicieron del colegio su cuartel”.
La publicación se centra en Nicolás, alumno de tercero medio que se suma, junto a otros 34 estudiantes, a la toma de su colegio particular en apoyo de las demandas por la gratuidad del pase escolar y PSU, y la desmunicipalización de la educación.
El protagonista es instado por su compañera Paula, la Francesa, a participar del incipiente movimiento que está surgiendo en aquel establecimiento ubicado al sur de La Alameda. Y sin darse cuenta, este seleccionado de fútbol del colegio vive los pormenores de una organización social que le permitirá conocer su propia historia familiar: Sus padres participaron de las marchas estudiantiles de los años ‘80, en las que solicitaban conocer el paradero de sus compañeros desaparecidos.
Lola Larra explica que “en el momento donde está situada la novela hay un personaje misterioso que desde la casa de al lado mira el colegio y esa es la historia que cuentan las ilustraciones. Aquel personaje tiene una vida que vamos descubriendo poco a poco y que tiene que ver con las protestas estudiantiles de los años ’80 contra la dictadura, por eso hablamos que se enraízan dos momentos históricos”.
El primero, se relata desde la vereda de los jóvenes; y el segundo, desde lo que observa una anciana, cuenta Reinamontes, quien añade que “las ilustraciones no son un complemento o un retrato de lo que se narra, sino que da a conocer el punto de vista de esta abuelita que mira al colegio con unos binoculares. Entonces las ilustraciones van aportando información independiente a lo que escribe el protagonista en su diario de vida”.
El trabajo de estos dos artistas comenzó el año 2012, luego que la editorial contactara a Reinamontes para ser parte del proyecto.
Vicente Reinamontes
En ese momento ambos autores comentaron sus experiencias respecto al tema que los unía, enterándose, por ejemplo, que Lola Larra participó de los eventos que se hacían a favor de los escolares por medio de las actuaciones de la compañía La Patogallina, y Reinamontes desde el colegio como secundario.
“Nosotros no organizamos tomas, pero sí hicimos colectas de comida, para así manifestar el compañerismo que surgió entre los alumnos, algo que fue increíble”, cuenta el diseñador.
Esta cercanía con los hechos, hizo que “retratáramos el movimiento desde la arista del colegio particular, no el emblemático, porque nos interesaba que el establecimiento estuviera al margen, o que fuera la primera vez que participaba de esos sucesos”, señala Lola. Y agrega que “literatura acerca de los líderes estudiantiles de esa época hay mucha, de este lado B, súper poca”.
“Al sur de La Alameda. Diario de una toma” es la primera novela ilustrada de Ediciones Ekaré Sur que está enfocada al público adolescente.
