Segregación urbana: “Hay que revertir el modelo de ciudades inequitativas”

Los modelos de desarrollo de las urbes en Chile han aumentado la desigualdad entre las personas. Por ello, los expertos proponen una mayor injerencia del Estado para enfrentar la falta de recursos que aqueja a los municipios más pobres, así como la proliferación de viviendas sociales en la periferia o en zonas de riesgo, factores que inciden negativamente en la calidad de vida y en la configuración de los barrios.

Los modelos de desarrollo de las urbes en Chile han aumentado la desigualdad entre las personas. Por ello, los expertos proponen una mayor injerencia del Estado para enfrentar la falta de recursos que aqueja a los municipios más pobres, así como la proliferación de viviendas sociales en la periferia o en zonas de riesgo, factores que inciden negativamente en la calidad de vida y en la configuración de los barrios.

El reciente estudio sobre Índice de Calidad de Vida Urbana (ICVU), presentado por la Cámara Chilena de la Construcción, constata una realidad que se repite en el tiempo.

Las comunas con mejor calidad de vida son aquellas con mayores ingresos per cápita, al contrario de aquellas más pobres, carentes de recursos y con municipios prácticamente quebrados.

Se trata de patrones de desigualdad que confirman que la estratificación y segregación dentro de las comunas incide directamente en la calidad de vida de sus habitantes.

Así lo confirma el arquitecto Iván Poduje, para quien se requiere un esfuerzo más agresivo que permita evitar que las viviendas sociales continúen concentrándose siempre en los mismos lugares, al mismo tiempo que acercarlas a las ciudades con mayores atributos, lo que permitiría incrementar la integración social.

A propósito de la reconstrucción por los terremotos de 2010 en el sur, del más reciente en el norte y del incendio en Valparaíso, propone identificar la viabilidad de los modelos.

“Uno de los factores que hay que erradicar es la posibilidad de entregar viviendas a las familias en zonas de riesgo para salir del apuro. Y si se hace eso, localizarlas lo más cerca posible de sus barrios de origen, y no llevarlas a comunas alejadas o sectores periféricos donde la segregación va a aumentar”, analiza.

Además, recalca que “para eso no bastan los subsidios. Debe haber exigencias en los planes reguladores para que incluyan cuotas de viviendas sociales. El Estado debe tener un stock de terrenos. Incluso, comprar terrenos en lugares estratégicos y en comunas más centrales y disponer de ellos para las familias más vulnerables”.

El Índice de Calidad de Vida Urbana considera indicadores relacionados con hogares, áreas verdes, salud, educación, trabajo y conectividad. En esta última entrega, incluyó 93 comunas con más de 50 mil habitantes.

En ese contexto, el arquitecto Ricardo Tapia, académico del Instituto de la Vivienda de la Universidad de Chile, plantea la necesidad de inyectar nuevos recursos, de manera gradual a las comunas más desfavorecidas, como una medida compensatoria en búsqueda de equidad, por ejemplo, a través de nuevas áreas verdes. Esto, como parte de un proceso de regeneración de tejido urbano deteriorado.

Para entender el origen de esa desigualdad, el académico se remonta varias décadas en la historia nacional. “Con la dictadura militar se instala una forma de ocupación de la ciudad y políticas que no fueron equitativas en cuanto a la calidad de vida para los habitantes, lo que favorecía fundamentalmente el accionar del mercado y del sector privado. La lógica de éstos es aprovechar las mejores plusvalías en cuanto a suelos urbanos, para instalar allí sus negocios y producir mayor rentabilidad”, explica.

Frente a ese escenario, afirma que “ya tenemos que empezar a revertir esta construcción de ciudades inequitativas”, agregando que “la política nacional de desarrollo urbano pretende avanzar en esa dirección”.

Quienes han experimentado el incremento de la segregación dentro de las ciudades son los damnificados del centro y sur del país, luego del maremoto de 2010.

Tusnelda Urra, vocera del Movimiento Nacional por la Reconstrucción Justa, lamenta que la instalación de las familias en la periferia, en vez de solucionar el problema ha significado un perjuicio, particularmente para aquellos que vivían en las costas, lo que se ha traducido en un mayor desequilibrio.

“Tenemos gente aislada en zonas de la periferia de Talca, Constitución y Biobío, totalmente abandonadas, porque si bien sus viviendas se reconstruyeron, ha sido solamente eso. Todo lo que conlleva la parte urbanística y la planificación de la ciudad en esos sectores aún no se realiza”, denuncia.

La propia dirigenta critica que “uno de los grandes problemas que plantean las autoridades del ministerio de Vivienda es la falta de suelos. Pero nosotros, con la experiencia de estos cuatro años, sabemos que hay suelos, pero están destinados para las inmobiliarias”.

Los expertos coinciden en que junto con construir mejores viviendas y ubicarlas en lugares centrales o con buenos accesos, se debe apuntar a la configuración de barrios que aseguren un buen funcionamiento, que considere la disponibilidad de servicios y áreas verdes, así como la conectividad de aquéllos con el resto de la ciudad.





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